La Ley Dominicana de la Música
En
la actualidad, se discute en la Cámara de Diputados el Proyecto de Ley que
protege, estimula, preserva e impulsa la difusión de la música Dominicana” (Ley
de Música), sometida por el Diputado y
artista Manuel Jiménez.
En
esta Ley se está proponiendo la creación del Instituto Dominicano de la Música,
una Productora Nacional de Música, la Procuraduría Para la Defensa de la Música
Dominicana y una regularización para la difusión de la música trasmitida por
las plantas de radio y televisión, la cuales “deberán de incluir no menos del
cincuenta por ciento de la misma, a la emisión obras de autores, compositores,
cantantes, intérpretes o agrupaciones dominicanas; el 40 por ciento de la
música que consideren conveniente, y el 10 por ciento a la emisión de la música
clásica, o música de raíz folklórica y de tradición oral, la que podrá ser
presentada, incluso en su integridad, en horarios particulares”.
Además,
incorporar al Instituto Dominicano de la Música el Departamento de la Música
Dominicana que opera en las instalaciones del Teatro Nacional y de igual manera
al Archivo de la Música.
Sin
dudas, esta es la propuesta más ambiciosa, más atrevida y más trascendente
sobre la intervención del Estado para la regularización y el apoyo a la música
dominicana en toda su historia, en defensa del interés nacional, de los músicos
y creadores en el país.
Va
a ser enfrentada y polemizada por los diversos intereses encontrados, los
propietarios de emisoras y los comerciantes de la música, los cuales incluso
han manipulado para que no se cumpla normativas vigentes como el contenido de
las programaciones de difusión en la radio y la televisión, así como la
exigencia para la contraparte de presentaciones de artistas extranjeros.
En su contenido en la mayor parte de las emisoras
han hecho de su programación una burla y una aberración, donde prevalece la basura comercializada y alienada en un burdo proceso de idiotización,
de espaladas a la calidad, el buen gusto, la identidad y la dominicanidad. Encontrar merengues en su programación
regular es un aborto.
La
Cámara de Diputados ha iniciado vistas públicas en busca de consenso de los
sectores envueltos. Así debe de ser,
esperando que estas vistas públicas no sean clandestinas, estén insertadas en
una dimensión democrática y sean acompañadas de un proceso de información de lo
que está ocurriendo a nivel de la opinión pública y del pueblo.
Creemos
que el documento original debe de ser divulgado ya que casi nadie lo
conoce. Debe de ser reproducido completo
en un periódico de circulación nacional y en un Brochoure para que sea conocido
y su aprobación debe de ser una conquista popular.
Esta
Ley debe de ser profundizada y discutida para perfeccionarla porque tiene que
ser pulida la propuesta original, ya que se repiten diversos artículos y otros
contienen errores imperdonables como por ejemplo, el artículo 37 dice que el
Departamento de Conservación de la Música Dominicana y el Archivo Nacional de
Música deben de ser integrados al “Instituto Nacional de Música” en vez de decir al “Instituto Dominicano de
la Música” o cuando en el artículo 12 en la integración de la Junta Directiva
habla del “Director de la Facultad de Artes de la UASD” al confundirlo con “el
Decano de la Facultad de Artes” de esta Universidad.
Tiene
contradicciones de fondo institucionales al referirse a su implementación por el Ministerio de Cultura y el Instituto
Dominicano de la Música. Tiene que ser
redefinida esta propuesta para su aprobación e su implementación porque incluso
tiene omisiones imperdonables como ignorar la existencia y el trabajo realizado
por el Museo de la Música y la no inclusión de Radiotelevisión Dominicana a
este proceso, el cual deberá ser parte fundamental del Instituto Dominicano de
la Música, para incluso convertirla en una “escuela” del arte y la
radiodifusión dominicana.
La
propuesta de la Ley de la Música es muy bien intencionada, valiosa, valiente,
pero debe de ser debatida por todos los sectores que tienen que ver con la dominicanidad,
la identidad y la música en el país.