Encadenamientos productivos: del siglo XXI a la época de las cavernas
Sin más dilación –y tomando en cuenta que el éxito en los negocios está en la confianza- tenemos que promover puntualmente y entrar a la fascinante era de los encadenamientos productivos, a los fines de que –indefectiblemente- todos los sectores productivos puedan experimentar la posibilidad de bajar costos, mejorar e incrementar la producción, y conquistar mercados locales e internacionales de manera ventajosas.
Para muchos en el mundo, trabajar en equipo constituye un signo de debilidad. ¡Cuán equivocados están! Lo cierto es que si no accedemos a cambiar por cuentas propias, la impostergable realidad de la globalización de la economía, entonces, se encargará de ello. Y perder el tiempo puedes ser demasiado tarde.
“En la época de las cavernas –sostiene David Fischman en su obra “El Camino del Líder”– la única forma de subsistir al asecho de las bestias salvajes era trabajando en equipo.” En la actualidad, en el mundo empresarial, “las bestias de la globalización rondan los mercados…” Y para sobrevivir en ella, inequívocamente, tenemos que volver a “nuestros orígenes, formando equipos,” reflexiona.
En efecto, a los fines de incrementar la competitividad de los sectores productivos nacionales, mejorar sustancialmente los niveles de vida de la población y reducir el alto índice de desempleo, la República Dominicana en su conjunto, debe volcarse y enfocarse cuanto antes a fomentar una activa política de asociatividad empresarial, mediante la conformación, en todo el ámbito nacional, de clústeres, grupos de eficiencias colectivas, cooperativas y encadenamientos entre sectores y centros de manufactura y servicios de una misma actividad.
El Presidente de la República lanzó la voz de alerta desde mucho antes de asumir el Poder y lo ha impulsado desde su superior Despacho. Los resultados de las Visitas Sorpresas, sobre todo en lo concerniente al apoyo a sectores productivos, son un vivo ejemplo de ello. Lo primero que el jefe de Estado aconseja y condiciona a los productores es que tienen que organizarse para poder recibir la mano amiga del gobierno y ser realmente competitivos.
Y está cien por ciento en el camino correcto.
Los clústeres garantizan la internalización de las empresas, el acceso de los productos y servicios a nuevos mercados, la reducción de costos, la comercialización en general y el incremento sustancial de las exportaciones.
Consciente de esa realidad, el Presidente Medina –insistimos- ha estado impulsando los encadenamientos y la posibilidad de que América Latina y nuestra nación, en especial, adoptemos una cultura de asociatividad a los fines de que seamos más competitivos. En ese tenor se pronunció en Costa Rica, en el marco de la III Cumbre de Jefe de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde abogó porque sean aprovechadas las posibilidades que ofrece el encadenamiento de los sectores productivos para crecer y ser más competitivo.
De igual manera, se refirió al tópico en Puerto Rico, durante el proceso de la firma de 11 acuerdos bilaterales con el gobernador local, dentro de los cuales uno de ellos se refiere a identificar posibles encadenamientos productivos entre industrias puertorriqueñas y dominicanas.
Aunque muchísimas naciones del mundo, empresas manufactureras, comerciales y de servicios de diversas índoles hace tiempo que vienen practicando e impulsando, con evidentes éxitos, el asociacionismo, hoy más que nunca este mecanismo constituye una extraordinaria estrategia, una oportunidad, para fomentar y asegurar la competitividad de los negocios y el desarrollo sostenido de los pueblos.
Ineludiblemente, además de la globalización, la tecnología y el conocimiento, también estamos en la era de la asociatividad empresarial, por lo tanto, es inocultable que hoy en día –en el período de las economías abiertas- fomentar los encadenamientos productivos se ha convertido en una gran necesidad, que debemos asimilar y poner en práctica para avanzar y no sucumbir.
Todos sabemos que la humanidad está inmersa en la promoción al máximo de iniciativas empresariales novedosas y que la República Dominicana se afana por implementar una política de competitividad sistémica, con un enfoque meso económico, que fomente el desarrollo de clústeres en todo el país, la creación de un modelo organizacional para impulsar los centros empresariales de articulación productiva y el diseño de un programa nacional de proveedores industriales.
En efecto, se impone como reto, la implementación de un programa masivo de clusterización a nivel nacional, en especial de la creación de los centros de acopio y las primeras redes de proveedores. Para ello, los ministerios de Economía, Planificación y Desarrollo, Industria y Comercio y el de Agricultura, junto al sector privado e instituciones como ProIndustria, Promipyme y el CNC deben crear ya un Banco de Consultores Especializados en el tema de la asociatividad a los fines de “sembrar” de grupos asociativos el territorio nacional.
Es ineludible e impostergable junto al Banco de Consultores en tema de Asociatividad, la creación -a corto plazo- de cuatro Centros Piloto de Acopio (Red de Proveedores a las Pymes manufacturera) en el Este, el Sur, el Norte y en Santo Domingo, donde unidades productivas de diversas áreas tengan la oportunidad de hacer, almacenar y distribuirse compras conjuntas de materias primas y hasta de equipos y maquinarias.
Dentro de esa corriente han de estar como un solo hombre el gobierno, el sector privado, y las academias, y es un mandato ineludible del Plan Nacional de Competitividad Sistémica (PNCS) 2007, de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) 2012 y del 2do Congreso de la Industria dominicana 2012.
Como podemos ver ante el arduo proceso de apertura de mercado y la firma de varios acuerdos comerciales impulsados por la nación desde finales de la década de los noventa- el país debe abocarse ahora, sin ninguna dilación, a replicar exitosos modelos internacionales de Articulación y Encadenamientos Productivos, clústeres, Distritos y Parques Industriales, como los que existen, por ejemplo, en Italia, especialmente en los sectores muebles, calzado, vinícola, joyería, autos y metalmecánica.
En Tiruppur, la India, donde las Micro, pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) aglutinadas en clúster y en Distritos y Parques Industriales producen el 95% de las medias del país, el 85% de las maquinas de coser y el 60% de las bicicletas.
Así mismo, el Grupo de Agra, también en la India, que concentra en un Distrito Industrial 500 MIPYMES del sector calzado y pieles.
En Pakistán, donde las MIPYMES conglomeradas en Clústeres y Parques Industriales manufacturan el 50% de los artículos deportivos que exporta el país y una gran cantidad de maquinas agrícolas y productos de acero inoxidable.
En Guadalajara México, donde existe un clúster de PYME de calzado en capacidad de fabricar hasta dos tercios de la producción nacional de calzado.
En Ciudad Trujillo, Perú, donde opera un Parque Industrial del sector calzado con altísimos niveles de productividad y calidad.
En el Valle de Sinus, en Brasil, donde en un Distrito Industrial convergen unas 398 MIPYMES del área del calzado que fabrican una impresionante cantidad de zapatos para el mercado local y de Estados Unidos.
Otro caso excelente o ejemplo a seguir en materia de clusterización lo tenemos en el país Vasco, en España, donde los sectores público y privado han fomentado una política de clúster que ha redundado en un evidente crecimiento y desarrollo económico, hasta el punto de que el mismo ha pasado en los últimos 6 años del puesto octavo al tercero en el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en comparación con los 27 países de Europa.
Allí es famoso el proyecto Hiriko, el cual consiste en la innovadora producción y distribución para todo el mundo de un vehículo eléctrico desarrollado por un consorcio de empresas vascas que participan como co-fabricantes.
Ante la realidad actual de economías abiertas, de globalización de los mercados, que nos ha hecho volver a la época de las cavernas –como dice David Fischman- es preciso que marchemos en equipos, ya que (como afirma Robin S. Sharma) “…si trabajamos juntos, en un estado de cooperación y armonía, el mundo será un lugar mejor para estar en el.”
Y no olvidemos el sabio consejo de Woodrow Wilson, cuando señala: “No estás aquí para ganarte la vida. Estás aquí para ayudar a que el mundo viva de manera más amplia, con una visión mayor, con mejor espíritu y esperanza de logro. Estas aquí para enriquecer el mundo y te empobreces si olvidas esa dirección.”
Manos a la obra y sigamos pa’ lante.