De lo ideal a lo posible
No soy quien para analizar a fondo el proyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos 2017, aprobado esta semana por el Consejo de Ministros, cuyo monto es de 711 mil millones de pesos, pero me atrevería a formular algunos juicios generales sobre su contenido y proyección.
Esa pieza prevé ingresos adicionales por RD$48 mil millones, equivalente a 1.6% del Producto Interno Bruto (PIB), con lo cual la presión tributaria se incrementaría del 13,5% al 15,1% del PIB, aun así, la menor del continente, con excepción de Guatemala.
La distribución de ese exiguo monto (RD$15 mil millones al sector Salud, 13 mil a educación, tres mil a Seguridad Ciudadana y cinco a programas sociales y de combate a extrema pobreza), revela la clara intención política del Gobierno de promover equidad social.
Es ese un Presupuesto moderado, más cercano a lo posible que a lo ideal, en cuyo diseño se puso el cuidado para que su volumen y contenido no se convirtieran en factores de riesgo a la estabilidad macroeconómica, razón por la cual se prevé una reducción del déficit fiscal de 2,8% del PIB a 2,5%.
Debe recordarse que del nivel de financiamiento previsto para ese Presupuesto, (RD126 mil millones) se resta el monto establecido para el cumplimiento del servicio de la deuda publica en 2017, con lo cual, en términos relativo el déficit fiscal se reduce.
La previsión de ingresos adicionales por 48 mil millones de pesos se sostiene en el compromiso del Gobierno de mejorar la eficiencia de la Administración Tributaria, es decir en que la Dirección de Impuestos Internos (DGII) afronte la evasión y la elusión fiscal.
Es por eso que sostengo el criterio de que el Gobierno distribuye ingresos, pero no riqueza, en razón de que el crecimiento del PIB (7.4% en el primer semestre y estimado de 6.5% para final de año), no se refleja en el nivel de presión tributaria (13.5%).
El presidente Danilo Medina envió al director de la DGII, Magín Díaz, a la Cámara de Comercio para que le explicara al empresariado los altos niveles de evasión tributaria, con el propósito de que el tema de la fiscalidad se colocara en el debate público.
En vez de abordar con seriedad un tema directamente relacionado con la configuración del Presupuesto Nacional 2017, el presidente del Conep prefirió virar el interés empresarial sobre la composición de la Junta Central Electoral (JCE) y las Altas Cortes, sin mencionar para nada lo de la fiscalidad.
En 2017 tendremos un Presupuesto General del Estado cercano a lo posible, porque el Conep impuso el criterio de que la mayor parte de la riqueza que genera el crecimiento del PIB se quede de un solo lado, mientras que el Gobierno tendrá que hacer milagros al distribuir magros panes y peces.