Sentimientos de injusticia, frustración  y culpa

imagen
El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

Relativo al papel del sentimiento de injusticia en la génesis de los fenómenos criminales actuales, el profesor Belga De Greeff observa esencialmente que muchos criminales conciben injusticias sufridas en su familia o en la sociedad, y esa convicción los espolea a conducirse irregularmente y a cometer actos delictivos.

Pero nos adelantamos añadir que, en general, estas conmociones de injusticia sólo tienen valor criminógeno en la medida en que encontramos en esos mismos individuos rasgos de temperamento y de carácter que los hacen específicamente accesibles al resentimiento.

Por esta razón, las injusticias que soportan con más o menos paciencia la mayoría de los hombres, provocan en algunas personas impresiones reales de odio, venganza, rebelión y desconfianza hacia la justicia humana.

Más precisamente, sentimientos que, siendo dado la estructura psíquica particular de ciertos sujetos más o menos amorales, se transforman fácilmente en perturbaciones afectivas y, por consiguiente, en impulsiones que, todo tan fácilmente, tienden a descargarse por reacciones psicomotrices a fondo antisocial.

Un sentimiento, puede ser aún más  generalizado en los criminales, y el de inferioridad, que los sabios, y más especialmente los psicoanalistas, han ampliamente descrito desde hace mucho tiempo. La psicología individual de Adler, discípulo disidente de Freud, ha puesto nítidamente en evidencia que todo individuo, desde su nacimiento, es la necesidad, aún inconsciente, de ser alguien, de gozar de un cierto prestigio, de “valer” cerca de sus semejantes.

Frecuentes son también en los criminales las formas de inferioridad física debidas a alteraciones, deficiencias, debilidades o anomalías susceptibles de despuntar el poder físico y, por consiguiente, social del individuo. Pero son sobre todo las inferioridades psíquicas, debidas aun a condiciones ambientales, que hieren el sentimiento de poder y el sometimiento gregario del sujeto.

Pero, puesto que esas condiciones de inferioridad, física y psíquica, se traducen por un sentimiento de dolor, de tristeza, de humillación, es interesante saber cómo el individuo reacciona. En general, el hombre es llevado a compensar y a neutralizar toda situación de inferioridad por acciones y las actividades que no salen del dominio de la legalidad y toman a veces un alto valor moral.

Sobre todo cuando el sentimiento de inferioridad se transforma en contención, se vuelve útil para el individuo y para la sociedad. Pero, puede producirse que ese mismo sentimiento de inferioridad, por razones individuales, sea compensado de  una manera anormal.

Él se transforma entonces en un fenómeno neurótico, que perturba el equilibrio afectivo y el comportamiento del sujeto, que se siente como un vencido en la lucha por la vida y se debate en la existencia, sin ser capaz de orientarse y de adaptarse.

Ese estado psíquico puede traer las alteraciones más o menos graves en la conducta individual y, de ahí, las actividades antisociales o criminales, en la génesis de las cuales entran en línea factores ambientales y factores individuales psicosomáticos.

En efecto, el hombre, siendo generalmente llevado a vencer el sentimiento de  inferioridad por la concurrencia ilícita y la emulación, muestra que posee una naturaleza psíquica anormal cuando tiene recurso a la agresión y a los medios arcaicos tales como la expoliación fraudulenta y el homicidio.

Según el maestro Gérin, el sentimiento de inferioridad, a diferencia del complejo de inferioridad, se le encuentra, aunque con características variadas, en la mayoría de los hombres es más frecuente donde existen relaciones de subordinación. Puede aparecer para las reivindicaciones económicas y, más frecuentemente aun, sociales.

El estado de inferioridad, cuando el individuo reconoce que deriva de una supremacía real de  valores, en lugar de provocar la rebelión hace nacer la emulación y constituye un aguijón para mejorar su propia condición. Si, al contrario, el estado de inferioridad es considerado como injusto, puede encargarse de hostilidad, de rencor, de odio y de provocar manifestaciones criminales.

Pero para que esto se realice, es preciso que el individuo tenga una estructura psíquica particular asociada a una cierta moralidad.

jpm-am

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios