Subir al Empire State, opinión y consejos
Unas de las mejores vistas de Nueva York son las que se obtienen al subir al Empire State Building. Este emblemático edificio ya no es el más alto de la ciudad, pero sigue siendo uno de sus grandes iconos y una de las visitas imprescindibles en Nueva York.
A continuación os dejamos algunos detalles sobre su historia y sobre la visita, incluyendo 15 consejos y trucos, además de toda la información práctica para visitarl precios, horarios, descuentos, etc.
Por cierto, si vais a viajar a Nueva York no os perdáis tampoco las vistas desde el observatorio «Top of The Rock» situado en el Rockefeller Center, al que dedicaremos un post más adelante.
En las décadas previas a la Gran Depresión, Estados Unidos había recibido a millones de inmigrantes venidos de todo el mundo (podéis visitar Ellis Island si os interesa el tema). Eran tiempos de bonanza y Nueva York crecía en todos los sentidos. Poco antes del Crack del 29, los constructores de la ciudad se habían lanzado a una «competición hacia el cielo» para ver quién erigía el edificio más alto del mundo.
En mayo de 1930, The Trump Building -inaugurado un mes antes- era superado por el Chrysler Building, que colocaba el listón en 319 metros.
El récord no estuvo exento de polémicas, pero 11 meses después todas quedaron zanjadas con la inauguración del Empire State Building, de 443,2 metros de altura (381 m. hasta la azotea) y 103 plantas.
El Empire State, bautizado así por el sobrenombre del estado de Nueva York, fue diseñado por William F. Lamb en sólo 2 semanas utilizando bocetos de sus edificios anteriores.
Los promotores del proyecto fueron John J. Raskob y Pierre S. du Pont, quienes contaron con el apoyo de importantes políticos de la época como Al Smith (exgobernador de Nueva York) y James Farley (hombre importante de Franklin D. Roosevelt, por entonces gobernador de Nueva York y más tarde presidente de los EEUU).
El edificio, de estilo art decó, empezó a construirse en enero de 1930, cuando sus otros dos grandes competidores aún no estaban terminados.
Las obras, en las que fallecieron 5 de los casi 3.500 obreros participantes, finalizaron el 1 de mayo de 1931. Desde entonces hasta 1970 fue el edificio más alto de la ciudad y del mundo.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, el Empire State volvió a ser el edificio más alto de la ciudad hasta que en 2012 fue superado de nuevo por el One World Trade Center. Al día de hoy (agosto de 2014) es el 4º rascacielos más alto de USA y el 23º del mundo.
Nosotros visitamos el Empire State en temporada baja, así que no sufrimos demasiado las temibles colas (aunque las había).
Una vez tengáis las entradas sólo tendréis que dejaros guiar por el personal hacia un primer ascensor que os llevará a la segunda planta. Allí os darán las estupendas audioguías, disponibles en castellano, que tienen pantalla táctil y contenido multimedia.
A lo largo del recorrido hacia los siguientes ascensores encontraremos pequeñas exposiciones con la historia del edificio y de la ciudad. Todo esto ameniza un poco la espera. No se puede subir por las escaleras, salvo los últimos pisos, donde os darán esa opción si no queréis esperar a los últimos ascensores.
La mayoría de la gente accede al observatorio de la planta 86 por ser más barato que el de la 102.
La plataforma de observación de la planta 86 permite rodear toda la azotea y siempre se puede encontrar un hueco entre la gente para sacar buenas fotografías o ver con tranquilidad el skyline de NY.
No hay cristales que entorpezcan, lo cual es bueno para la cámara, pero malo para la garganta (subid abrigados).
En cuanto a las vistas, ¿qué decir? No sólo es emocionante e impactante poder ver todo Manhattan desde semejante altura, haciendo que todo parezca pequeño e irreal, sino que uno piensa: «¡vaya! Aquí estoy, ¡en el Empire State… ese gran símbolo de Nueva York… ese edificio que tantas veces he visto en las películas!». Y, por supuesto, ¡es inevitable acordarse de King Kong!
Como dijimos al principio, si hay algo que puede superar a las vistas del Empire State son las vistas desde el Top of The Rock, puesto que desde allí veremos el propio Empire State y, además, Central Park (no visible desde la planta 86).
Supongo que sobrevolar la ciudad en helicóptero debe ser aún más impactante, pero a nosotros no nos llegaba para tanto el presupuesto y las vistas desde estos dos edificios nos dejaron más que satisfechos. Por desgracia no es una experiencia barata, pero aún así la recomendamos encarecidamente.
Fuente: LOS APUNTES DEL VIAJERO
jt/am