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Las ciudades del siglo XXI
Creo sinceramente que la película Elysium del director Neill Bromkamp es un retrato fehaciente de lo que serán las ciudades en un futuro no muy lejano. En el filme se presenta un planeta tierra totalmente destruido por la contaminación, la basura que corre a raudales, la ley de la selva entre las personas, en contraste con una super estación espacial habitada solo por ricos, dotada de todo confort y armonía con la naturaleza. Sin embargo, al ritmo que deambulan las ciudades de nuestro país, será cuestión de poco tiempo para que nos igualemos a la parte podrida de la película Elysium. Por lo que creemos llegado el momento de establecer protocolos y de establecer cambios en los parámetros citadinos que permitan la vida en mancomunidad dentro de los espacios urbanos. Pero indiscutiblemente que de continuar las actuales condiciones ningún centro urbano de nuestro país podrá desarrollarse y su ciudadanía lograr vivir sin preocupaciones y con sosiego. Los problemas son muchos y necesitan respuestas. Un ejemplo de males es el transporte público, que a pesar de que ha sido mejorado con la construcción del metro de Santo Domingo, es innegable que aún persisten grandes lastres que golpean a la población humilde que utiliza este medio para movilizarse. Para nadie es un secreto de que la vida de las personas en barriadas populares es un verdadero infierno, pues cuando no son los drink, colmadones, lupanares, discotecas, galleras, violencia, sicariato, etc., entonces son las bocinas de las iglesias evangélicas, los buhoneros que se toman las aceras para si, las motocicletas subidas en las aceras etc., molestias que se han convertido en el pan nuestro de cada día y que acaban con la necesaria paz que necesita la vecindad para reponer sus fuerzas en el descanso obligatorio. A pesar de que con la puesta en funcionamiento del sistema 911 que está siendo utilizado por la gente de forma correcta, todavía es necesario inculcar una cultura que haga ver a la ciudadanía que la vida en agrupación, como es la de las ciudades, requiere de conductas de tolerancia y respeto mutuo. Recoger la basura cada media hora no es suficiente, si no se crean juntas de vecinos que eduquen a los moradores del sector sobre los riesgos de la salud por el amontonamiento de los desperdicios. Es por eso que creemos que sin cambios profundos en estos entornos que establezcan nuevos códigos y nuevas directrices vamos directo al deterioro total del espacio urbano; con el discurrir del tiempo las ciudades serán zonas para la delincuencia, los anti valores, el empobrecimiento, el machismo, la transgresión de la ley y el orden, la destrucción de hábitat ecológico, etc. Hay que reconocer que la vida urbana tuvo su historia en nuestro país, y que fue desarrollándose hasta convertirse en lo que es hoy, fruto de un proceso dialéctico causado por variables económicas y sociales. La República Dominicana pasó de ser una sociedad predominantemente rural a preponderantemente urbana. La mayoría de los problemas del país han venido por ese “salto” que incrementó las zonas urbanas. Las políticas agropecuarias aplicadas después de la muerte del dictador Trujillo no lograron detener el éxodo campo-ciudad que en par de decenios sobredimensionó los problemas de las ciudades. Para el año 1935 solo el 18 por ciento de la población vivía en las áreas metropolitanas. Sin embargo, para el 1960 ya el 30 por ciento de la población estaba radicada en las zonas urbanas. Hoy día hay alrededor de 7 millones de personas residiendo en las ciudades. De aquí que no esperemos más tiempo en construir las urbes de este siglo en donde las personas sean el centro de su razón de ser, y cambiar desde ya estas zonas urbanas llenas de sombras e inequidades prohijadoras de conductas aberrantes, atropellando con su secuela la vida metropolitana.