Un regalo para Leonel Fernández Reyna
¿Cómo
es posible que Danilo Medina lograra en apenas cuatro meses después de asumir
el poder alcanzar niveles de agrado por encima de su antecesor Leonel
Fernández?
A
partir de enero del 2013, cuando el periódico Hoy publicó el primer estudio de
opinión pública, realizado por la firma Gallup, evaluando la gestión del nuevo
gobierno, la interrogante anterior se convirtió en el eje conductor de las
discusiones políticas en medios de comunicación, universidades, clubes,
restaurantes, encuentros familiares y de toda índole, en una población con
altos niveles de politización como es la dominicana.
En
ese entonces, todavía no había estudiado el texto de Daniel Goleman titulad
Focus –Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia-. Ese importante
libro fue publicado en el 2013 y su primera edición en español llegó a la
República Dominicana a mediados del 2014.
Cuando
en las aulas universitarias, en las entrevistas en radio y televisión, en las
tertulias en librerías, bibliotecas y de amistades se me pedía que analizara el
fenómeno de popularidad en que se había convertido Danilo y la caída que había
tenido Leonel, expresé textualmente que el posicionamiento tenía mucho que ver
con las formas de comunicación de ambos líderes.
Leonel
un liderazgo sustentado en el conocimiento, un comunicador, maestro y pensador
reflexivo, había logrado cautivar a las personas a través del habla empática.
Por el contrario, Danilo, un liderazgo sustentado en la gerencia y control de
los cuadros de dirección partidaria,
estaba cautivando a las personas recurriendo a la escucha empática. En todas
las conversaciones dije que en estos tiempos, las personas quieren más ser
escuchadas que escuchar. En el pasado, por el contrario, las personas se
deleitaban más escuchando a sus líderes.
Esos
fueron mis criterios para analizar el fenómeno de popularidad en que se había
convertido Danilo, y de caída que había tenido Leonel. Dije también: “Que los
dominicanos hacían los análisis comparando a un gobierno con el anterior y a un
Presidente con el Presidente anterior. Por tanto, Leonel y Danilo no podían
estar los dos en la cima de la popularidad. En la medida en que la población
fuera mostrando mayor satisfacción con el estilo de gestión de Danilo, entonces
esto se traduciría en una caída en la popularidad y alteraría las percepciones de confianza y
credibilidad en Leonel.
En
la primera semana de septiembre del 2014, empecé a estudiar el texto de
Goleman, y de inmediato me di cuenta que mi apreciación fue correcta. No se
trata de que Leonel se volviera malo de la noche a la mañana, ni tampoco de que
Danilo se convirtiera en el ave fénix.
Es
que Leonel fue relevo de los caudillos ilustrados –dioses del habla empática- y
Leonel pasó la prueba convirtiéndose en un discípulo aventajado y en el mejor orador
de su generación. Leonel llegó en su momento histórico y se convirtió en el
líder paradigma de su época; mientras que Danilo también llegó en su momento y
a la velocidad de un rayo, se ha convertido en el líder modelo de su época.
Para
traducirlo un poco mejor y para que mis lectores entiendan que detrás de mis
reflexiones está el propósito de cuidar a Leonel y de valorar y reconocer la
dimensión de su legado y su obra, siendo coherente con los estudios y
publicaciones que he realizado en el pasado, me explico con mayor claridad.
Leonel
fue el líder de la sociedad del conocimiento –de la llegada e instauración de
la era digital-. Aunque en el “don del verbo”
es tan bueno como Balaguer, Bosch y Peña Gómez, Leonel llega al poder en
1996 con una visión clara del rumbo que le esperaba a la humanidad con la
entrada de la era digital -sociedad dominada por las modernas tecnologías de la información y
el conocimiento-.
Desde
el poder, Leonel expuso su visión y la puso en práctica en la medida en que las
circunstancias se lo permitieron. Su visión fue tan certera y su liderazgo tan
eficaz que en los 16 años transcurridos entre el 1996 y el 2012, él –Leonel-
gobernó 12 años, y no siguió en el poder, porque la Constitución no le permitía
postularse en el 2012.
Ahora
Danilo es el líder de la sociedad del presente (de la sociedad producto de la
era de Leonel). Danilo es el líder de la sociedad que Leonel contribuyó
determinante en su formación.
Aunque
Danilo nació el 10 de noviembre de 1951, dos años antes que Leonel, quien nació
el 26 de diciembre de 1953, en términos de percepción y valoración de las
gentes, el liderazgo de Danilo y su estilo de gestión es más joven y más para
esta sociedad y para estos tiempos que el liderazgo y el estilo de gestión de
Leonel.
Quiero
que los lectores entiendan que Leonel como líder y estadista ya desarrolló su
ciclo, y que Danilo está gobernando y liderando al pueblo dominicano en un
ciclo posterior que en ciertas medidas es producto del ciclo de Leonel.
Los
nacidos en el 1990 tenían 6 años de edad cuando Leonel llegó al poder en 1996,
y ahora tienen 24 años de edad. Los que nacieron en 1990 hijos de clase media
alta y clase alta ya no sólo son profesionales, sino que en un porcentaje
importante, tienen realizados estudios de maestrías.
Todo
parece indicar que Leonel y cercanos colaboradores, en su afán de retornar al
poder, no están viendo en sus adentros los cambios producidos en la sociedad
dominicana de los cuales él ha sido el principal protagonista, pero que de aquí
en adelante, en términos de expresión de votos, se les hace difícil que sea su
beneficiario.
Hasta
ahora, la inmensa mayoría de los líderes dominicanos han tenido en común la
conducta de que les gustan que le digan
lo que quieren escuchar. Y Leonel no escapa. De hecho, a quienes los líderes
promueven y suben a la cima, son a los colaboradores que asumen ese
comportamiento. En los entornos de los liderazgos, se forma como especie de un
tribunal, que se dedica a monitorear las declaraciones y comportamientos de los
allegados para sentenciar “quien es leal y quien no”.
Tanto
en público como en privado he dicho, y ahora reitero, que Leonel y sus
colaboradores después de su salida del poder han cometido una serie de errores
estratégicos y de comportamientos que se han traducido en deterioro de la
imagen del liderazgo.
Percibo
que Leonel está a punto de cometer el error político mas grave de toda su
carrera, y pienso que mi deber, aunque él no se sienta cómodo ni tampoco a
ciertos colabores les guste, es hacerle la advertencia.
Al
salir al ruedo de manera evidente a buscar una candidatura, Leonel está
arriesgando mucho, está poniéndolo “todo” en juego en busca de nada.
Balaguer
actuaba movido por el sentido histórico y la razón. Una y mil veces dijo que
sus decisiones estaban movidas por las circunstancias. Sabía que su posible
retorno al poder dependía del desempeño que tuvieran sus sucesores.
Entre
1978 y 1986 –interregno de tiempo en que Balaguer sale del poder y retorna-:
¿cambió Joaquín Balaguer su visión, su pensamiento y su forma de liderazgo, o
por el contrario, cambió la sociedad?
Fue
la sociedad la que cambió. Balaguer seguía siendo el mismo, aunque ahora ciego.
El
retorno de Balaguer se debió a que una parte mayoritaria de la población se
sintió frustrada por el desorden y anarquía en que los perredeístas habían
sumergido al país, situación que aprovechó el caudillo reformista para retornar
al poder en un certamen electoral reñido y con resultados aún todavía
cuestionados.
Balaguer
retornó porque el PRD fracasó. Resulta que el relevo de Leonel no ha fracasado.
Por el contrario, Danilo y su gobierno tienen niveles de simpatías,
popularidad, confianza, aprobación y agrado que Leonel y su gobierno nunca
alcanzaron. Inclusive, ahora el PLD tiene un posicionamiento en simpatías que
nunca en el pasado alcanzó.
Ahora
Leonel tiene que demostrar si es realmente un líder sabio, consciente de su
legado, dimensión y trascendencia histórica, o si por el contrario, es un
instrumento de personas y grupos que bajo su amparo ascendieron social,
económica y políticamente, y que quieren retornar al statu de los privilegios
de que disfrutaron en el pasado, sin importar la suerte histórica que corra el
liderazgo.
El
hecho de que Danilo concite niveles de simpatías, confianza, aprobación y
agrado por encima de los niveles que concitó Leonel; y el hecho de que Leonel
concitara niveles de popularidad, confianza, aprobación y agrado por encima de
los niveles que concitó Balaguer, no significa en términos de evaluación de
gestión y de liderazgos que “Leonel sea mejor que Balaguer y que Danilo –que
aun comienza- sea mejor que Leonel.”
Leonel
hizo una gran gestión en parte favorecida por el buen clima y la estructura
física y material que les dejó Balaguer. Eso contribuyó a que pudiera enrumbar
al país hacia una nueva Era.
Danilo
está haciendo una gran gestión en parte favorecido por el buen clima y la
infraestructura física y material que les dejó Leonel. Esto le ha favorecido
para que su visión de Estado Social, de
Economía Social de Mercados y transparencia en la gestión pública, sea
certera.
Pienso
que muchas personas en el PLD en su afán
por tener cuotas de poder, no están analizando, ni tampoco viendo el proceso
histórico con objetividad. Los intereses personales y de grupo impiden que
piensen en lo conveniente para el partido y el país.
Todos
aquellos que sufren por el hecho de que el actual gobierno y el presidente
Medina hayan concitado niveles de simpatías y agrados por encima Leonel y sus
gobiernos, no están actuando movidos por la sabiduría, ni por la razón.
Todos
aquellos que piensan que si Danilo está en la cima de la popularidad y triunfa,
entonces Leonel pasa a ser un fracasado, no tienen conciencia mínima de la obra
y el legado que ha construido Leonel en beneficio de la sociedad dominicana, ni
tampoco de la dimensión histórica y estirpe de su liderazgo.
Dentro
de todos los presidentes que ha tenido la República Dominicana, Leonel encaja
en la galería de seis que por su obra y
legado, tienen una Era. Empero, Leonel debe tener muy en cuenta que los
liderazgos pasan a la historia más por lo que hacen al final que por lo que
construyen al principio.
Ahora
Leonel tendrá que decidir si se acoge al privilegio que han tenido pocos
liderazgos en América Latina de en vida entrar en la fase de la reproducción
política, cosechando el honor de ayudar a sus discípulos y subalternos a ganar
y gobernar bien, o si por el contrario, se comportará como uno más de aquellos
liderazgos que han dañado su final, al actual regidos por el patrón psicológico
y cultural de “ser ellos o que entre el mal”.
Tras
su salida del poder, el 16 de agosto del 2012, Leonel debió dar señales claras
de que no estaba interesado en su retorno y de que se dedicaría, por un lado, a
la reingeniería y rediseño del PLD para fortalecer su institucionalidad y
acercarlo más al partido ideal que demanda la sociedad; y por otro lado, a
realizar una misión de pedagogía democrática, labor que muy pocos ex presidentes
pueden hacer, y que él, en su calidad de un liderazgo sustentado en el
conocimiento puede llevar a cabo con mucha facilidad, y de ese modo incidir en
la construcción y formación estructural de los liderazgos del presente y el
futuro.
Ahora
mismo, no es fácil saber con precisión, entre Juan Bosch y Joaquín Balaguer, de
cuál de los dos las personas hablan más y mejor. Resulta que mientras Balaguer
gobernó por 22 años, Bosch apenas gobernó por siete meses. Sin embargo, son los
dos liderazgos considerados rectores de la democracia dominicana.
Leonel
si se cuida y se maneja correctamente de aquí en adelante, dentro de un par de
décadas entrará en la historiografía, al igual que Joaquín Balaguer, como
protagonista de una era, de un ciclo de desarrollo económico y fortalecimiento
democrático del Estado.
La
gran tarea, la gran misión, el gran reto que tiene Leonel por delante, siempre
y cuando actúe movido por la inteligencia, la razón y la búsqueda de grandeza
histórica –y pienso que un líder político que pronto cumplirá 62 años de edad,
no debe tener otros motivos por los cuales luchar-, debe ser convertirse en
modelo y referente para los liderazgos futuros, así como en motivo de orgullo y
satisfacción para los dominicanos y dominicanas.
Para
que el liderazgo de Leonel y su obra entren en la historia y la memoria
colectiva del pueblo dominicano en la dimensión que merece, Leonel debe prestar
especial atención al cuidado de su imagen y su reputación.
Hay
dos cosas que Leonel no debe perder de vista.
Primera:
Los líderes son recordados más por la forma como terminan que por la forma como
comienzan.
Segunda:
A lo largo de la historia quienes han dañado a los líderes no son sus enemigos,
ni tampoco sus adversarios, sino sus allegados y cercanos colaboradores que
traicionan la confianza y sufren de avaricia, el más peligroso cáncer que haya
padecido la humanidad.
El
hecho de poner a Leonel a competir con Reinaldo Pared Pérez, Francisco Javier
García, Temistocles Montas, Radhamés Segura y otros aspirantes a la candidatura
presidencial del PLD que saldrán próximamente, es poner a Leonel a perder de
forma segura.
El
sólo hecho de tomar un liderazgo de su dimensión y ponerlo a competir con sus
discípulos y sus hijos políticos: es desmeritarlo, es reducirlo, es
empequeñecerlo, es dañarlo.
Un
líder que era el guía de todos, seguido, respetado y admirado por todos, ahora
se está dejando utilizar para pasar de un terreno fértil a un terreno minado
hasta en el propio Comité Político de la organización que preside.
En
un proceso interno, si Leonel saca el 50 por ciento de los votos y todos los
demás aspirantes juntos sacan el otro 50 por ciento, Leonel perdió ganando.
Un
líder que siempre ganó las elecciones con dos dígitos porcentuales de los votos nacionales por encima de la votación de
su partido ¿Cómo exponerlo a esto? Es una pregunta que me formulado una mil
veces.
A
caso quienes se empeñan en lanzar a Leonel en busca de la candidatura se han olvidado de que los demás
aspirantes declarados son personas que andan cerca de los 60 años y otros que
superan esa edad, que se trata de profesionales que tienen una carrera hecha en
la política y en la Administración Pública.
Se
trata de dirigentes que se han lanzado al ruedo en busca de convertirse en
líderes, y por lo visto, no darán vuelta atrás, no declinarán en sus
propósitos.
Observando
las energías que fluyen en las actividades realizadas por los precandidatos,
así como lo semántico de sus pronunciamientos, si Leonel decide buscar la
candidatura, lo más lógico que puede suceder
es que al final todos se unan en su contra. Quizás, para quienes lo que
buscan es la oportunidad de retornar a un puesto en el gobierno y ven en Leonel
la oportunidad, el riesgo vale la pena.
¿Quién
o quiénes pueden evitar que un par de semanas antes de las primarias los
funcionarios del gobierno se pongan de
acuerdo para apoyar a un precandidato que no sea Leonel?
¿A
caso ya se olvidaron de los resultados de los procesos internos para los
Miembros del Comité Central y del Comité
Político?
Alguien
puede imaginarse a “Leonel siendo derrotado en unas elecciones internas en el
PLD”. Eso puede pasar. En el PLD hay muchas personas que aspiran, pero que la
luz de Leonel impide que brillen. Si les ponen en bandeja de plata una
oportunidad la aprovechan, y poco después escogen a otro presidente del PLD.
Espero
que Leonel Fernández Reyna entienda el verdadero significado que tiene su
liderazgo para la sociedad dominicana. Si Leonel quiere reducirse,
empequeñecerse, dañar su legado, su obra, su imagen y su reputación, exponerse
a ponerlo todo en juego a cambio de nada: “allá él”. Es un derecho ciudadano
que le asiste.
Leonel
no tiene nada que buscar en el 2016: “Si gana el proceso interno a sus
compañeros, ha perdido” “Si gana las elecciones, también ha perdido, ya que por
diversas razones no podrá hacer una gestión que supere a sus gestiones
anteriores”.
Quiero
dejar bien claro que no estoy sugiriendo que Leonel se retire de la política,
ni tampoco que descarte la posibilidad de volver a ser Presidente de la
República. Ninguna de las dos cosas, deben suceder.
Pudiera
en el futuro producirse acontecimientos que estimulen a la población a que
añoren los tiempos de Leonel y los electores clamen por su retorno. Todo es
posible.
Pero
ante el buen desempeño que tiene el gobierno y los altos niveles de confianza y
credibilidad de que disfruta el presidente Danilo Medina, no se perciben
vientos huracanados ni tampoco tempestades que puedan alterar el optimismo y la
esperanza que reina en la población.
En
todos los estudios de opinión pública realizados en el año que transcurre, la
mayoría de la población, al margen de
filiación partidaria, califica el presente como mejor que el pasado y perciben
que el futuro será mejor que el presente.
Es
la primera vez en la República Dominicana y en pocos países de América Latina
se ha dado el fenómeno de que un partido mientras ejerce su tercer periodo de
gobierno de forma continua, logra incrementar su popularidad. Esto se puede
prestar a que muchos se equivoquen y piensen que las elecciones del 2016 son
“pan comido” a favor del PLD y que con cualquiera se gana.
El
gran reto y compromiso que tiene el PLD para con la democracia y el desarrollo
de la Nación, es garantizar que ese clima social se mantenga y que con el
devenir del tiempo, se ponga más fértil.
La
candidatura presidencial del PLD para el 2016 debe recaer en un liderazgo que
pueda ser presentado como la continuidad de la presente gestión, y que al mismo
tiempo represente oportunidad y esperanzas.
Leonel
no puede ser mercadeado como la continuidad de la obra de Danilo. Eso no es
posible. Tampoco es viable promover un retorno a lo anterior, cuando el
presente esta mejor valorado por la población. Es algo improcedente.
Aunque
haga docenas de actividades rodeados de jóvenes, el liderazgo de Leonel ya tiene un compromiso
con una generación y con unas estructuras de las cuales no podrá distanciarse.
Las personas los perciben a ellos como parte de él, y no llegan a visualizarlo
a él sin estar rodeado de ellos. Es algo con lo que les tocará cargar.
Esperamos en Dios que estas gentes entiendan que los líderes cosechan tanto las
cosas buenas como las cosas malas que hacen sus colaboradores.
Si
Leonel les saca los pies a sus viejos colaboradores pensando que con esa
estrategia se posicionará como el nuevo amo de la juventud y las mentes
racionales de los profesionales de la clase media, se está equivocando, y se
puede quedar sin unos y sin los otros.