Credibilidad de la JCE

Las venideras elecciones van a ser traumáticas. Se escuchan tambores de guerra en los cuatro principales partidos políticos. No importa la forma de primarias que lleven a cabo, no hay consenso para trabajar, y mucho menos la posibilidad de aceptación de sus resultados.

Los partidos están hoy camino del desguace, pero, de eso no puede quedar dudas, se impondrá siempre el sector más fuerte, y los otros aceptarán los términos. Se habla de divisiones y de seguro que  surgirán candidatos independientes.

Ya en el pasado reciente se dividió el Partido Revolucionario Dominicano, para dar paso al Partido Revolucionario Moderno, y los reformistas, desde hace tiempo tienen varios cuarteles que se disputan la dirección y las candidaturas.

En ese mar preñado de anarquía, la Junta Central Electoral carece de fuerzas y logística  para organizar esas primarias, y su autoridad es pobre para someter al orden a los díscolos de la política. En consecuencia, a la JCE solo le queda cumplir con su rol central, que es de preparar las venideras elecciones congresuales,  municipales y presidenciales.

La preparación de esas elecciones no será para escuchar caprichos y ñoñerías de partidos políticos, sino para que se le garantice al pueblo que pueda votar en forma libre y soberana para escoger a sus autoridades. El papel de la JCE no es estar detrás de primarias y pre-candidaturas, sino ir desde ahora preparando todo el andamiaje electoral.

Hay retrasos hasta el momento en ir conformando una maquinaria  que tendrá la primera prueba de fuego  cuando lleguen las elecciones de menor nivel en el mes de febrero de 2020. La JCE tiene que trabajar a marcha forzada para poner al día en la preparación de todo el sistema electoral.

Una de sus primeras acciones es rescatar su credibilidad. El pueblo hasta ahora ve  que los magistrados son personas serias de una larga trayectoria, pero si teme que tengan las manos muy suave para poder imponer la autoridad ante la jauría política.

Por demás no se olvide que la composición del cuadro directivo de la JCE está constituida en base a cuotas partidistas. Para llegar a juez electoral se tiene que contar con el respaldo de un grupo político, o representante de la sociedad civil, o se queda en su casa.

Ya en la pasada Junta la militancia política estaba a la orden del día, y prueba de ello es que el pasado presidente ahora está en el Partido de la Liberación Dominicana, y uno de los jueces contradictores de su mandato, es el vocero del ex-presidente Hipólito Mejía.

La credibilidad, es el principal galardón que tiene que tener la JCE. Para ganarse el apoyo ciudadano necesita dar demostración de que tiene autoridad y la sabe aplicar, y que sus decisiones no están maleadas por las tendencias partidistas. El proceso electoral será complejo, y se necesita una autoridad sin macula para organizar el proceso y declarar a los ganadores. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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