El Coronavirus: ¿qué es?
Me parece extraño la cantidad exagerada de conocimientos que se ha divulgado sobre ésta situación. Mi nieto Abel, en su ignorancia dice “todavía no ha pasado la enfermedad”. Otros dicen que “es un virus”, mientras que otros declaran que es un conjunto de virus, que forman una corona. Unos afirman que fue un invento del hombre; otros que surgió de comer carne de ciertos animales y; otros que es una plaga mandada por Dios. Asimismo, unos dicen que ciertos medicamentos lo curan, y otros dicen que no hay medicamentos que lo curen.
Lo que si es cierto, es que todos tenemos por delante las posibilidades de contagiarnos o no. En gran medida depende de cada uno, pero también de los demás. La vida y la muerte están en juego, y no depende sólo de usted, sino también de los demás. Pero algunos dicen que también depende de Dios.
Esta trilogía debe hacernos reflexionar, pues el asunto es de comportamientos. Existen unas leyes naturales y reveladas que sirven para que esta trilogía esté en perfecta comunión. El Coronavirus, ha descubierto aún más este conflicto: Dios- hombre; hombre- hombre.
He escuchado a muchos repetir que saldremos siendo mejores personas de esta situación, es un hermoso deseo, pero no es verdad. Basta con chequear, el comportamiento político en nuestro país y Estados Unidos de América. Cada partido y candidato está buscando sacar ventajas de la crisis.
La población es la joven hermosa apetecida por todos, quienes no pierden un momento para presentar una pose agradable a su espectadora. Las personas no se hacen mejores ni peores por situaciones momentáneas, sino por aquellas que producen un impacto significativo y permanente.
Los que predicamos el evangelio, sabemos cómo y cuándo una persona se puede convertir a Cristo de verdad; es decir, son capaces de cambiar. Sin embargo, conocemos que muchos que se acercan, no es para siempre, sino que inmediatamente pase la circunstancia que viven, vuelven a su vida normal.
El pueblo de Israel, en el período de los jueces, cada vez que estaba en crisis cambiaba, pero pasada la crisis volvía a lo mismo. La conducta humana es difícil, porque hay tres factores que deben controlarla, que son: el temor a Dios, los principios morales y los valores morales.
Los tres factores antes mencionados, brillan por su ausencia en la mayoría de las sociedades y de las personas. De ahí que, es sumamente peligroso el tiempo en que vivimos, porque la relación humana no tiene control, sino la que el individuo quiera. El individuo reacciona dependiendo del tipo de educación e intereses que tenga. Y la pregunta es ¿quién debe formar al individuo? Generalmente se dice la familia, pero no lo es del todo, pues el Estado hace las leyes, programas y proyectos que guían a ésta.
La mayor dificultad que confronta el hombre es la globalización. El Coronavirus, se ha globalizado, y debiera general un cambio positivo, pero no. Las sociedades asiáticas piensan diferentes a las europeas y ambas a las americanas y todas, a las africanas.
En consecuencia, es imposible el surgimiento de una conducta basada en principios y valores globalizados. Los pueblos no cambian, pues prefieren desaparecer.
Hay grupos religiosos, y ha habido ideologías políticas que han añorado un gobierno universal; es decir, un gobierno para todas las naciones. Esto es imposible, pero algunos han sacado provecho del sensacionalismo y emocionalismo que esto causa en otros.
El único Rey universal es y será Jesucristo, en la medida en que hallan adeptos al cristianismo. Sin embargo, en la esencia de la teología cristiana no existe un cronograma ni una cosmovisión universal de autoridad humana, más bien, se aplica una cosmovisión particular en cada comunidad (iglesia) cristiana.
El Coronavirus, ¿qué es? De lo único que estoy seguro es, que no es una plaga mandada por Dios, pero sí, sea lo que sea permitida por él. En tal virtud, Dios no es culpable de la situación en que vivimos, aunque sí, puede ayudarnos a salir de ella por su misericordia y amor. Ahora bien, lo importante es que salgamos de esta crisis, pero a la vez, que reconozcamos que la sabiduría humana ha sido enloquecida al no ponerse de acuerdo, para aunar esfuerzos en beneficio de la humanidad.
En fin, el Coronavirus debe servirnos para un acercamiento humano, en que reconozcamos que todos nos necesitamos. Además, reconocer que es urgente el acercamiento a Dios, para que nos ayude a encaminarnos por el mejor camino que es Cristo, y por excelente camino del amor.
Es tiempo de una verdadera conversión a Cristo, despojándonos de creencias y prácticas ajenas a las enseñanzas y mandatos de Dios. Roguemos a Dios, que su misericordia, bondad y amor en Cristo, nos alcance.
faustopina@hotmail.com
JPM/of-am
regularmente no me gusta debatir con persona que se autodenominan cristiana, este señor dice en su arti**** ´¨de lo que estoy seguro es, que no es una plaga mandada por dios,pero si,sea lo que sea permitida por el¨¨ no creo que dios tenga nada con esta pandemia, los que se autodenominan cristiano siempre hablan del castigo por lo que ellos llaman ofender a dios, si según ellos dios es misericordioso, dios es bondad es amor, todo lo perdona, no creo absolutamente nada de la prédica de los religioso, para mi la religion es la falsa creencia.
diosimagen fantástica del ser sobrenatural todopoderoso, que supuestamente creó el mundo y lo gobierna: en el judaísmo es yahvéh; en el islam, allah; en el cristianismo, la santísima trinidad (dios-padre, dios-hijo y dios-espíritu santo), &c. las representaciones sobre dios constituyen la base de las formas contemporáneas de la religión. en las primeras etapas de desarrollo de la religión no existía aun el concepto de dios (animismo, totemismo, fetichismo). en las condiciones de la descomposición del régimen de la comunidad primitiva, del desarrollo de las agrupaciones tribales y de la aparición de las clases y el estado surgen las imágenes de… Leer mas »
continfleo mediocre. o es o no es y punto. lo que si es cierto es que no han aparecidos los «sanadores» y levantadores de muertos y que con esta todos ustedes han quedado desenmascarado por charlatanes.