OPINION: Si quieres conocer a Monchito dale un carguito
«Con usted tenemos una deuda eterna que saldaremos tan pronto lleguemos al poder». Eso me decía Margarito Carlos de León, un «amigo» político que solía llamarme «hermano» antes de su designación como subdirector del Departamento Nacional de Investigación (DNI), cargo que le ha pemitido mostrar su verdadera personalidad.
Considera él y dos o tres de sus seguidores a los cuales ha logrado colocar en el Gobierno que ya no necesitan la careta que utiliza la mayoría de políticos y falsos amigos para ocultar su real rostro.
En mi profesión de periodista, en varias ocasiones fui invitado a cubrir actividades del ahora oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM) que Margarito y su grupo pagaban con promesas de «cuando lleguemos al poder, habrá un espacio especial para usted», cosa que nunca creí ni dejé de creer.
Hace poco estuve en República Dominicana, donde necesité (y solicité) la ayuda de Margarito, su «asistente» Ramón Valerio y su «alicate» Víctor Polanco, viceministros de Interior y Policía. Margarito nunca me contestó el teléfono, Valerio se me escondió y Polanco me recibió, pero me trató como a un desconocido.
El favor que solicitaba no era para mi, sino para dos personas muy mías que están pasando por una muy mala situación, que se «fajaron» en la campaña para llevar a Luis Abinader a la presidencia y me pidieron que les diera una manita con Margarito, ya que les había presumido de que era «mi herrrrmano».
En principio no entendí el abrupto cambio de mis «ex hermanos», pero luego comprendí que quizás sean del tipo de personas que viven una realidad que ni ellas mismas entienden y que el salto de la «nada» a funcionarios los ha llevado a confundir la humildad con la pedantería.
El poder desvela cómo somos. Cuando tenemos un cargo se ve el plumero de nuestros valores e inseguridades. Hay personas que cuando tienen un pequeño puesto se transforman.
Y es que quienes piensan en blanco y negro a menudo acaban siendo arrogantes. A ese tipo de personas los mueve el poder individualista, anteponen siempre sus intereses a los del resto.
Creo que la mejor manera de tratar con la arrogancia de esos nuevos funcionarios es ser honesto con ellos sobre cómo hacen sentir a quienes les aprecian o alguna vez lo hicieron.
De esa experiencia aprendí que los falsos amigos y las personas déspotas y arrogantes nunca te tratarán con respeto, al contrario, te menosprecian para sentirse mejor porque creen o saben que valen menos que tú.
Eso te pasa por pedilon. Pedilon no solo para ti sino para otros (para demostrarle a esos otros que tu estas Pegao.)
Ahora este atrapapesos quiere extorsionar a funcionarios para que le den trabajo a sus amigos
AHHHHHH YA QUERIAS COMENZAR A NOMBRAR GENTE EN EL GOBIERNO JAJAJAJAJAJAJAJAJA TE JODISTE !!!!!!JAJAJAJAJAJAJAJA
TE PAGARON POR TU TRABAJO Y BIEN PAGO CADA NOTA DE PRENSA A 280 DOLARS
Asi hay muchos.por no decir todos,ya me paso a mi con alguien que me pedia consejos, y cuando llegaron si te vi, ni me acuerdo.
Es que no hay uno, uno solo de todos los partidos que sean diferentes.Las diferentes clases de la burguesía -baja pequeña y media- son incapaces de tener dignidad, palabra, sentimiento ni vergüenza ; usan a los demás para poder ascender ya que por sí mismos no pueden por su incapacidad humana e intelectual.
El poder no cambia a las personas, solo revela lo que verdaderamente son. -José Mujica- ex presidente de Uruguay
Lo mejor dicho en palabras.. Que puedan hacer bajar de las nubes a personas. Que no saben que cuando subieron ahí estaban los amigos. Apoyando y ayudando su ascenso Pero cuando se vean abajo estarán solos…. Así es la vida de simple..
Recuerda, los ingratos no tienen me moria…
El malagradesido olvida pero hay ke refrescarle la memoria, así son todos.
Hermano, colega y compadre, te quedaste corto en este arti**** y te recomiendo que por el Consulado de Nueva York ni te acerques porque ahí es que hay hipócritas, te miran por encima del ombro y muchos ni te saludarán, pero no te preocupes y canta la canción de Gilberto Santa Rosa, «Dejala que siga yo la agarro bajando».