Ten cuidado de ti mismo

Las sociedades contemporáneas reflejan un alto índice de complejidad, la cual no es fácil discernir. De ahí que, el mundo económico, político, religioso, y social tiene triunfos y fracasos con mucha frecuencia. Algunos dicen que «cada cabeza es un mundo,» pero la situación es que cada mundo no es una cabeza, y que el mundo no se deja guiar por la la cabeza.  En cada uno de esos mundos hay muchas cabezas, que aveces algunas están de acuerdos, otras en total desacuerdos, y otras que conspiran contra todo lo que refleje intenciones contra sus intereses.
 
Un llamado prudente fue el que el apóstol Pablo hizo al joven  Timoteo, cuando le escribió: «Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren,» I Ti. 4:16. El ser humano tiene la tendencia natural de seguir diferentes caminos, que no todos conducen al bienestar de la sociedad; las pasiones juveniles y las frustraciones acumuladas por los años, conducen  a que se vean las cosas de diferentes ópticas, y por ende concluyen en diferentes resultados.
Qué creemos, qué practicamos, qué somos, y qué enseñamos son motivaciones que debemos conocer para poder dirigirnos hacía un camino que asegure el bienestar personal y social. Cada quien puede considerarse auto- suficiente, o el super- hombre, pero en realidad son criterios equivocados. Pablo escribió: «Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno,» Rom. 12:3.
«Ten cuidado de ti mismo,» para que tus pies no sean puestos sobre las brazas, pero tampoco sobre una tierra movediza. La firmeza del ser humano, se obtiene mediante la prudencia y la honestidad. Jesucristo nos enseñó a diferenciar lo celestial de lo terrenal, cuando dijo: «¿Por qué me tentáis? Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios» Lc. 20: 23b- 25.
Estamos en un año pre- electoral, lo que indica que la fuerza del César se manifestará con más ahínco. La pregunta sería, ¿puede el cristiano, o creyente en Cristo ser político? Primero, si se considera la política como una ciencia que busca la felicidad del ser humano, y se practica como la manifestación del amor al prójimo; Segundo, si el cristiano es fiel , leal a Cristo Jesús debe poner los principios y mandamientos de Cristo, por encima de las circunstancias políticas; y tercero, si lo que lo motiva a ser político es el bien social, y sobretodo alcanzar una mejor posición para predicar el evangelio y glorificar al Señor, entonces  se puede ser cristiano y político.
«Ten cuidado de ti mismo,» es un llamado a la conciencia del individuo, pero a la vez, es una manifestación de las debilidades e imperfecciones inherentes en el ser humano. Poner al  individuo frente a las circunstancias indignas , es lo que hace que se manifiesten estas condiciones adversas a la dignidad humana; pero también, si se reacciona correctamente puede fortalecer el carácter del individuo. El miedo al dolor, al sufrimiento, al fracaso y a cualesquier condiciones negativas, pueden hacer que el individuo llegue a flaquear.
Los valores que embellecen y  guían la vida de las personas, deben ser cuidadosamente plantados en el corazón de éstas, y deben ser cultivados con la misma frecuencia en que nuestro corazón palpita. Un descuido puede llevarnos al fracaso, porque los demonios y sus secuaces buscan como desviar del camino  correcto a las criaturas de Dios. Es complejo el mundo religioso, como lo son las emociones en el pensamiento humano. Ser de Dios, es actuar como hijo de Dios, lo que implica que se asumen los atributos de Dios, como inherentes en la persona.
Nuestras sociedades y quienes las componen debemos tener cuidado de sí mismos, porque sin dudas que el mundo anda de cabezas; las verdades son presentadas como mentiras, y la mentiras como verdades. Alguien me preguntó, ¿a quién creerle? La respuesta dada fue que cada quien debe indagar la verdad de las cosas, por sí mismo. Tenga cuidado de usted mismo, y con mucha mayor razón cuidarse de los demás. Una profesora de Historia, demostrando que confiaba en mí, dijo: «Cuando no podamos creer en los religiosos, entonces no podremos confiar en nadie.» Yo le dije, agradezco su confianza, pero no confíe en nadie, tan solo en Dios.
«Ten cuidado de ti mismo», responsabiliza al individuo a estar despierto, a entender las circunstancias, y a ser apremiante en sus acciones y reacciones. El conocimiento es un factor libertador, pero es el conocimiento verdadero, el falso destruye a los individuos. La vida del ser humano puede convertirse en una carcoma que la destruya a sí misma; cuide sus emociones, sus pensamientos y sus comportamientos los cuales son fundamentales para su éxito. Descubra qué hay detrás de la oscuridad, y entonces podrá apreciar la importancia de la luz; tenga cuidado de sí mismo. Dios le bendiga.
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