Ser político

La política es más que ideología, y es consciente, voluntaria y gratuita: implica administración, Estado, gobierno, diplomacia, estrategia, táctica, habilidad, destreza…y hasta argucias y astucias. El político, el politólogo y el politicastro son diferentes…y andan por caminos distintos. Ser político es un acto de suprema responsabilidad con la patria, las presentes y futuras generaciones. Dado que según Ralph Waldo Emerson la economía es la base de todas las independencias, ser político implica producir, crear, multiplicar y mantener sus finanzas personales independientes del Estado, por sus propios medios y por el camino correcto, siendo financieramente autosuficiente. Ser político es luchar, combatir, levantarse e ir a la fragua redentora, hacia la toma y el mantenimiento del poder del Estado para desde el mismo manejarse con honestidad, lealtad y efectividad. Ser político es asumir compromisos y acciones de cambios profundos por un país mejor y diferente, en el cual haya igualdad de oportunidades, justicia social y por tanto eliminación de los privilegios y discriminaciones. Ser político es tener valor personal para trabajar y luchar por la verdad, la razón, el derecho, la belleza, el amor, la justicia, la moral, la lógica, la objetividad, flexibilidad, amplitud de miras, mística, comunicaciones, actualidad, lo real y concreto, la legitimidad, libertad, democracia real, dignidad, vergüenza, honor, responsabilidad, sano interés y la realidad renovada. Ser político es luchar con sus propios medios y por el camino correcto en procura de la decencia, la paz, la tranquilidad y el bienestar de la ciudadanía. Ser político indica planificar, no improvisar, y en consecuencia tener dominio y control emocional: las palabras debe usarla como los guerrilleros las balas, sabiendo SIEMPRE qué decir, cuándo decirlo, dónde decirlo…y solo decir lo que conviene y cuando conviene, sin dejar de ser auténtico. Es mejor callar que cometer sincericidio. Ser político implica despojarse de indiferencias, complejos, oportunismos, individualismos y entreguismos. Ser político es convertirse en un ejemplo, estimular con las palabras y los hechos, con filosofía y práctica, una cultura de convivencia pacífica, de trabajo en equipo y para todos los componentes de un país. Ser político es asumir sacrificios y dedicarle todos los recursos disponibles a la nación que nos da guarida y a la cual le devolvemos algo más de lo mucho que recibimos de ella. Ser político es asumir riesgos iguales o superiores a los que enfrentaron los creadores, líderes y mártires de la patria, que lo sacrificaron todo, incluso sus vidas, para legarnos un país libre e independiente, con soberanía plena, autonomía, autosuficiencia, una identidad propia, con deberes y derechos. Ser político es juntarse con el pueblo y sus Organizaciones Comunitarias de Bases (OCB), las grandes masas, y luchar juntos por sus reivindicaciones. Ser político es ser firme, enfocado, consecuente, decisivo y determinante en las mejores causas nacionales. Ser político es servir al Estado, no perjudicar a sus ciudadanos: es aceptar el país como altar para ofrendar su vida y no de pedestal para levantarse sobre ella, como dijo e hizo el poeta y apóstol cubano José Martí Pérez. Ser político es un constante agente dinamizador y multiplicador de cambios positivos, de renovación, innovación, creatividad y transformación para un mejor país. Ser político es ser íntegro, con valores y principios éticos, generador de confianza y credibilidad, concertador, conciliador, respetuoso y de excelentes relaciones humanas. Ser político moderno es tener formación y conducta política: tener visión, olfato, carácter, temperamento, talento, genio, liderazgo, verbo, discurso y comportamiento político. Ser político es ser moderno, planificado, metódico, organizado, disciplinado, gerente para incrementar la producción, productividad, efectividad, honestidad y mejor distribución del bienestar. Ser político moderno es tener visión, misión, planes, políticas, filosofía, ideología, programas, estrategias, proyectos, objetivos, metas, actividades coherentes y una agenda diaria consecuente, con administración productiva del tiempo y de todos los demás recursos disponibles. Ser político moderno es ser un gerente efectivo que racionaliza y optimiza los recursos y los utiliza con gradualidad en los fines y propósitos establecidos para un mejor desempeño de la colectividad, sus objetivos y sus metas temporales. Ser político moderno implica diseñar, aplicar y dotar de recursos para su implementación, de instrumentos y mecanismos de trabajos, con seguimiento del cumplimiento, evaluación del desempeño y reconocimiento del mérito, pero también aplicar premios y sanciones. Ser político moderno implica dominar el proceso de adopción de decisiones inteligentes, lógicas, racionales, objetivas, en equipo y justas, evitando las discrecionalidades, subjetivismo, afectos y desafectos en su ejecución. Ser político moderno es autorrespetarse, ser autónomo, transparente, pulcro, culto, de críticas constructivas y plantear soluciones viables. Ser político moderno es tener amplitud de miras para el beneficio de todos en alimentación, salud, vivienda, educación, agua potable, transporte, seguridades social y ciudadanas, unión y fortaleza familiar, deportes, negocios, producción, infraestructuras, mejor academia, literatura, artes, cultura, ciencia, tecnología, investigaciones, innovaciones y creatividad, dominio de varios idiomas, convivencia pacífica y proyección positiva del país. Pensar y actuar distinto a un auténtico político es ser otra cosa, una cosa cualquiera, otro asunto, un simple activista u operativo, o politicastro, con otras motivaciones, menos un polític el dinero y la política deben ir por caminos diferentes. Mis auténticos, verdaderos y mejores amigos son los que contribuyen y me ayudan a llegar y mantener el poder por una optima nación: no son los irresponsables, cobardes, trepadores, oportunistas, holgazanes, indignos, ególatras, individualistas, insensibles, indolentes y parásitos que no asumen compromisos y prefieren la vida fácil y cómoda de ver, contemplar, contemporizar y ser espectadores en el escenario de la vida…y luego procurar los beneficios de los políticos. Los que no quieren contribuir al sancocho no merecen ni olfatearlo, pues cuando beneficiamos a quienes no los merecen castigamos a los que tienen méritos y sacrificios, siendo estas las mayores injusticias. Ser político moderno significa tener cautela en sus promesas, evitar la demagogia: Cuando hagas una promesa debes sentir que estás dando a cambio una parte de tu cuerpo y de tu alma…y que solo las recuperas cuando la cumples, pero no debes ser esclavo de ellas, por lo cual debes comprometerte sólo con lo que puedas cumplir. Sólo las personas livianas, irresponsables, hacen promesas sin las intenciones o las seguridades de cumplirlas. Hay cosas que sí y hay cosas que nsi tu vas a decir que No, dilo temprano, rápido, pues a nadie que le hacen una promesa la olvida…y menos si es reiterada. La boca que dice SI, dice no…y es mejor un no ahora, de palabras, que un no de hecho o posterior: hace más daño dar un No de hechos que de palabras. Nuestra credibilidad, y el respeto que creemos merecer, dependen de nuestro cumplimiento. La confianza perdida es como un vaso de líquido que se derrama, que nunca más se recoge en su totalidad. Para una persona, más para un negociante y todavía más para un político, es fundamental mantener la confianza y la credibilidad mediante el cumplimiento, pues éste habla más que una enciclopedia. El político tiene que aprender a cuidarse en su conducta, pues con su comportamiento solo habla de él, de sus padres y hermanos, del ambiente familiar en que fueron criados y formaron…y de las responsabilidades, criterios, principios y valores de sus familias…y si no fueron bien formados por sus padres todavía es peor, pues habla más de ellos: vivir sanamente es un acto de máxima responsabilidad. La solidaridad, afectos, lealtad, honestidad, efectividad y compromisos se enseñan y se aprenden…y es con hechos, con resultados concretos, más que con indiferencias y ausencias.

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