Las ratas se apoderan otra vez de Nueva York

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NUEVA YORK.- Seamos sinceros. Siempre hubo ratas. Y siempre hubo ratas en Nueva York. The New York Times las llamó hace poco «la ballena blanca» de la ciudad. Pero ahora parece que hay más. Muchas más. Por todos lados.

Con un historial de 109 alcaldes a lo largo de la historia neoyorquina, las ratas vienen ganando por goleada: 108 a 0, según el Times. Y ahora le toca el turno a Bill de Blasio, quien en mayo les declaró la guerra.

Habrá duras batallas que librar en todos los lugares donde estos pequeños demonios viven felices: cloacas, parques, reservorios de agua, plazas de juegos y, obvio, el subte, donde el año pasado un roedor se trepó al interior de un vagón y desató un pandemónium.

Nadie garantiza resultados. Anoche un periodista del Daily News salió -telefóno en mano- a dar una vuelta por las calles de Nueva York, y se encontró con un festival de ratas por todas partes.

Sólo en la rueda de un Honda, asomando las cabecitas entre la llanta, contó tres roedores. A la nota la tituló así «SEE IT: Rats gone wild on New York City street, scurrying and frightening passersby» (MIRE: las ratas enloquecen en un calle de Nueva York, corriendo y asustando a la gente).

«Son unas pequeñas bastardas descaradas. No le tienen miedo a nada», dijo una vecina al  Daily News.

Por años se trató con y de todo: trampas, venenos, pero no hicieron nada. Y en la alcaldía ya llevan un tiempo convocando a sesiones de emergencia.

Y el alcalde actual está decidido a terminar con el problema. Según The New York Times, el presupuesto acordado el mes pasado para el plan anti-rata suma 2,9 millones de dólares. Y el alcalde De Blasio describió a los animalitos como «una de las instituciones de la ciudad de Nueva York que estamos felices de erradicar».

No es difícil hallarlas. Estan en las avenidas, adentro de los troncos de los árboles, en las cloacas y entre las plantas de los parques.

Un grupo de inspectores ya trabaja con los vecinos, buscando signos de la presencia de ratas: marcas en el pasto o restos de grasa que deja la lanolina presente en el pelo de los roedores. También se asignaron grupos según cada caso y por zonas.

Y desde varias agencias de la alcaldía se bajó el mensaje: «Piense como una rata».

“Son como nosotros», le dijo al Times Rick Simeone, director de control de plagas del Departamento de Salud de la ciudad. «No dan nada. Comen y se reproducen».

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