Señor presidente: ¿Y nuestras Fuerzas Armadas?

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El autor es comunicador. Reside en Santo Domingo

En 1975 un joven deportista recién egresado del Colegio Don Bosco, practicante permanente de baloncesto en su tiempo libre, tenía la ilusión de ser militar, y le ilusioné que ingresara a la Academia Naval de la Marina de Guerra, cuyo lema era «Una Profesión Honorable».

Tenía todas las condiciones para ser un brillante militar que aportaría mucho a nuestro país, alumno sobresaliente en sus calificaciones del colegio, estatura y apariencia, además alejado de todos los vicios y drogas que trajo consigo fruto de la segunda intervención de la soldadesca de los Estados Unidos que afloraron en nuestra sociedad.

Ese joven llenaba todos los requisitos, pero corrían los 12 años de los gobiernos de Joaquín Balaguer y existía la conocida persecución política-ideológica contra la población, principalmente contra la juventud y había una depuración extremadamente estricta para ingresar a las fuerzas armadas de la República Dominicana y cuidarse de ideologías extrañas.

Un gran inconveniente pues tenía un pariente cercano que aparecía en los 52 “izquierdistas calificados por la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica”. Un gran escollo para ingresar, pero gracias a las recomendaciones del general Ramiro Matos González, también su pariente pudo ingresar a su anhelado sueño de ser “Guardiamarina”, de dicha promoción,  llegó a ser Brigadier debido a sus méritos y capacidades, tuvo la responsabilidad como comandante e instructor. Estuvo becado en Francia y Langley, Virginia. Finalmente llegó a oficial superior.

Hace unos años conversaba con un soldado sargento con un imponente porte, cuando  trabajaba para una agencia de noticias extrajera y cubría las visitas de un Papa a la salida por la avenida México y ese soldado me decía orgulloso que él era un “soldado de línea”.

Asombrado le pregunté ignorando lo que significaba ese término y con lujo de detalle en medio de la agotadora espera me contó que él era guardia desde la Era de Trujillo y había hecho familia en la frontera y por obligación había que aprender creole o patuá para tener el “privilegio patriótico” de guardar la frontera.

Así me hablaba ese guardia y para demostrar por coincidencia venían cruzando por la doctor Delgado dos niños limpiabotas y me sorprendió hablándole patuá y le respondieron con toda naturalidad ofreciéndole lustrarle las botas…

Le insistí preguntándole como los identificaba desde lejos, y me respondió una de las cosas que nos enseñaban era lo diferentes que son los haitianos, y a seguidas me explicada la fisonomía, la forma de la cabeza, la conformación del pelo es como orégano muy separado, el color, aunque no lo crea es diferente y hasta la mirada “es una mirada de fuego”, esa fue una explicación de un “viejo guardia de línea” como él orgullosamente se hacía llamar.

Me encontraba hace pocos años en el Ministerio de Defensa invitado a almorzar por el ministro y los altos mandos. Al terminar conversaba con un vice ministro Vicealmirante, viejo amigo que había conocido como guardiamarina, y le preguntaba como depuraban para que los extranjeros, particularmente haitianos, no ingresaran a las filas de las instituciones armadas de nuestro país, partiendo de las depuraciones que imaginaba que se realizaban anteriormente en los gobiernos de Joaquín Balaguer por problemas ideológicos.

Me respondió: amigo es casi imposible evitar que los haitianos penetren las fuerzas armadas y los organismos de seguridad del Estado, incluyendo la Policía Nacional y el Ministerio de Interior y Policía. Tienen documentos de dominicanos. Los políticos y funcionarios tienen un gran negocio, desde que nacen los proveen de documentos falsos y hasta los curas y pastores protestantes, aquí solo le piden actas de nacimientos y cédulas de dominicanos como únicos requisitos.

Me decía que cuando Trujillo y Balaguer existía una depuración hasta la cuarta generación en la depuración y no existía el relajo que existe en las Oficialías Civiles, en la Junta Central Electoral y los políticos principalmente.

El Papa Francisco les ordenó a los obispos dominicanos el 28 de mayo de 2015 que acogieran a los inmigrantes haitianos. Cito al Papa en un mensaje a los Argentinos con motivo de la celebración de los 200 años de la Independencia, un mensaje de cercanía con los «hijos más llagados de la Patria», entre los que mencionó a los indigentes y desocupados, y sostuvo que a la «Madre Patria no se la puede vender» y que hay que «defenderla de todo tipo de colonizaciones», esto es un gran contrasentido para el pueblo Dominicano.

Despues de la presidencia de 2000 recuerdo en una entrevista que le realicé en el año 2010 al ex jefe de Estado Mayor ®Vicealmirante Eurípides A. Uribe Peguero y me revelaba que en una oportunidad le pidió al presidente Hipólito Mejía la adquisición de lanchas de interceptoras para evitar tráfico de drogas y los viajes ilegales de dominicanos al exterior por el Canal de la Mona y que la respuesta del presidente Mejía fue que “por qué no comprábamos grandes barcazas para transportar los viajes ilegales y que se vayan todos”.

Ahora en 2025 Hipólito Mejía Domínguez afirma que “la agricultura y la construcción no funcionan si no hay haitianos», en una clara complicidad en la trata y aumento de la inmigración haitiana desde su gobierno y ahora en los consulados vendiendo visas.

Leonel

Pero no todo se le puede adjudicar al insaciable Leonel Fernández y su Partido de la Liberación Dominicana de Juan Bosch, que desde el 1996 comenzó a sustituir mano de obra dominicana en los campos y la ciudades por la masiva permisividad la mano de obra de haitianos, que se intensificó al producirse un cambio de modelo económico a inicios de los años ochenta por la “demanda inducida”, lo que provocó que nuevos empresarios de la construcción, promotores, sustituyeran el programa de obras públicas que impulsaba Joaquín Balaguer creando los “300 nuevos millonarios dominicanos” que denunciaba la oposición a sus gobiernos y ese  ese proceso de sustitución de mano de obra dominicana por haitiana avanzó tanto que “los haitianos dominan casi totalmente la industria de la construcción. Ellos no manejan las nuevas tecnologías, pero todo lo demás lo hacen los haitianos en la industria de la construcción”.

La vuelta de Leonel Fernández en los periodos 2004-2008 y 2008-2012 fue desastrosa para el ingreso de vecinos ilegales a nuestro país, el aspecto de la seguridad en la frontera se convirtió en un negocio de los altos mandos militares, un nuevo nicho de negocio, el tráfico de haitianos, y al ocurrir en el 2010 el terremoto que destruyó gran parte del sur de Haití, el país adoptó una actitud de fronteras abiertas ordenada por el presidente.

Leonel derogó un decreto mediante el cual se requería de un permiso a todos los extranjeros que quisieran adquirir inmuebles. Eso se hizo en el marco de una política general de promoción de inversión extranjera, pero no se hizo especialmente en el área fronteriza donde haitianos han adquirido enormes terrenos.

Luego Danilo Medina promueve la promulgación de la Ley 169-14, la cual, sin ninguna duda tiene el objetivo de desmontar la sentencia 168-13, a pesar de que el “plan de regularización” fue una previsión de la Ley de Migración desde el 2004, que se contempló para buscar una solución a las personas que se encontraban inscritas irregularmente en el registro civil.

El plan como tal no era una mala medida, lo malo fue la forma en que fue implementado con el objeto de abrir las puertas a los haitianos sin ninguna condición.

“Danilo Medina: “No estoy arrepentido de nada que pasó en mi gobierno”

Realidad actual

Se ha creado una dependencia de la mano de obra haitiana desde 1996 en la industria azucarera, la cosecha del arroz, el café, los plátanos y el banano, en la ganadería, ahora en la construcción y en la gran mayoría de las actividades desde los servicios hasta el sector informar de las actividades del turismo”.

El presidente Luis Abinader reconoció en su discurso desde el Palacio Nacional la noche del pasado domingo 6 de abril que «muchos dominicanos están preocupados por la amenaza que representa Haití, la migración irregular que provoca y por la carga que esto representa para los hospitales y escuelas del país, así como los riesgos para la seguridad y el peso sobre la economía nacional, aseguró que también comparte esa preocupación”.

Pero olvidó incluir la preocupación que debemos tener por la penetración de los haitianos en nuestras instituciones de seguridad nacional y la ocupación del sector turístico en área de servicio e informar, además del desplazamiento en la educación desde primaria hasta universitaria disfrutando y desplazando a los estudiantes dominicanos y hasta irrespetando abiertamente nuestros símbolos y valores patrios.

jpm-am

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