Vivimos en un desorden sin par
POR FEDERICO BERGES
Una de las características de nuestra vida citadina es el desorden sin par en el cual vivimos. Resido en el llamado polígono central de la ciudad capital, y el caos reinante está haciendo del quehacer diario un desafío incómodo que pone a prueba constantemente nuestras capacidades de desempeñarnos en civilidad.
El primer desorden se observa en el tráfico donde no ha valido la creación burocrática como el caso del Instituto Nacional de Transporte Terrestre (Intrant) o la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).
Es común que conductores de vehículos se estacionen de ambos lados de las calles a la vez, violando los señalamientos de no estacionarse y convirtiendo calles de dos vías en una sola vía.
Amén de otras violaciones, como las de tomar calles de una vía al revés y el irrespeto de señalamientos de Pare o semáforos. Tenemos que vivir con los kamikazes, llamados deliveryis.
Construcciones
A lo anterior se le añade el crecimiento descontrolado y sin requisitos de las construcciones residenciales y comerciales.
Torres de veinte pisos, con más de 40 familias y sus soportes domésticos, 80 vehículos de los propietarios y demás exigencias, son construidas sobre lotes y en vías diseñadas y previamente utilizadas para unidades unifamiliares.
Ni el ayuntamiento, que se ha caracterizado por facilitar estos moles, ni Obras Públicas en sus autorizaciones, han tomado en cuenta las necesidades de infraestructuras requeridas, ni las limitaciones y el caos que provocan.
Y ni hablar de la ausencia de fuentes confiables y abundantes de agua potable, obligando a la compra de agua potable, oa drenajes pluviales y de aguas negras, provocando con ello la contaminación de nuestras aguas subterráneas.
O de la cuidado de seguridad para caminar en la vía pública, desafiando materiales de construcción, vehículos sobre aceras, automovilistas que transitan sobre ellas o el pésimo e inservible estado en que se encuentran la mayoría.
¡Que el año nuevo por venir nos traiga unas autoridades capaces de enfrentar y resolver nuestras pesadillas cotidianas y así tener una mejor y más placentera calidad de vida!
JPM
es evidente que las soluciones implementadas por el intrant o la digesett no han logrado modificar la conducta de los ciudadanos ni mejorar el caos del tráfico. la falta de aplicación del régimen de consecuencias es un factor determinante en el caos urbano. cuando las normas no se hacen cumplir, se genera un cír**** vicioso en el que la impunidad fomenta el irrespeto a las leyes, y las conductas incorrectas se convierten en la normas.
y si te vas a vivir al campo,te asaltan