Emilio Mena Castro

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Emilio Mena Castro.

 

 

Por  MARISELA JÁQUEZ-GUTIÉRREZ

 

 

Por la distancia no pude saber lo que estaba pasando, no pude estar allí durante esos años en que pasó por el proceso, nadie me dijo… de haber sabido le habría acompañado con una oración, un texto, una llamada personal…

Aunque hace más de un año lo llamé para una orientación sobre el hospital Robert Reid Cabral que él dirigió y donde nos formamos como pediatras, al terminar como siempre le di el mensaje: busca de Dios, y me contestó “eso estoy haciendo”, “qué bueno” le dije, pero no me compartió por lo que estaba pasando.

 

Acepto que Dios así lo tenía dispuesto. Él en Su soberanía es la que mueve los hilos de nuestras vidas.

Conocí al Dr. Mena cuando hacíamos la residencia de Pediatría en el Hospital Robert Reíd Cabral. Ahí comenzó una amistad alrededor de lo profesional, que duraría a través del tiempo. Así fue como hicimos un trabajo de investigación juntos. Común acuerdo en los principios profesionales, en lo que convenía para el hospital y los pacientes, en actuar con criterios de ética profesional.

Él fue un ejemplo de servicio al paciente con criterios científicos claros y conocimiento siempre actualizados.

El Dr. Mena mostraba más que todo una actitud de servicio y disponibilidad para escuchar cuando se le requería. Su opinión era valorada y apreciada por mí. En un viaje a RD pude con mi esposo, y Amara, su esposa, una vez más y esta vez en su hogar, compartir la amistad, pero, aunque estuviéramos fuera del ámbito profesional este tema era obligado.

Caí en cuenta al paso de los años, que tenía rasgos en su personalidad que me recordaban a mi padre y se lo dejé saber y lo recibió con agrado.

Sé que muchos lo amaron, pues su forma tranquila, reservada y abierta a escuchar traía paz. Al compartir con mi esposo este artículo, él me señala que no solo era lo que he descrito, sino que también era sensible, cálido, sincero, socialmente dispuesto a ayudar a los humildes.

Su entrenamiento en México en Nefrología haría que a su regreso pusiera al servicio del hospital sus nuevos conocimientos, fue así como esas cualidades profesionales y personales encontraron eco al crear el primer servicio de Nefrología para niños y adolescentes del país. El Dr.

Mena fue un inquieto estudioso e investigador lo cual permitió que de manera precoz en su carrera de Nefrología escribiera el primer y único libro de Nefrología escrito en el país.

Aunque no tengo la estadística es muy probable que en pocos países de Latinoamérica haya quienes tuvieran la inspiración y generosidad de tiempo y esfuerzo de escribir una obra así. Un libro muy completo el cual fue hecho por amor a la ciencia y no al dinero, ya que éste no justificaría su creación.

El Dr. Mena además se proyectó nacional e internacionalmente, en el campo de la enseñanza e investigación, demostrando a través de publicaciones médicas diversas y participación como expositor en otros países de LA.

El Dr. Mena era generoso al honrar a otros y reconocer el esfuerzo y el mérito. Fue por eso que, en el 2007, siendo director del Hospital Infantil Robert Reíd Cabral, no escatimó en hacernos recipiente de una placa reconociendo la labor realizada en la fundación de la Unidad de Genética Médica y del Patronato de las Enfermedades Congénitas y Hereditarias.

Aquí la conservo en mi oficina en Miami como una grata memoria de ese tiempo en nuestro querido hospital.

Es el tiempo de reconocer los méritos, el esfuerzo y la entrega del doc tor Emilio Mena Castro y nombrar la unidad de Nefrología del Hospital Infantil Robert Reid Cabral, u otro servicio médico relacionado a la Pediatría, o a esa subespecialidad, con su nombre en memoria de lo que hizo con un corazón centrado en mejorar la calidad de la Pediatría y de los servicios de la salud en la República Dominicana.

JPM

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