Una peligrosa indefinición en el campo de la minería

“Minería de RD en el ojo del huracán” fue el título del artículo que publicara en las páginas de economía del Listín Diario, el 15 de enero pasado, en que analizaba las tensiones que rodean el negocio de la industria minera en el país, sumida en el limbo de la indecisión del Gobierno: se explota o no se explota.

Una semana después, el 22 de enero, el ministro de Energía y Minas, Antonio Isa Conde, en conferencia de prensa, hizo consideraciones sobre el futuro minero que provocaron más que confusión, aprehensión, en el delicado escenario en que opera la inversión extranjera.

Hoy la situación sigue en un limbo.

Y es que la inversión extranjera se basa, principalmente, en confianza, respeto a las leyes, la seguridad juridica, el cumplimiento de las reglas de juego. Y en el caso de la minería, estos componentes son aún más significativos y decisivos, toda vez que los procesos de exploración pueden requerir inversiones de diez, quince o veinte millones de dólares y prolongarse hasta tres, cinco o seis años.

El caso de la ‘GoldQuest’, de capital suizo-canadiense, es emblemático: después de varios años de exploración, con una inversión de más de quince millones de dólares, la explotación está estancada por presiones populares de contrarios a la minería y a los que el Gobierno parece no querer enfrentar, aunque con ello afecte el desarrollo minero nacional, en babia por el propio Ministerio de Energía y Minas que emite posiciones dudosas, ambivalentes y contrarias al desarrollo del sector.

Las acciones de las mineras se han caido en la bolsa de valores, tras las declaraciones del ministro Isa Conde sobre nuevos impuestos por encima de lo estipulado en los contratos de exploración y/o explotación lo que afecta directamente a mineras de oro como, por ejemplo, ‘GoldQuest’, que opera en San Juan, ‘Precipitate’, canadiense que opera en Loma Jengibre, Juan de Herrera, San Juan, ‘Unigold’, canadiense instalada en Restauración, Dajabón y ‘Everton’, canadiense en Pueblo Viejo, Maimón, y con varias exploraciones en otros puntos del país.

Este impacto negativo que sufre la minería nacional, por la falta de decisión del Gobierno sobre las autorizaciones para la explotación, en base de los contratos de exploración y el dinero y tiempo invertido en las mismas, nos pone en el radar negativo del sector a nivel internacional. Por ello no estaremos en el conclave global de minería, a celebrarse en Suiza a mediados de este mes, como ya hemos sufrido, al quedar fuera de las inversiones de los grandes de la minería, en las reuniones de Miami y Toronto.

Simplemente hay que apostar al cumplimiento estricto de lo que hoy se llama ‘minería responsable’, que obligue a las empresas a reparar las áreas explotadas, como garantías de que el daño ecológico normal que reporta toda explotación minera, sea revertido con las modernas tecnologías que hoy se usan para disminuir sustancialmente dicho impacto.

El Presidente Danilo Medina conoce bien la situación minera nacional y su importancia para el clima de inversión extranjera y/o para el desarrollo de las poblaciones donde se ejecutan los proyectos de explotación, ya que lo ha escuchado de viva voz, de los propios ejecutivos de esos proyectos así como de sus colaboradores y/o de expertos nacionales y extranjeros.

Es importante el beneficio que reporta la explotación minera responsable, de calidad, profesional, de empresas serias, tanto en el orden económico en la generación de empleos y/o en otros factores, para las comunidades en torno a la cual operan, pero también lo que ello significa para la economía nacional, en sentido general, por el alto volumen de ingresos que recibe el Estado y el mensaje que se envía a los inversionistas, más allá de la minería misma.

Es así como en su artículo ‘Necesitamos diez Barrick más’, el economista Andy Dahurajre establece con claridad el camino a seguir por el Gobierno y la sociedad: “La clase política debe actuar con responsabilidad y valentía, evitando en todo momento ser secuestrada por un populismo trasnochado que a traves de las redes sociales trata de abrirse paso en las calles”.

La indefinición es peligrosa y, sencillamente, envalentona a los vocingleros y bullangueros de siempre, a los cuales el Gobierno, el Presidente, no tiene que hacerles el juego por desafiantes que parezcan y/o pretendan ser.

rlgonzalez50@gmail.com

JPM
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