La Ley de Naturalización

El Presidente Danilo Medina, está consultando sobre el proyecto de Ley de Naturalización que someterá al Congreso Nacional en los próximos días. Está basado en la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, TC, que presenta los requisitos para adquirir la nacionalidad dominicana. Varios sectores se han pronunciado en contra de esta sentencia, alegando que en la práctica desnacionalizan a miles de dominicanos descendientes de haitianos. Sin embargo, mientras el Presidente consulta líderes para ponderar bien la situación y que predomine lo justo y humano, algunos funcionarios, no dan señales de flexibilidad y radicalizan sus posiciones. “Ya hablamos en la Sentencia” “Esa no sale del país” “EU invade la soberanía”. Actitudes altaneras como estas, no ayudan al país y restan credibilidad a la sentencia. Soy ama de casa sin ningún liderazgo pero me permito darle al Presidente Medina, mi opinión al respecto. Mas bien reitero, lo que tras conocer la sentencia, le dije al TC el año pasado. Ellos sentenciaron que “los hijos de los extranjeros en transito y de los ilegales, nacidos en RD, no le corresponde la nacionalidad dominicana”. El fallo establece el procedimiento para obtenerla. A mi juicio, es un asunto muy delicado. No deben quitarle la nacionalidad a quienes la obtuvieron cuando bastaba haber nacido en el país o tener uno de los padres dominicanos. ¡Lo hecho por ley, hecho está!. Entiendo que cada nación tiene derecho a cambiar sus leyes pero en este caso, no debería ser retroactiva. Estamos hablando de seres humanos. Además de injusta, ocasionaría trastornos a su identidad, el obligarlos a cambiar de sistema. Lo que procede es que esta sentencia sea para el futuro. Por tanto, no hay nada que revisar desde el 1929 hasta la fecha, a no ser que sea para proceder a documentar con rapidez en base a ese criterio. Hasta el 2010 la nacionalidad era automática para los nacidos aquí. ¡Y deben mantenerlos como dominicanos!. Luego, la nueva constitución promulgada ese mismo año, estableció que la ciudadanía solo se garantiza para los nacidos aquí, siempre que al menos uno de los padres fuera dominicano o bien residente legal. Por tanto, los que nacieron cumpliendo esos requisitos, son dominicanos. Nada de cambios. Basados en esas leyes, muchos tienen su documentación y otros las gestionan. Eso es válido. No hay derecho a cambiar el status legal de un individuo por capricho o conveniencia del momento. Según la Constitución haitiana, los hijos de haitianos son haitianos donde nacen, pero los hijos de estos, no lo son. Es decir, si nacen aquí, no son haitianos ni dominicanos. Quedan apátridas. ¿Y entonces? ¿Qué deben hacer? Con urgencia debe definirse la situación de estos niños. Plantearla en los diálogos con el gobierno haitiano. Necesitamos un proyecto de ley juicioso, justo, confiable, definitivo, que abarque todas las posibilidades. Ponderarlo bien para no estar variándolo. Me complace que sea la misión del Presidente Medina. Debemos ayudarlo en ese sentido. Sin embargo, cualquier decisión del TC o proyecto gubernamental debe ser a partir de la fecha, no retroactiva. Por otro lado, el gobierno debe trabajar en un proyecto que establezca controles efectivos en la frontera o seguiremos “arando en el desierto” y ayudar al progreso de Haití en su territorio. No podemos hacernos cargo de esa nación ni abrirle las puertas de manera desordenada. Es desastroso. Cabe recordar que de nada vale tener excelentes leyes, si la aplicamos con timidez o con criterios políticos y mercantiles, en lugar de hacerlo pensando en la paz y bien común de ambas naciones. ¡Adelante, Presidente! Vamos a corregir lo que esta mal en la sentencia del TC.

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