El Ébola: sugerencias a la Ministra de Salud Pública

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A pesar de que hemos expresado en diferentes medios de comunicación que es remota la probabilidad de que el virus del Ébola penetre al país, creemos necesario hacer algunas puntualizaciones. Ante la presencia de casos importados y aislados en Noruega, Reino Unido, Francia, Alemania y España en Europa, además del caso llegado a los Estados Unidos de Norteamérica, en que falló el protocolo de vigilancia, y el cuidado de la protección personal de profesionales de la salud – a la fecha de escribir este artículo, dos enfermeras que se han contagiado con el virus – vamos a sugerirle a la buena amiga y colega recién nombrada Ministra de Salud, Altagracia Guzmán Marcelino, cariñosamente Taty, algunas medidas que podrían ser de utilidad ante un eventual caso de ébola en el país. El recién pasado Ministro de Salud Dr. Fredy Hidalgo había conformado el equipo de acción inmediata que actuaría en caso de entrar al país una persona con sospecha de ébola. Nuestras sugerencias para el reforzamiento a ese equipo contemplaría los siguientes lineamientos: Primero. Recomendar desde el Ministerio de Salud a todo el personal de salud que atienda a una persona con fiebre, malestar general y otros signos y síntomas comunes a varias enfermedades, preguntarle si ha viajado recientemente a un país de África occidental o ha estado en contacto con alguien que haya viajado a unos de esos países. Esto evitaría que una persona con sospecha de ébola penetre al país y no nos demos cuenta. Segundo. Anunciar, a través de los medios de comunicación y redes sociales, los números de teléfonos que los profesionales de salud deben llamar ante una sospecha de esta enfermedad. Esto sería más directo y prudente que llamar al 9-1-1. Tercero. Hacer simulacros de operativos de transportar donde quiera que se encuentre la persona con sospecha de ébola, para observar el nivel de destrezas – aciertos y desaciertos – del personal seleccionado para manejar estos casos. Cuarto. Invitar a periodistas y comunicadores a observar los simulacros a fin de darlos a conocer y ofrecer, de esa manera, confianza y tranquilidad a la población. Quinto. Debe anunciarse por los medios de comunicación masiva la política de que solamente “El Laboratorio Nacional” será la única institución que manejará las muestras de la supuesta persona infectada. Sexto. Dar a conocer los profesionales que integrarán el equipo que manejará, si así sucediera, la persona sospechosa o infectada. Es decir, los choferes de la ambulancia, camilleros, epidemiólogos, médicos intensivistas, enfermeras, bioanalistas, personal de limpieza, recogedores de basura, recogedores del material a lavar y esterilizar, lavanderas y otros. Séptimo. Establecer las responsabilidades de cada quien y comunicarlas al público. Octavo. Confeccionar una lista de voluntarios que donarían sangre de todos los tipos y Rh, especificar dónde acudir con la dirección correcta. Esto último es importante pues parece que las transfusiones sanguíneas son efectivas, ya que aún no existe tratamiento alguno comprobado. Estas recomendaciones revisten importancia porque hemos escuchado y leído, a través de las noticias, que ha surgido una segunda enfermera tratante contagiada por el virus. Y si esto ha ocurrido en los Estados Unidos, donde no hay escasez de equipos y los profesionales de la salud respetan las reglas, debemos redoblar el entrenamiento con la finalidad de que nuestro personal siga al pie de la letra los protocolos. Lo alentador es el ensayo clínico de dos vacunas contra el ébola con resultados de 100% en monos. Faltan las fases I, II y III, aunque para su disponibilidad, en caso de éxitos, pasarán unos años.

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