Una sociedad cristiana

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EL AUTOR es ministro cristiano. Reside en La Vega.

Una de las verdades que todo ser debe saber, es distinguir una sociedad cristiana. El centro de esa sociedad es Cristo, de cuyo nombre se deriva cristiana. No hay que confundir ser religioso con ser cristiano; pues, religioso es toda persona que profesa una religión determinada, pero cristiano es el religioso que sigue la fe cristiana, es decir creyente  en Cristo y practicante de sus enseñanzas. Esto nos obliga a identificar cuando una sociedad es cristiana.

De todas las religiones que existen, la cristiana se distingue por su vínculo perfecto, el amor. Este camino de amor, permite la coexistencia con todas las religiones, pero a la vez, sin contaminarse. El amor no esclaviza, sino que soporta y da libertad. El cristianismo es una religión única, pues se manifiesta conforme a la decisión del individuo en una sociedad. Si éste decide creer en Cristo, o en el evangelio, puede llegar a ser cristiano, mediante a la obediencia a la fe.

Jesucristo mandó a predicar el evangelio, no a imponerlo. No es una religión de ritualismo, sino de conciencia, fe y convicción. Se es cristiano, cuando el individuo decide someterse a esa forma de doctrina, que afecta a todo el ser. Pero a la vez, es una comunión con Dios, en Cristo su Hijo. Jesús dijo a sus discípulos: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado». Mr. 16:15, 16.

Constituyó un error, que algunos creyentes en Cristo, hayan usado una llamada «santa inquisición». Jesús no mandó a obligar a nadie a ser cristiano, sino que es una decisión voluntaria de la persona. Ella puede creer, o no lo que bien desee creer; puede hacer o no, lo que bien quisiere hacer. En cierta ocasión Jacobo y Juan, pensaron igual que éstos, porque algunos no recibieron a Jesús, por eso  le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?» Lc. 9:54.

Cristo era de un espíritu apacible, amoroso y su misión era salvar y no perder. El tenía todo el poder y el derecho para hacer con el humano lo que el quisiere, más su voluntad no estaba con el mal, la esclavitud, la arrogancia ni nada semejante .Por eso, volviéndose a Jacobo  y a Juan, les reprendió, y les dijo: «Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas» Lc. 9:55, 56.

Utilizar el cristianismo como un medio de control, es un abuso social, como sería igual, que se les impidiera a una persona profesar y practicar su fe cristiana. La parábola de Jesús, sobre el «Trigo y la Cizaña,» dejan bien claro que en el mundo debemos convivir los buenos y los malos, los creyente y los incrédulos, los cristianos y los mundanos, los ateos y los cristianos. Todos formamos parte de una sociedad o del mundo; no tenemos que pelearnos unos contra otros.

El lenguaje de los cristianos hacia los no cristianos, requiere sobriedad. Primero, porque no debemos menospreciar a nadie por ser pecador, puesto que todos somos pecadores; ni de incrédulos, porque lo que ellos son, también nosotros lo fuimos. Nuestro lenguaje debe ser conforme al lenguaje de Cristo, tomando en consideración que el objetivo de nuestro Señor, es salvar las almas. Somos los recipientes de ese objetivo, para contribuir a la salvación de otros.

Claro está, también se requiere, de muchos no cristianos, un cambio su lenguaje hacia los cristianos, tomando en cuenta que como ciudadanos, los cristianos tienen  el mismo derecho que los demás. No es necesario insultar a otros, por el derecho que tiene de decidir ser cristiano. Cada quien puede dirigir su vida hacia adonde él desee, eso no lo hace ni más ni menos que  los demás. No se es bruto por ser ateo ni por ser cristiano, se es bruto por no saber convivir con los demás.

No existe una sociedad cristiana, eso es un decir,  ya que para que haya una sociedad cristiana, se requiere que todos sus integrantes sean cristianos. Cristianas son las iglesias, las cuales profesan la fe en Cristo; fuera de ellas, existe una sociedad compuestas por personas que profesan diferentes creencias y tienen diferentes prácticas. Convivir todos en igualdad de condiciones, es lo aceptable y así lo quiere Dios, quien nos permite vivir a todos juntos.

jpm

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