El PLD ya agotó su misión histórica
POR INOCENCIO GARCIA JAVIER
“Bosch pensó el pueblo mientras otros intelectuales pensaron a Trujlllo. Su lectura posibilita plantearse en forma total la encrucijada de aquella época y del porvenir del pueblo dominicano”, dice Manuel Matos Moquete en su obra “La dominicanidad indignada en los cuentos de Juan Bosch” (pág. 29).
El drama actual de la nación Dominicana es que cercano a completarse la segunda década del siglo XXI, “[…] Hay lecturas miopes y lecturas visionarias. Las miopes se han impuesto en el país […]” (ibídem, pág. 32). Y esa miopía, agrego, se ha instalado en la política y en la comunicación para un mayor hundimiento cultural del pueblo dominicano.
Cuando se estudia toda la prolífica producción literaria, psico-sociológica, histórica, politológica, en fin, de centralidad humanística, el hilo conductor que atraviesa esa obra monumental sobre el conocimiento de ‘lo dominicano’ es el pueblo dominicano. Lo reinvindica siempre con una conciencia crítica y una honestidad intelectual incontrovertible en cada una de ellas, situándolo en un lugar singular en la historia del continente americano.
Hay en su obra una continuidad transicional desde lo literario, (en el sentido artístico-estético), -y siempre a partir y en torno al sujeto pueblo dominicano-, hacia el conocimiento de la realidad social, -diríamos más “concreta”-, desde lo sociológico y politológico, sin nunca abandonar la estética de la propuesta político-estratégica del sujeto a reinvindicar, es decir, elevarlo de sujeto biológico a su condición humano-pensante.
Esto es, en el conocimiento de la realidad socio-política transformada en acción desde el partido político. Y para ello renuncia a la presidencia y membresía PRD en noviembre de 1973 para fundar el Partido de la Liberación Dominicana como expresión política organizada negadora de aquél.
¿Cuáles eran, entonces, esas características antitéticas negadoras entre uno y otro partido para Bosch tomar la radical decisión de salir del PRD? Partido de cuadros políticos versus partido de masas; de organismos contra uno basado en cabeza de grupos; de líderes defendiendo los intereses del pueblo dominicano distinto a “…líderes y dirigentes […] defendiendo ideas propias de los grupos dominantes y explotadores …”; disciplinado, racional y solidario entre compañeros en contraposición a un partido indisciplinado, “… de masas que actuaban emocionalmente, un típico partido populista, al estilo del peronismo…” e insolidario (Bosch, 26: 1983).
En fin, de líderes y dirigentes permaneciendo fiel a los principios, valores, objetivos y metas contenidos en el libro “El partido, concepción, organización y desarrollo”, de Juan Bosch, en su primera edición de 1983.
Pero resulta, que muy bien temprano, ya en la crisis electoral de 1990 los actuales propietarios del PLD empezaron a pergeñar el tránsito maligno de partido político de cuadros políticamente cultos al actual borreguismo político, cuya expresión más dramática y penosa es la concreción de la metáfora sobre la renuncia a las ideas propias, al ‘Ser y al Deber Ser’, y al ‘Yo’, contenida en el paradigmático cuento de Juan Bosch “La mancha indeleble”, y cuyos momentos cúlmines fueron las reuniones extraordinarias de convocatorias de dirigentes nacionales y del comité político de ese partido, del lunes 21 y jueves 24 de octubre del corriente, respectivamente.
La crisis del 15 de marzo de 1991 con la renuncia del líder del partido Juan Bosch a su membresía en el PLD, denunciando en ese momento a la Pequeña Burguesía trepadora que se había enquistado fuertemente en ese partido, representó el inicio del irreversible y acelerado abandono de los principios y valores fundacionales, hecho histórico que fue consecuencia inmediata de la crisis electoral de 1990.
El 13 de abril de 1977, el profesor Juan Bosch escribió el artículo “El segundo paso”, en Vanguardia del Pueblo, y en el segundo párrafo escribió esta noción del poder que establece claramente la línea divisoria entre la construcción de una Democracia Liberal y la Plutocracia que vivimos hoy: “Nosotros creemos que el poder es el comando de la sociedad para organizarla en beneficio del pueblo dominicano, y para la casi totalidad de los líderes no peledeístas es el comando de la economía` para usarla en su provecho; es el comando de la sociedad para montarse sobre el pueblo y servirles a las minorías privilegiadas”.
A pesar de que creo firmemente que los gobiernos del PLD han hecho avanzar el país en los últimos veinte años en la dimensión del crecimiento, la extrema colusión gobierno-partido degradó a éste último dañando, a su vez, el ejercicio de aquél, al punto, como dijo Bosch de que “… un partido puede ser una calamidad para un país…” (cursivas, igj, ibídem, pág. 26).
Y, lamentable y penosamente, el PLD ya representa una calamidad para el país, cuya realidad más patética lo representa el “Primer matadero automatizado del siglo XXI” como lo han sido las “Elecciones Primarias Abiertas del PLD” del 6 de octubre de este año, caracterización hecha por el Presidente Leonel Fernández en su histórico discurso de renuncia como presidente y miembro del PLD, el domingo 20 de octubre en curso.
Al igual que el PRD en 1973, en este año 2019 se cerró un largo proceso de involución y creciente degradación, y por ello el PLD ya agotó su misión histórica en República Dominicana.
JPM