Sutil, pero igual prostitución
La voz sensual de la chica explica al posible cliente mediante un mensaje de WhatsApp su catálogo de servicios, los horarios en los que está disponible y claro, los altos montos que cobra por horas o días, “según el tiempo por el que el interesado la requiera”. La muchacha, que se define a sí misma de medidas voluptuosas, aclara que no se siente prostituta, porque no vive en forma exclusiva de ese intercambio antiguo de carne y sexo por dinero “más bien, lo hago por placer”. ¡?. Sustenta sus argumentos en que estudia y trabaja y que solo “ejerce” en sus pocos ratos libres. Como muchas otras jóvenes se dedica a distribuir mensajes de texto o de voz y fotografías por las redes sociales a hombres de clase media que podrían interesarse en sus servicios. Pero aclara que no son iguales a las prostitutas callejeras, que la diferencia es que con ellas los que accedan a sus favores sexuales pueden tener una conversación agradable, ir a un lugar decente a cenar, escuchar buena música o recibir un masaje. Que no van “al grano” de una vez. Establecen sus puntos de negociación en cualquier lugar físico o virtual. Como aquellas dos ya no tan mozas, sí atractivas, que abordaron con la mirada y por separado a Juan en aquel bar elegante, sin impórtarles que iba acompañado. Le pareció irónico que la que más insistiera en coquetearle fuera precisamente la que estaba con un hombre que por la actitud calificó como su pareja. De acuerdo con el Consejo Nacional para el VIH y el Sida, la prevalencia entre las trabajadoras sexuales de Santiago es de 5% y con tendencia a incrementar. En otros sitios es superior aún. Pero esa cifra seca no parece asustar a la cada vez mayor cantidad de chicas que según las estadísticas oficiales se lanza a ese negocio. Más parece intimidar a las veteranas la competencia que representa el ingreso al oficio de tantas mujeres más jóvenes que poco a poco las desplazan en esa “profesión” justificada por una lista inacabable de excusas y que envuelve un inventario también interminable de riesgos.