Cuanto hiede esta democracia!

El diputado por San Juan de la Maguana, David Herrera Díaz acaba de alcanzar su mayor meta: que los votantes sepan que él es legislador. Pero también cuan equivocado estuvieron quienes sufragaron a su favor al destaparse como descalificado para ocupar una, cual que fuera, posición política. Este legislador era un total desconocido para el país votante, que ignoraba fuera de los privilegiados diputados con que cuenta ese poder legislativo. La opinión pública no salía del asombro por los millones de pesos del erario dominicano que fuera distribuido entre los señores honorables para supuestos regalos a las madres de sus demarcaciones por la celebración comercial de su día. Además de lo cuestionado fue la compra de esos regalos y la desigual distribución entre ellos, la confección del diputado sanjuanero dejó boquiabierto a todos los que tenemos un poco respeto y honra. Al denunciar la venta por parte de sus colegas de los dichosos regalos, este legislador afirmó que las hizo fruto del momento político, pero que eso necesariamente no corresponde a la verdad. Herrera Díaz pidió disculpa a la Cámara de Diputados y a los legisladores por el “libelo” de información que suministró fruto del momento. Luego de acción lo menos que debería hacer ese legislador es renunciar a participar en cualquier actividad u organización durante lo que le queda de vida. Eso si tuviera un mínimo de dignidad y respeto, lo cual parece dudoso. Su pecado no fue la denuncia, sino la cobardía mostrada luego, dado que otros legisladores habían afirmado algo parecido pero no publico, sino ante las escasas personas que fueron agraciadas con sus regalos y se lamentaban por lo poco que le dieron, cuestionando cantidad y forma de entrega. Decir la verdad no es una ofensa, pero la falta de honra y responsabilidad ante lo dicho debe cargar consecuencia, porque en realidad la ciudadanía lo que quiere y aspira a mejor distribución de la riqueza y eliminar la desigualdad social que corroe la conciencia nacional. Hubo legisladores que afirmaban ante sus amigos que a otros le habían dado mucho mas y mejores regalos y, vaya sorpresa para ellos, que personas que no son legisladores recibieron de esos regalos en cantidad y condiciones mejores que a ellos. Pero eso ni se investiga ni tienen consecuencia, fruto de la impunidad y latrocinio con que se manejan las instituciones públicas en este país. Los miles de millones que se distribuyen entre pocos es la mejor muestra de cómo se lacera la conciencia de los dominicanos y falta de mecanismos reales y eficaces que impongan pago de consecuencia por el incentivo de esa conducta, también el hecho de que personas con iguales, peores o mayores calaña que el citado legislador ocupen espacio en instancia y comarcas que debería tener mejores representantes. Por esas cosas es que tenemos tanta deshonra en la justicia, la salud, el comercio en toda su expresión, el transporte, la vivienda, el poder legislativo, el ejecutivo…y en el accionar común de la ciudadanía y sus dirigentes o representantes. Todo este pecado es fruto del pago por la democracia que tenemos, porque nos dejan hablar lo que queramos y como queramos, pero el costo es tan alto que al levantar una esquina del mantel comprobamos cuanto hiede esta democracia!

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