Se calienta la pista política
Tal como habían previsto los analistas del voluminoso paquete de medios de comunicación con que contamos, al arrancar 2023 se ha calentado la pista del gran prix político cuyo banderazo final se dará en mayo del próximo año.
Son muchas las cosas de diferentes matices que estamos viendo y oyendo en el para muchos fascinante y para otros odioso, mundo de la política criolla, donde se mueven especímenes muy variados.
¿Qué nos ha llamado la atención en los últimos días?
PRSC
En el decaído sector reformista hemos observado el lento pero persistente activismo del núcleo que motoriza Héctor Rodríguez Pimentel, a quien se percibe desde lejos como operador de una pequeña fábrica de notas de prensa y declaraciones públicas.
Rodríguez Pimentel -en época del Presidente Balaguer administrador de Savica y más tarde senador de la república y en los dos últimos gobiernos de Leonel Fernández administrador del Indrhi y director del Instituto Agrario Dominicano- luce dedicado a tiempo completo a la tarea de impulsar un grupo disidente de la cúpula oficial del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) que encabezan Federico Antún Batlle y Rogelio Genao.
No se ha establecido todavía hacia qué parcela se inclinaría esos revoltosos reformistas.
Vale resaltar que entre los que secundan a Rodríguez Pimentel, quien en los últimos tiempos se había convertido en comentarista radial vespertino, están en el llamado Partido Renovador Reformista (PRR) los señores Osiris de León, José Espaillat, Annie Felipe, Aura Peralta, Rosa Domínguez, Rosa Miniño, Enedina Rodríguez, Danny Morel, Rosa Balaguer, Ricardo Espaillat, Freddy Roa, Robert Suárez, Hernani Aquino, Oscar Valenzuela, María Rosa Belliard, Ana Fernández, Penélope Santana, Denisse Suazo, Angelita Báez, Franklin Sánchez, Miguel Durán, Ignacio Batista y Marino Guzmán.
Desde cualquier lado que se vea, aparenta que este grupo es una especie de piedrecita en el zapato del hábil Antún Batlle, cuyo más reciente latido ha sido el integrar en el PRSC una Comisión de Evaluación de Alianzas compuesta por él, Rogelio Genao, Papito Cruz, Eddie Antonio, Frank Martínez, Máximo Castro, Lila Alburquerque, Tácito Perdomo y José Balaguer.
Mientras todo esto ocurre, desde San Cristóbal el ingeniero Julio Demetrio Bello Lorenzo ha comunicado su formal renuncia a la membresía que tenía desde hace largo tiempo en el PRSC. No indicó razones.
Mayoría Constructiva
Un hecho que nos ha llamado la atención es que seis meses después de haberse anunciado su constitución por fin ha dado la primera señal de vida el “grupo” Mayoría Constructiva, que se lanzó en julio del 2022 en frio acto en un hotel de tres estrellas de la avenida Sarasota.
Aquella vez publicamos, siguiendo comentarios que se hacían en los mentideros capitalinos, que no se sabía si ese átomo político pretendía ser competencia de Participación Ciudadana y de Transparencia Internacional o si en el fondo laboraría como tendencia abierta o tentáculo subrepticio de una de las grandes organizaciones.
La cuestión es que en la presente semana el que se identifica como coordinador general de Mayoría Constructiva (Alejandro de Jesús Abreu, quien durante tres años actuó nada más y nada menos que como Director de Comunicaciones del PRD) ha enviado a los medios de prensa la primera parte de un “análisis” titulado “Para quién gobierna el presidente Luis Abinader?”.
El trabajo no tendría mayor significación si no fuera por la evidente intención del autor de congraciarse con el actual mandatario y régimen, del que fue agrio opositor desde su posición de Director de Comunicaciones del PRD aliado al PLD, donde espantó la mula tras la debacle electoral.
Abreu, hombre de muchas teorías, efímero comentarista de televisión, consigna esta lindura en el pretendido análisis que produjo y remitió:
“La pregunta ¿para quién gobierna el presidente Luis Abinader?, es pertinente por ser una administración novedosa y porque ha tenido que operar como un gabinete de administración de una cadena de crisis, como la pandemia del COVID, la carestía del transporte marítimo y distorsiones en el suministro de bienes, la guerra en Ucrania y sus repercusiones en la reducción y carestía de la oferta de energía, derivando en una ola inflacionaria global, aún vigente”.
Abreu remacha su nueva simpatía con estas expresiones: “El gobierno ha salido airoso en superar la pandemia, recuperar el crecimiento económico, garantizar la seguridad alimentaria, el abastecimiento energético y controlar la inflación, mientras la nave del Estado mantiene la dirección correcta”.
Y le pone la tapa al pomo con esta aseveración: “Salvo expresiones de la oposición, la mayoría de los dominicanos reconoce la buena labor realizada y valoran que el presidente Abinader esté seriamente comprometido con la creación de empleos, la protección social, el control y la sanción de la corrupción y el desorden migratorio”.
Aunque el trabajo de Alejandro Abreu ha tenido escasa resonancia, esta semana escuché comentarios sobre el mismo que vertían contertulios del coquetón lugar conocido como El Cafezito, en Bella Vista Mall, donde en las tardes un grupito, en varias mesas, se reúne a analizar la situación nacional.
Uno de los contertulios se preguntaba si los juicios del sociólogo teórico -a los que tiene absoluto derecho- son compartidos por sus amigos que en julio pasado le acompañaron en el hotel W&P Santo Domingo al lanzamiento de Mayoría Constructiva.
Me sorprendí cuando dos de los contertulios citaron con su nombre y apellidos a algunos de esos amigos de Abreu (a quienes no conozco). Recuerdo que se mencionó a Andrés Martínez, Manuel Matos, Rosalina Camilo, Edwuard Caraballo, Marinín Rodríguez, Francisco Regalado, Ricardo Mojica, Francisco Morillo, Ciriaco Antonio, Rafael Espinal, Clara González, Wilson Roa, Pablo Fernández, Pedro Molina, Isis Rojas, Miguel Angel Severino, Ricardo Rosario, Wally Abreu y Bernardo Matías.
Los avispados comentaristas de El Cafezito decían no saber si toda esa gente, definida de buena calidad, había cambiado posiciones políticas anteriores y ahora respalda al gobierno, siguiendo como mascotas a Abreu.
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se calientan para el negocio y jugar su papel de bisagra. Después de las eleciones todo seguirá igual a lo que ocurre en el país hace décadas.
Los partidos políticos dominicanos están en su peor momento. Si Pedro Castillo, el depuesto presidente de Perú, fuera dominicano, le ganaría las elecciones al candidato de la Fierza de Pueblo y al del PLD, por ser honesto. La honestidad es el activo principal para el activismo político en Latinoamérica. Que es de lo que carecemos políticos dominicanos. En el negocio del clientelismo político del país los partidos pequeños o fracciones de partidos