Valoraciones inconsecuentes

Por NASARQUIN SANTANA

Texas, que perteneció al virreinato de Nueva España con asiento en México, se independizó de los mexicanos el 2 de marzo de 1836. Los texanos constituyeron la República de Texas, y nueve años después, sus padres fundadores decidieron anexarla a EUA. El general Samuel Houston dirigió el proceso, y lo decidió derrotando al general Antonio López Santa Anna en la batalla de San Jacinto.

Durante sus dos períodos presidenciales, Sam Houston no logró que la independencia de Texas fuera reconocida por México, país que por el contrario lanzó dos campañas militares para reconquistarla. En 1845 Texas se convirtió en el Estado número 28 de la Unión norteamericana, provocando que al año siguiente explotara la guerra que EUA le ganó a México en 1848.

Trece años después, estalló la guerra de secesión en Norteamérica. Once Estados sureños se separaron de la Unión y formaron su propia república con el nombre de Estados Confederados de América, de la que el general Jefferson Davis, fue su único Presidente. Este se había separado del ejército de los EUA para dirigir la sedición.  El general Robert E. Lee, egresado también de West Point como Davis, se le unió. En la fase final del conflicto, Lee fue el Comandante en Jefe de los ejércitos de la Confederación. Tras perder la batalla de Appomattox, se rindió ante el general Ulysses S. Grant.

En Puerto Rico, Luis Muñoz Rivera, apartado ya de las ideas  independentistas del padre fundador de su nación, Ramón Emeterio Betances y del pensamiento de Eugenio María de Hostos,  fue el primer Secretario de Estado y Jefe de Gobierno  de la isla, en el marco del esquema colonial autonómico que negoció con España en 1897.  Al año siguiente, EUA le declaró la guerra a España, Borinquen fue bombardeada, y en 1898 la Corona española perdía la guerra y sus dos últimas posesiones en América, Puerto Rico y Cuba.

Luis Muñoz Rivera contemporizó con los norteamericanos, y se convirtió en el Comisionado Residente ante la Cámara de Representantes de EUA por Puerto Rico, desde donde propugnó por un estatuto autonómico para la isla, como lo había hecho con España.

Su hijo, Luis Muñoz Marín, se distanció por igual de la línea independentista, encabezada en su tiempo  por Pedro Albizu Campos. En 1948 fue el primer gobernador de Puerto Rico elegido mediante sufragio, bajo el dominio de los EUA.  Permaneció dieciséis años en el cargo.  El 3 de julio de 1952 logró transformar a Puerto Rico en Estado Libre Asociado de EUA.

Cuando se produjo la anexión de Santo Domingo a España, en 1861, el estado de guerra con Haití llevaba diecisiete años. Desde el principio, el presidente Pedro Santana procuró el reconocimiento de la independencia de la República. Lo intentó con EUA en 1845 y 1846. El agente William Hogan y el teniente David Dixon Porter, viajaron al país para levantar los informes preliminares con tal propósito.

En 1850 Santana firmó con el Reino Unido el primer Tratado de reconocimiento.  En 1851 con Dinamarca, en 1852 con Francia y en 1853 con Holanda. En 1854 lo hizo con EUA, Hamburgo y Cerdeña. También en ese año autorizó la apertura de los consulados de Oldemburgo, Hanover y de EUA, y envió a Mella a Madrid a negociar el tratado con España, que al igual que el de Bremen, fue suscrito en 1855.

Haití no reconoció la independencia dominicana hasta 1867. Lanzó cuatro campañas militares entre 1844 y 1856, y preparaba la quinta en 1859.

En 1856, el cónsul Antonio María Segovia otorgó la ciudadanía española a numerosos dominicanos. Socavó la base del gobierno de Santana, y propició que Buenaventura Báez retomara el poder.

A la política económica de Báez se debió la ruina de las finanzas públicas, la bancarrota de los tabaqueros, y la guerra civil de 1857. Tras once meses de sitio a la ciudad de Santo Domingo, Báez se marchó dejando una sensible devaluación, el fisco sin recursos, y el embrión de una profunda crisis diplomática.

Por el perjuicio que la política de Báez propinó a los comerciantes extranjeros residentes en el país, los cónsules se marcharon del territorio en 1859. Santana, de nuevo en el poder, situó enviados en Madrid, Londres y París, negoció  y propició su regreso.

Los comandantes de los cuatro buques de guerra en que llegaron, determinaron que el gobierno fijara una tasa de cambio preferencial para sus conciudadanos, que escapaba a las posibilidades económicas del Estado. Francia, que no le convenía la separación de Haití de los dominicanos, puesto que debilitaba a su deudor, dirigió la embestida.

En 1859, Inglaterra y Francia intentaban poner al país bajo el protectorado de Cerdeña. Alternativamente, creaban las condiciones para entregarlo a Haití y provocar  una invasión de filibusteros anglo-franceses que esperaban en Curazao. Aventureros norteamericanos ocuparon la isla dominicana de Alto Velo, izaron la bandera de EUA y comenzaron a explotar sus riquezas naturales de guano.  Sánchez conspiraba y fue deportado. En Azua, se sublevó el coronel Vargas, aliado de Báez. Se alzaron los generales Ramírez, Taveras y Morillo, quienes se refugiaron en Haití  al ser descubiertos.

Geffrard fomentaba la sedición de grupos dominicanos. Intentaba repetir el efecto Praslin a la inversa, para debilitar al gobierno, como hicieron los dominicanos con Boyer en 1843. Los agentes norteamericanos Patterson, Cazneau y Faben, presionaban para que a EUA se le concedieran jugosas concesiones mineras y territoriales, a cambio de empréstitos necesarios. En Francia, Báez y Segovia rumoraban sobre la inminente caída  del gobierno, creando mayores dudas, que atizaban el diferendo consular.

Para 1859 era imposible solventar los gastos de defensa contra la nueva invasión de Soulouque. Se necesitaba la mediación extranjera para evitarla,  imposible con el retiro de los cónsules. El presupuesto de guerra llegó a representar cerca del 80% del ingreso nacional, que para 1859 descendió tanto, gracias al legado de Báez, que ni siquiera alcanzaba para las partidas más perentorias.

La misión de Felipe Alfáu en España, en principio buscaba materializar en 1859 la cooperación económica y militar a la luz del Tratado  firmado en 1855. En 1860 Alfáu le solicitó al gobierno madrileño, armamentos, pertrechos, instructores y buques de guerra.  España accedió, enviándolos desde Cuba. El convenio de anexión inició su curso franco en abril de 1860.  Partió de aspectos fundamentales que fortalecerían al Estado y propiciarían la prosperidad no lograda en los diecisiete años de guerra con Haití.

Profesionalizar las fuerzas armadas, dotarlas de nuevos armamentos, modernizar los puertos,  reconocer los actos previos de la República, sanear las finanzas públicas, respetar el escalafón militar de los dominicanos, propiciar una inmigración calificada en diversas áreas, destinar al servicio de la patria el mayor número posible de dominicanos, y  no restablecer la esclavitud en el territorio, fueron los puntos esenciales, taxativamente convenidos como condicionantes para dar el paso de la anexión a España.

Siendo Gobernador y Capitán General de la nueva Provincia de Santo Domingo, Santana tomó acciones concretas para cambiar la estrategia militar hacia Haití y emprender una ofensiva destinada  a recuperar los territorios perdidos desde 1801 durante las invasiones sucesivas al país. Se amparó en el Tratado Fronterizo firmado en 1776  en San Miguel de la Atalaya, ratificado al año siguiente en Aranjuez. Solicitó vapores de guerra, armamentos, municiones, sables y refuerzos de  caballería, para invadir Haití.

Habiendo sido padre fundador de la República, libertador, y propiciador de la anexión a España, como lo fuera Houston en Texas, Santana rompió su solidaridad con los gobernadores de la nueva provincia española que le sucedieron en el cargo, acusándolos de traicionar el pacto de anexión. Se distanció del gobernador José de la Gándara, quien considerándolo un peligro, dispuso su arresto y traslado a Cuba, para someterlo a un consejo de guerra por insubordinación, hecho impedido por su sospechosa muerte el 14 de junio de 1864.

En EUA, el general Sam Houston es recordado como héroe y padre fundador de Texas. La ciudad de Houston lleva su nombre en su honor. Desde 1914 se levanta en ella un regio monumento sobre cuyo arco de triunfo se yergue su estatua ecuestre.

A Jefferson Davis y Robert E. Lee, cuya sublevación causó más de un millón de bajas de  sus compatriotas, se les considera héroes de los EUA. Jefferson Davis fue acusado de traidor y de ser el principal instigador del asesinato del presidente Abraham Lincoln. Se le despojó de la ciudadanía y guardó prisión por dos años.

En 1978 el Congreso Norteamericano reconsideró su caso, retiró la acusación de traidor, le concedió el perdón póstumo, y le restituyó su ciudadanía con efecto retroactivo a 1865. En 1975 ya el Congreso había revisado también el caso del general Lee, con quien hizo lo mismo. Existen en la ciudad de Richmond, la capital de Virginia, donde estuvo la sede de la Confederación Sudista, avenidas y monumentos levantados a la memoria de ambos.

A Luis Muñoz Rivera y Luis Muñoz Marín, se les respeta en Puerto Rico como insignes patriotas de la isla. Una plaza homónima en Ponce se levantó en  honor al primero, y el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín y el complejo monumental de Caguas, deben su nombre a la memoria de su hijo.

En Santo Domingo, un diputado de la República, persigue que el Congreso Nacional apruebe un proyecto de ley suyo, para sacar del Panteón Nacional los restos del Libertador Pedro Santana, quizás un lugar pequeño. Existe suficiente documentación histórica para justificar, que debido a sus debilidades, otros próceres dominicanos sean sacados de sus altares. Más que una utopía, sería otra mezquindad proponerlo.

Los mausoleos nacionales quedarían deshabitados, si midiéramos a nuestros próceres por sus debilidades, y no por sus fortalezas. Todos reprobarían y nos quedaríamos absolutamente sin ninguno.

Mella cerró fila con  Santana y Sánchez con Buenaventura Báez. Geffrard alentaba la invasión de Sánchez desde Haití en 1861. El Congreso de la República abrogó en 1848 las acusaciones de traidores hechas contra Duarte, Sánchez y Mella por los hechos de 1844. Autorizó su retorno. Duarte regresó dieciséis años después y a los tres meses se marchó para siempre.

Que los hombres deban ser juzgados conforme terminan, es un dogma que no resiste que lo sean por el  balance de sus contribuciones. República y Patria son conceptos muy distintos. República es un sistema. Texanos, estadounidenses y puertorriqueños,  comprendieron que un patriota convencido de que un sistema funciona mejor que otro, es cuestión de perspectiva y no de traición.

 

30 de diciembre de 2014

 

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