Donald Trump ¿Presidente de EE.UU por casualidad o por necesidad histórica de la sociedad capitalista global?
“El sistema capitalista no precisa de individuos cultivados, sólo de hombres formados en un terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo”. Karl Marx
Donald J. Trump, es un producto genuino de la sociedad capitalista, donde nació, creció y se desarrolló llegando a ser uno de sus mayores exponentes empresarial y actor a nivel global.
Estados Unidos de América, no necesita recetas de contenido político, porque su problema no es político, porque se ha proyectado como un templo de la democracia a nivel mundial, a un punto tal, que se ha autoproclamado vigilante y guardián de la democracia y libertades a nivel global. Sus problemas existenciales en las actuales circunstancias no son de tipo político e ideológico, la democracia no está en peligro interno, ni externos, el problema es hacia dónde va la economía norteamericana y sus nuevas orientaciones en el mercado global.
Hay quienes sentían extrañezas cuando en el artículo :»Donald Trump: «El retrato psicopolítico y sociológico de un fenómeno electoral» publicado en el Periódico La Información, fecha 31 de agosto 2015, a los pocos días de lanzar su candidatura, expresé:
«Cuando se realiza el análisis psicopolítico de Donald Trump, cualquiera afirmaría que se trata de la antítesis de un candidato presidencial convencional, sus declaraciones han generado controversias no solo a nivel de los electores estadounidenses, sino a nivel global, convirtiéndose en un fenómeno electoral entre los precandidatos presidenciales del partido Republicano…
Sociólogos, consultores y estrategas políticos norteamericanos investigan las razones fundamentales del porque los electores del Partido Republicano … se identifican con Trump y se plantean las siguientes hipótesis: ¿Los ciudadanos estadounidenses están decepcionados de los políticos tradicionales o es que el modelo político bipartidista está dando indicio de agotamiento ?
Me pregunto: ¿Será Trump el nuevo mesías para re impulsar un modelo agotado de un imperio que ahora debe competir con el monstruo asiático «China» quien tiene un sistema capitalista de última generación con manos de obras esclavizadas, y una dirección de estado que se elige sin convenciones, ni elecciones, sino por el sistema de meritocracia partidaria y desde que el presidente se entroniza en el poder se convierte en líder y caudillo.
Estados Unidos busca un presidente capitalista para conducir la nueva lucha imperial marcada por la guerra geoeconómica de siglo XXI. Los pilares fundamentales de la campaña del magnate Donald Trump quedaron definidos en el discurso de lanzamiento de su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, en el que prometió restaurar la grandeza de su país, construir un muro para detener la inmigración ilegal y combatir al Estado Islámico y a China.»
Nunca han coexistido dos imperios en la historia de la humanidad, siempre terminan enfrentándose hasta que se impone uno sobre él otro, el cual asume el poder global y toma posesiones de las riquezas materiales y culturales del vencido. Nos preguntamos: ¿Podrán coexistir China el nuevo imperio naciente con los Estados Unidos de América, quien representa el poder global desde que terminó la Guerra Fría?.
La realidad es que el siglo XXI, está siendo testigo del resurgimiento de la República Popular de China como contra peso del poder global de los Estados Unidos de América, cimentada sobre las bases de una poderosa economía de mercado e innovaciones tecnológicas y militares, teniendo como eje fundamental la competitividad.
Estados Unidos y China tienen modelos distintos, el poder global occidental se fundamenta en un modelo federal democrático y liberal, mientras que el naciente imperio oriental en una República Autocrática producto de una simbiótica relación entre socialismo y un capitalismo solidario. Este singular modelo resulta ser una mutación que recombina el capitalismo salvaje con las realidades socio culturales chinas, permitiéndole el crecimiento sostenido en las últimas décadas y avanzar considerablemente en la mitigación de la pobreza de esa enorme masa humana que bordea mil cuatrocientos millones de habitantes.
En su portafolio de poder, china tiene claro el camino a recorrer en la creación de un nuevo orden económico internacional, que dé al traste con el modelo imperante creando una gobernanza multipolar a nivel global, el cual debe estar orientado por la cooperación bilateral, la distensión diplomática, el respeto a los espacios geopolíticos y financieros de cada potencia, asomándonos a un nuevo orden que sea rentista de una paz global duradera.
Para entender la complejidades de la metamorfosis del sistema capitalista en esta etapa del desarrollo humano, revisamos la obra «El Capital» de Carlos Marx y apoyarme en los análisis de Rosa Luxemburgo, que deseo compartir con mis lectores y espero que la clase política y los empresarios lean con sentido crítico este análisis.
El pensamiento marxista es que existe una relación intrínseca entre el capitalismo y la expansión del capital. El capital es quien orienta y dirige las sociedades, que no pueden irse en contra de las manecillas del reloj,
En tal virtud el capital al convertirse en rector económico de la sociedad y adquiere la forma de imperio. El capitalismo inevitablemente adquiere la forma política del imperialismo. En el análisis de Marx la expansión del capital es fundamental para su sostenibilidad, rentabilidad y viabilidad.
Hard y Negri, en su fabulosa obra Imperio, estudian el fenómeno de la expansión del capitalismo: «Karl Marx, analiza a profundidad la necesidad de la expansión del capital concentrándose, en primer lugar en el proceso de producción y luego en la desigual relación cuantitativa entre el obrero entendido como creador de riqueza y el mismo obrero como consumidor de mercancías. El problema de la realización es uno de los factores que impulsa al capital más allá de sus fronteras e impone la tendencia hacia el mercado mundial.
Sobre este particular, Rosa Luxemburgo desarrollo el análisis propuesto por Marx del problema de la realización, pero cambió la inflexión de dicho análisis. Luxemburgo destaca el hecho de que «los consumidores de afuera, en cuanto consumidores diferentes de los capitalistas, son en realidad esenciales». Para que el capital pueda realizar su plusvalía necesita de su espacio exterior, el capitalismo no puede sustentarse sin mirar más allá de sus fronteras, sin alimentarse de su espacio externo, su entorno internacional es vital en el ciclo de generación de riqueza».
Por estas razones la globalización se impuso a las barreras que imponían las ideologías y estas últimas sucumbieron al terminar la Guerra Fría, y entonces el capital se enseñorea dominando el ajedrez de la política, esto es parte de las razones de la debacle del sistema de partidos en todos los continentes, en Estados Unidos Trump, hizo morder el polvo de la derrota al liderazgo republicano en la convención y luego a los insubordinados, y derrotó no sólo a Hillary Clinton, derrotó a Obama, Bill Clinton y al Papa que lanzó críticas urticanticantes hacia Trump, cuando desde la Rueda de Prensa del Avión , expresó que una persona que auspicie o proponga muros, no es cristiano, a eso le llaman excomulgar, y a la prensa norteamericana líder de opinión. Porque a los pueblos no les importa el debate de las ideas, sino el Estado del Bienestar.
Cuando los estrategas del Partido Republicano y halcones del tiempo del presidente Richard Nixon, hacen el acercamiento a China Comunista que estaba proscrita en occidente en el tiempo de la Guerra Fría, y las relaciones diplomáticas «rotas», se inició el acercamiento con los jugadores de Ping Pong, a esto se le llamó:»la diplomacia del ping-pong o del pimpón» que consistió en intercambios de partidas de tenis de mesa entre jugadores chinos y estadounidenses en la década del 1970, esto abrió las puertas a la histórica visita del presidente Nixon a China, y su reunión con el líder más grande del siglo XX, Mao Tse Tung.» Este fue el inicio del deshielo diplomático y el inicio de una nueva era de las relaciones chino-estadounidense.
Con la teoría de la expansión del capital, pensaron en aquel entonces en más de mil millones de consumidores, y en efecto era un gran negocio para los zares del capitalismo norteamericano, pero jamás pensaron que China haría en varias décadas la triangulación perfecta y pasaría de gran consumidor a gran productor y competidor en el mercado global.
En ese preciso momento cuando se produce el nuevo amanecer chino- estadounidense en sus relaciones diplomáticas, los dos tenían un enemigo común la «Unión de Repúblicas Socialistas Sovieticas» la URSS, además de que el nuevo liderazgo chino que surgía con ideas innovadoras, comprendía que el ciclo de una economía autárquica había terminado y China tenía que abrirse a una política de mercado, que la modernización de su economía era de vida o muerte, porque un dato que no se airea es que durante el mandato de Mao, su plan económico y social a gran escala, conocido como el Gran Saltó Adelante, produjo una hambruna que se cobró la vida de 45 millones de personas y la ejecución de dos millones de líderes campesinos.
Cuando se produce la desaparición física del líder máximo Mao Tse Tung, se inicia el gran salto de China hacia la modernidad, y en algo más de dos o tres décadas se experimenta el gran milagro de la economía china, y pasa de ser un gran consumidor a un gran productor, a un punto tal que hoy día puede exhibir una balanza comercial positiva con respecto a los Estados Unidos de América, y justo este es el tema por lo que el presidente Trump, quiere revisar sus relaciones comerciales con el monstruo asiático.
Hoy en día sucede que es muy importante el déficit comercial de los Estados Unidos con sus principales socios comerciales, algunos con la modalidad de Tratados de Libre Comercio, que derrumbaron todas las barreras arancelarias y el nuevo líder norteamericano, Trump, se está planteando la re orientación de la economía del país más rico del planeta, porque además de las diferencias negativas en los intercambios comerciales tiene una pesada deuda externa, sustentada en la emisión de bonos del tesoro.
Visto todo lo anterior, Donald J. Trump no fue electo por casualidad sino por necesidad, porque al no tener compromisos políticos no tiene qué coquetear con la prensa y diferentes medios de presión, el compromiso asumido no es simpático, ponerle límites a la inmigración ilegal y regularizar la legal, por huéspedes que sean necesarios para el nuevo compromiso de hacer a Estados Unidos grande otra vez, por lo que quienes emigran hacia EE.UU, necesitan un perfil determinado, su otra lucha es contra un enemigo sin rostro, guerreros no convencionales, me refiero al terrorismo, al ISIS y otros grupos esparcidos por el planeta más peligrosos aún, los Hackers, piratas cibernéticos, y el reordenamiento de los gastos internos y externos del presupuesto de la nación.
Ese trabajo no puede ser asumido por un político de oficio, ese trabajo solo era posible por un hombre de vision empresarial, ah, y parece ser que también los aspectos relativos al capital especulativo de Walt Street, que se mueve en las autopistas financieras cibernéticas. que producen distorsiones de la macroeconomía sin que el tesoro norteamericano pueda controlar, produce en ocasiones movimientos especulativos bestiales, que a veces no obedecen a las realidades del mercado.
He dicho en un artículo anterior, que la sociedad norteamericana y el mundo deben estar conscientes que volaron las blancas palomas de Obama, y llegaron halcones con una nueva visión y misión a la Casa Blanca con una visión imperial renovada y dispuesta a luchar por la hegemonía de EE.UU para que siga el centro del universo.
jpm