Una escuela por la que se luchó por treinta años: El Gramazo
Cuando la prensa pone la mirada en un problema social comienza la esperanza de solución. Es tradición en nuestro país que funcionarios incompetentes recurran a la negación del problema, antes que aprovechar la información que le suministra un medio de comunicación y que puede ayudar a ese funcionario a quedar mejor.
Lo hecho por el periodista Vianco Martínez por la escuela de El Gramazo enaltece y justifica la función de la prensa. El Gramazo es un lugar perdido en las tierras del Sur que el valioso periodista define como “un paraíso encantado”. Allí, el pasado jueves 20 de febrero, fue inaugurada una escuela por la que se luchó por treinta años.
Según los reportes, El Gramazo envió cartas a los funcionarios, habló con periodistas, realizó protestas, exigió, reclamó y hasta suplicó esa escuela, llamada a educar a los hijos de la montaña. Pero todo eso fue desoído, una administración tras otra.
Hoy esa lucha se ha coronado con el éxito. La inauguración de esa escuela es un ejemplo del buen escuchar por parte de las autoridades. Para saber dónde está situada esa comunidad y entender sus reclamos, hay que ver la descripción que hace Vianco del lugar:
“El Gramazo es un paraíso encantado que vive encima de las nubes, una tierra luminosa que lo tiene todo. Su vestido son los ríos, las nubes, las cañadas; son las cosechas de habichuela y los colores del rocío, las tardes de nácar y las mañanas vestidas de ternura. Cuando sus niños sonríen, el mundo cambia de color”.
El caserío está situado en un altiplano en el camino a Constanza, ocupa una extensión de 3.7 kilómetros cuadrados. Allí, un kilómetro del poblado, en un lugar donde la brisa susurra en voz baja sus lamentos y los caminos rotos sollozan su olvido, se aparean los ríos Grande y Yaquecillo, que más abajo ofrendan sus aguas al gran Yaque del Sur. El Gramazo pertecnece al municipio de Padre Las Casas, provincia Azua.
No he estado allí, pero los testimonios repletos de emoción de Vianco me han hecho querer ese lugar: “La lluvia, soberana de mayo a noviembre, cambia el color de los días y deja una belleza rotunda y gris sobre los caminos y las colinas circundantes, y la seca, reina brutal entre diciembre y abril, pone a llorar la tierra sin derramar una lágrima, como un niño deshidratado”.
Es obvio que, gracias a sus luchas y a la hermosa terquedad de sus anhelos, soplan nuevos aires en la cordillera Central: El Gramazo, el paraíso encantado de Vianco Martínez, tiene escuela.
JPM