Un llamado para los que aspiran a puestos públicos

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El autor es antropólogo. Reside en Santo Domingo

La sociedad hoy vive un momento complejo, (como siempre ha sido) que derivará en cambios esenciales para la convivencia humana.

Fenómenos naturales como terremotos, maremotos (tsunamis), huracanes así como pandemias han hecho presencia a lo a largo de la historia de la humanidad. Paralelo a estos fenómenos naturales otros hechos de carácter cultural como las guerras han derivados en exterminios de masas humanas y con ellas el caldo de cultivo para el desarrollo de patógenos que contagian y  exterminan a poblaciones sanas.

Las guerras, invasiones y las conquistas han sido las expresiones humanas más irracionales de parte de las monarquías, los imperios y las grandes potencias, cuyo fin último fue y es dominar, saquear y enajenar a los pueblos invadidos y con ello dejarles las improntas de la dependencia, enajenación y pobreza.

Del lado de los invadidos, conquistados, saqueados se han formados sociedades que aun resisten, siendo sus intenciones, sus derechos a la autodeterminación y con ello a defender sus territorios, sus culturas y su forma de gobernar, aunque aun les persiguen los actores antes señalados.

Las sociedades que conforman el mundo hoy han sido impactadas indistintamente (por sus particularidades) por las llamadas potencias de una manera u otra, tal y como notamos cuando consultamos las historias de cada una de ellas en los diferentes textos y autores.

Hoy vemos con tristeza como una pandemia nos azota, desarrollando su instinto maligno y creando desconcierto por ser un visitante invisible que no discrimina color, clases sociales, oficios, profesión y un largo etc.  De la misma manera delata las prácticas de los gobiernos neoliberales, socialistas, los principados árabes, las llamadas dictaduras. Nadie escapa a un invasor tan pequeño que trata a todo el mundo igual, aunque no el mismo cuidado para los individuos infectados. El COVID-19 ha sido capaz de desnudar las acciones de las políticas públicas de los gobiernos.

Un evento como el que hoy observamos y percibimos miles de millones de seres humanos, nos mantiene atónico,  bajo la mirada de una partícula sin vida, solo esperando la oportunidad de caer en nuestro cuerpo para tener vida y destruirnos. No es una paradoja, ni una gripecita como dirían algunos gobernantes, es la presencia de un virus mutado (COVID-19) de otros y cuyos efectos –ya demostrados-tenderán a producir trauma psicológico, social y económico sobre todo en las poblaciones con economía informal.( Refiérase a las economías del llamado Tercer Mundo, Dependiente, subdesarrollado o de la periferia según la clasificación de los organismo internacionales)

Aunque el brote ha causado mayor número de casos en los grandes países, tanto en población como en la economía, sus efectos no han sido tanto comparado con los llamados países  dependiente-subdesarrollado.

Es importante hacer comparaciones en término absoluto y relativo. No es lo mismo 20,000 casos en una País de mil millones de habitantes y una economía estable y buena calidad del gasto, que 1,000 casos en un país con 8 millones de habitantes y con una economía con bajo crecimiento económico y mala calidad del gasto. El impacto será mayor en el último, correspondiendo esta situación a países como el nuestro (aun teniendo un crecimiento económico sostenible en los últimos años según los informe del Banco Central de R.D), Ecuador, Panamá, Perú entre otros, por lo habría que afrontar de manera mesurada la política de Salud Pública.

Además la detección del virus es directamente proporcional a la cantidad de pruebas aplicadas para detectar el virus  y la capacidad para identificar a los posibles afectados. En ese sentido los resultados podrían ser más fiables en los países de mayor desarrollo económico, salvo algunas excepciones. (Aunque juega un papel de primer orden la calidad del gasto y lo consignado en el presupuesto en política de salud pública).

A partir de estos planteamientos y viendo como nuestros países han devenidos históricamente y atado por la llamada geopolítica creo que el momento es propicio para una reflexión de los actores políticos (ostentan el poder), que a la larga son los que definen el futuro de los países, aunque también juegan un papel protagónico los movimientos sociales, manifestando derechos conculcados.

Cada país es único a pesar de la impronta colonial, los sistemas de gobiernos y sus líderes aun arrastran el caudillismo y con ello el nepotismo, clientelismo, corrupción,………….. ,que obnubilan e impiden desarrollar o  crear las condiciones para desarrollar una democracia verdaderamente representativa.

Nuestro país en este momento tan crucial necesita de estos actores políticos, aunque por más que queramos están cargados de compromisos que son los que en definitiva limitan las capacidades para llevar a cabo las políticas públicas que beneficien a la los ciudadanos.

En momento como este, donde estamos los dominicanos pendientes de afrontar la pandemia y con unas ganas inconmensurables -si es que se puede decir-de seguir viviendo los políticos deben de cambiar sus aptitudes y actitudes en este devenir post-pandemia.

Hoy estamos confinados en nuestra casa, pero, cuántos no los están, o están hacinado en una vivienda? Sabemos de las acciones del gobierno para mitigar la situación, así como los partidos políticos (para campaña política-no lo sé-), empresarios, organismos internacionales, deportistas,………. A pesar de todo el esfuerzo el pasado nos persigue y que por más que queramos aun llevamos esa impronta, que es la que tenemos que combatir.

Pero, qué nos quedará de esta experiencia? , cambiarán los llamados políticos, serán capaces de comprender que el mundo postpandemia necesita de una nueva gobernabilidad que se preocupe por los problemas fundamentales de los ciudadanos. Que el interés común esté por encima del personal y que comprenda que el que llega a ser funcionario público es simplemente un servidor público y su único privilegio es que goza de la confianza que un pueblo les dio en un concierto electoral.

JPM

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Hacer lo Justo
Hacer lo Justo
3 Años hace

Muy bien ponderado artículo.
Da pena que vaya dirigido a un@s individuos llamad@s políticos,que lo primero que deberían hacer, incluyendo los que ocuparon nuevos cargos públicos ayer,es rebajarse sus sueldos y eliminar sus barriletes,como consecuencia del difícil momento social y económico,como consecuencia del Coronavirus.