Una decisión patriótica, viril, valiente y  hermosa

El Movimiento Militar Constitucionalista que generó a partir del 24 de abril de 1965 la revolución política que tenía como objetivo restaurar el Gobierno Constitucional del profesor Juan Bosch, fue concebido y comenzado a organizar desde el mes de abril de 1963, mientras se discutía el proyecto de Constitución presentado por el presidente de la República a la Asamblea Constituyente.

Su fundador y propulsor el Coronel Rafael Fernández Domínguez, uno de los jóvenes oficiales de la Fuerzas Armadas Dominicanas de más prestigio y autoridad, así se lo propuso al Presidente de la República con el fin de defender el gobierno elegido por el pueblo, de las conspiraciones golpistas que se habían comenzado a gestar en los sectores sociales más reacios en aceptar las reformas que establecía la Constitución en discusión y la conducta honesta, progresista y patriota del gobierno encabezado por Bosch. El presidente autorizó, formalmente, al Coronel Fernández Domínguez, a organizar y convertir en realidad el proyecto que le fue presentado.

Alrededor del Coronel Fernández Domínguez se aglutinó un numeroso grupo de jóvenes oficiales del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra, provenientes en su mayoría de la pequeña burguesía urbana, formados en la Academia militar “Batalla de Las Carreras”. Entre ellos muchos habían completado estudios militares en academias de Francia, Venezuela, Perú y los Estados Unidos de América.

La Constitución fue proclamada el 29 de abril con la oposición pública, abierta y militante del partido Unión Cívica Nacional, la alta jerarquía de la iglesia católica y un influyente grupo de hombres de empresa, que debido a su atraso político no entendieron, ni aceptaron, la urgente necesidad de organizar al pueblo dominicano, por la vía constitucional, para que pudiera desenvolver sus actividades productivas dentro del marco de un plan nacional de trabajo, que sirviera de equilibrio regulador a una sociedad subdesarrollada que salía de un largo período de gobierno unipersonal, dictatorial e injusto.

La Constitución de 1963 era liberal, progresista, profundamente patriótica, con importantes conquistas sociales y económicas para todos los sectores de la nación. Ella borraba cien años de oscurantismo y desigualdad ciudadana que habíamos heredado, desde la fundación de la República, acentuados por el régimen de Trujillo.

La conducta de Bosch, como Presidente de la República y su honestidad incorruptible, alentó el entusiasmo de la oficialidad joven de las Fuerzas Armadas, provenientes en su totalidad de las capas urbanas de la pequeña burguesía, formadas y educadas en escuelas públicas y privadas que hasta 1955 estuvieran organizadas dentro del sistema educativo de la “Escuela Hostosiana”.

La Escuela de Hostos, como se conocía entonces, formaba desde su niñez al ciudadano alentando los sentimientos patrióticos, la honestidad, el amor al trabajo, la buena conducta cívica, el respeto al orden, las buenas costumbres, a los padres,  los mayores, el hogar y la escuela, así como el respeto a los símbolos de la Patria.  Educando para servir a su país los hombres y mujeres de La República Dominicana, conformaban entonces, por su calidad, un material humano promisorio para el futuro de la Nación.

Los métodos censurables de la dictadura de Trujillo no pudieron torcer el espíritu viril, valiente y justo de los ciudadanos formados en esa escuela. Y entre ellos estaban los jóvenes militares que se organizaron en el Movimiento fundado por Fernández Domínguez, para defender el Gobierno Constitucional de la República, que el pueblo había elegido por abrumadora mayoría el 20 de diciembre de 1962, con la más alta votación en toda la historia política del país: 628,044 votos, que representaba el  59.53%, de los votos depositados.

Estoy obligado hacer este recuento histórico, porque es él que permite explicar las razones por las cuales este Edificio de Oficinas Gubernamentales, construido en administraciones anteriores y reformado y modernizado por el actual gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, que preside el ciudadano Presidente Licenciado Danilo Medina Sánchez, lleva el nombre de “Presidente Juan Bosch Gaviño”, pero que es al mismo tiempo un museo de los episodios históricos imborrables e inolvidables que dieron origen al nacimiento de la República, el 27 de febrero de 1844, a La Restauración de la República y su Soberanía proclamada el 16 de agosto 1863, y al Levantamiento Militar Constitucionalista, del 25 de abril 1965, Acontecimiento, este último, del cual conmemoramos su Quincuagésimo Aniversario en este año de 2015.

COMPLEMENTO

He sido distinguido por el ciudadano presidente de la República, para hacer uso de la palabra en nombre del Gobierno que él preside, en este Acto de una trascendencia histórica y política de extraordinaria importancia y pido al Señor Presidente la autorización y a ustedes público presente, permiso,  para hacer algunas anotaciones que considero importante.

Esta construcción sobria, hermosa, elegante, viene a completar el Palacio Nacional, en el cual se aloja y tiene su domicilio el Gobierno de la República Dominicana.  Obra admirada y elogiada por infinidad de personalidades que han visitado nuestro país y está ubicado en la colina históricamente conocida por el nombre de “La Generala”, corazón de “Gazcue”, porque en ella residió, por muchos años, la viuda de Juan Sánchez Ramírez, el héroe de la Batalla de Palo Hincado, en la cual se libró la primera “Carga al Machete”, en la historia de América.

En este lugar donde se ha construido esta hermosa obra física, quien os dirige la palabra, lo conocía desde mi niñez con el nombre de “Las Ruinas de Velásquez”,  gigantesco solar que se extendía desde la Dr. Delgado hasta la 30 de Marzo, que en aquella época se llamaba José Dolores Alfonseca.

Aquí, en este lugar,  moría la calle Dr. Báez, que hacía esquina con la Avenida México, que era en la parte Norte de la ciudad, la frontera del barrio de Gazcue; segundo ensanche extramuros ubicado en el ámbito comprendido, desde el sur la Av. Bolívar;  en la parte Este la antigua calle Seibo, hoy llamada Julio Verde, y hacia el Oeste; teniendo como limite la Leopoldo Navarro hasta la esquina Bolívar.  Desde ahí hacia el Oeste, está el paraje llamado La Esperilla.

Este lugar donde está instalado el Palacio Nacional, estaba ocupado por la Mansión Presidencial que habían construido las autoridades Administrativas del Gobierno Militar, en 1916, durante la primera intervención de los Estados Unidos de América, en nuestro país.

RECONOCIMIENTO PATRIOTICO

Y esta obra que formalmente inauguramos constituye en el orden político una decisión patriótica, viril, valiente y  hermosa, reconocimiento que es obligatorio hacer al Presidente de la República, y al Partido de la Liberación Dominica, que fundó, organizó y dirigió Juan Bosch, presidente moral, eterno de la República.

Las Reformas económicas, sociales, políticas, educativas y de salud, así como el reordenamiento administrativo que la Nación exigía, que el gobierno de Bosch estaba en condiciones de ejecutar, no pudieron realizarse por la Asonada del 25 de septiembre de 1963. Ese acto imperdonable, desconoció el mandato que el pueblo había otorgado, en abrumadora mayoría, en diciembre de 1962, a la figura intelectual, gloria de las Letras de América, que impuso desde la Presidencia un estilo diferente de administrar los bienes del Estado.

En las cuatro salas que conforman el Edificio de las Oficinas Gubernamentales, está también incluida, una sala dedicada a la mujer dominicana, que ha luchado, y que ha ofrendado su vida por el bienestar de la Nación, y como expresión de homenaje, reconocimiento y gratitud permanente, se ha construido este hermoso parque interior en el cual figuran los bustos de cinco de los militares de las Fuerzas Armadas Dominicana que, organizados en el Movimiento fundado por el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, en abril de 1963, fueron protagonistas de primer orden en el episodio más importante político, militar y social de nuestro pueblo.

HERNANDO RAMIREZ

Pero estoy ahora en la obligación de asumir una responsabilidad que no puedo evadir, y es la ausencia en ese homenaje a esos militares del busto que corresponde al General Hernando Ramírez, quien sucedió como Jefe del Movimiento Militar Constitucionalista  y  con el consentimiento expreso de Juan Bosch, a Rafael Fernández Domínguez, cuando fue obligado a ausentarse del país por el Gobierno de facto que dirigía la República.

Junto a los bustos de Rafael Fernández Domínguez, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Presidente del Gobierno Constitucional de la República en Armas, Manuel Ramón Montes Arache y Juan Lora Fernández, debe estar el del Coronel Hernando Ramírez,  honorable y cumplidor en sus compromisos  y también junto al busto de Héctor Lachapelle, aquí presente y escogido como Representante de sus compañeros de armas, que aún viven, y que la mayoría está presente en este momento emotivo, inolvidable, como expresión del más profundo patriotismo.

¡“Honrar, honra”!, dijo José Martí, y los presentes y la inmensa mayoría de los dominicanos que están con nosotros hoy aquí, como así también las distinguidas Señoras: María Paula Acevedo, viuda Caamaño, Alma Arlette Fernández, viuda Fernández y Arelis Ureña, viuda Montes Arache, así como sus descendientes y familiares.

Pero estamos en la obligación de saludar la presencia de los sobrevivientes de esa Unidad Militar extraordinaria de “los Hombres Rana”, de la Marina de Guerra, vanguardia militar de nuestro pueblo; y saludar también en obligado reconocimiento a las distinguidas personalidades civiles que organizaron en el escenario profesional, esa gesta inolvidable, y saludar  a los civiles, presentes aquí que ostentaron los rangos de Jefes de Comando de aquella gloriosa epopeya y otros combatientes distinguidos.

CAPITULO CONMOVEDOR

Abril de 1965 y sus consecuencias dramáticas, heroicas, dolorosas, es un capitulo de nuestra historia que conmovió a América y al resto del mundo; que honra al pueblo dominicano por la demostración de valor y sacrificio de los que participaron en él. Que inicialmente fue un entrenamiento fratricida y después una guerra de honor, dignidad y soberanía contra un ejército invasor.

Ese capítulo debe llenarnos de orgullo y servir de satisfacción a quienes se benefician hoy, ahora, de un régimen democrático imperfecto aún, que nos permite vivir con relativo respeto y tolerancia.

Militares y policías constitucionalistas, oficiales superiores, subal-ternos, clases, soldados; civiles revolucionarios, profesionales, hombres y mujeres del pueblo, eran y son dominicanos. Militares y policías, civiles, hombres y mujeres del pueblo contrarios al Movimiento Constitucionalistas, eran dominicanos también; combatieron, se sacrificaron y murieron abonando con su sangre esta tierra generosa, hermosa, que nos vio nacer. El amor y el respeto a ella nos obligan a echar un velo de comprensión sobre lo pasado para no mantener, cincuenta años después, una actitud de rencor o intolerancia contra quienes nos enfrentamos.

En ese episodio inolvidable se destacaron hombres y mujeres, en diferentes papeles; pero el mas importante como protagonista fundamental, de proyección permanente, heroica, indiscutible, fue el pueblo dominicano, calificado por uno de esos combatientes extranjeros que nos apoyaron, que perdió la vida, Illio Capocci, como un pueblo de: “valor y sacrificios extraordinarios”.

Todos fuimos protagonistas, pero actor principal o verdadero protagonista, en episodios del pasado como Palo Hincado, las guerras de Independencia contra Haití, La Restauración y la Guerra de los Seis Años, similares al que estamos recordando, ha sido nuestro pueblo; reconocido y llamado “legendario”, “veterano de la historia”, “David del Caribe”: Admirable y eterno decimos nosotros, “Actor solitario de su historia”.

En usted, Ciudadano Presidente de la República, gracias al Gobierno del PLD, que usted preside. Gratitud eterna en nombre de nuestros próceres y héroes de Abril de 1965.

Gracias en la Memoria de Juan Bosch, “¡Presidente Moral Eterno de la República!”

(Discurso de Euclides Gutiérrez Félix en representación del gobierno de la república en la inauguración de las oficinas gubernamentales del Poder Ejecutivo en el edificio que llevará el nombre de “Presidente Juan Bosch Gaviño).

 

 

 

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