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A Danilo Medina
Rechazar las injusticias y solidarizarme con las víctimas ha sido una norma en mi persona. Por esa razón lo defendí a usted con varios artículos, desde este diario, en la campaña interna del PLD del 2007, donde competía por la nominación presidencial con Leonel Fernández, quien usó todos los recursos del Estado para aplastarlo.
En el 2009, a través de Facebook, usted me dio las gracias por la defensa. La defensa fue circunstancial, porque no soy del PLD y no tenía motivo para pasarle factura ni ha sido mi conducta histórica formular pedido para mi persona a ningún político dominicano. Hoy, empero, le hago una solicitud pública, pero es para la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Al momento de escribir este artículo la UASD no había pagado, porque el presupuesto no alcanza siquiera para cubrir la nómina del personal docente y administrativo. El déficit mensual, con tendencia al incremento por inflación y aumento de matrícula estudiantil, oscila entre 60 y 90 millones de pesos. Ignoro las razones, señor presidente, por las que usted no dispuso una mayor partida para la academia pública.
Se habla de que usted prometió ayudar mensualmente a la UASD, pero ¿por qué se expone al rector, doctor Iván Grullón, a una situación de agonía todos los meses, mendigando el faltante económico ante los funcionarios correspondientes? Le pido, como amigo, dar las instrucciones de lugar para que la supuesta ayuda sea fija y del monto que demanda la institución académica.
El doctor Iván Grullón es del PLD, al igual que usted, pero jamás sería motivo para regatearle las prendas éticas que le adornan, la transparencia y la austeridad con que administra los recursos financieros de la UASD. Hay que reconocer, además, que el rector es el responsable del clima de paz y tranquilidad que reina en el campus universitario, tarea muy difícil en una institución en la que conviven intereses ideológicos tan diversos.
La UASD tuvo un alivio económico cuando en el año 2013 usted, señor presidente, dispuso una mayor partida para la academia en el Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos, pero el equipamiento con mobiliarios y tecnologías de las nuevas edificaciones, la inflación en bienes y servicios registradas hasta la fecha actual y un menor aumento en los sueldos de profesores y empleados, realizado en ese año, consumieron ese incremento y provocaron déficit financiero.
Las actuales autoridades tienen en agenda un ambicioso proyecto de relanzamiento de la academia, para optimizar todas sus funciones y actualizarla conforme a los avances científicos, la sociedad del conocimiento y la modernidad que ha transformado al mundo de hoy, pero demanda de mayores recursos económicos. Sin esos recursos es imposible ofertar a la sociedad los servicios que la UASD se propone.
Es irritante observar despilfarro en muchas instituciones públicas, un excesivo personal diplomático y con sueldos exorbitantes en dólares y euros e impunidad ante los grandes desfalcos, obras sobrevaluadas, desaparición de dinero correspondiente a empréstitos internacionales, entre otras irregularidades y actos dolosos, mientras no se invierte lo necesario en la educación superior.
La inversión en educación, presidente Medina, es de retorno, porque aporta el personal científico calificado para el desarrollo de la sociedad dominicana. Está comprobado que el desarrollo de los pueblos descansa fundamentalmente en la educación. País que no se educa, país que se queda en el atraso. “Como un campo, aunque sea fértil, no puede dar frutos si no se cultiva, así le sucede a nuestro espíritu sin el estudio”, dijo Cicerón.
Termino, señor presidente, exhortándolo a invertir los recursos del Estado, que son del pueblo dominicano, en las prioridades nacionales. Y la educación —en ninguno de sus niveles— puede ser relegada, porque se trata, vuelvo y lo reitero, de un sector de primer orden. Educación y salud son aspectos básicos al momento de elaborar el presupuesto de la nación.