San Cristóbal y la basura
Por JULIO CESAR GARCIA ESPINAL
Cuando un pueblo elige a sus autoridades, lo hace con la ilusión de que esas manos dirigirán con eficiencia los recursos, con transparencia en las decisiones y con visión de desarrollo colectivo. Se vota pensando en una mejor calidad de vida, tanto en lo individual como en lo común.
Por eso, las excusas nunca han tenido cabida en la política. Quien se postula sabe a lo que va: se le entrega un voto de confianza para administrar y resolver los problemas, no para describirlos. El cargo no se hereda ni se improvisa, se asume con la obligación de dar resultados.
“Nuestro municipio merece una mejor suerte” y “Vuelve porque resuelve” fueron algunas de las consignas que encendieron la esperanza en San Cristóbal. Promesas que hablaban de bienestar, eficiencia y progreso. Hoy esas palabras se han convertido en compromisos que pesan sobre quienes recibieron la confianza de la ciudadanía.
La realidad golpea duro

San Cristóbal vuelve a estar arropada por la basura. Mientras tanto, en el ayuntamiento se debate si rescindir o no el contrato con la empresa Blue Energy, responsable de la administración del vertedero municipal.
Y aunque es cierto que este convenio logró avances palpables —como la reducción de incendios constantes y la mejora del acceso al vertedero—, la gestión de los desechos sigue siendo un tema pendiente que evidencia las carencias estructurales.
La verdad es simple y contundente: los vertederos a cielo abierto son una práctica obsoleta que debe quedar en la historia. En otros países, los desechos sólidos ya no son un problema, sino una fuente de riqueza a través del reciclaje y la transformación.
¿Por qué San Cristóbal debe seguir atrapada en modelos arcaicos que solo generan más atraso y contaminación?
Parte de la respuesta está en la forma en que se han administrado los recursos públicos. Durante años, los presupuestos han sido utilizados con una lógica clientelar, destinados a proyectos de impacto visual inmediato, pero sin impacto estructural. Se ha privilegiado lo que brilla frente a lo que construye futuro.
Ha llegado el momento de romper con esa política demagógica. San Cristóbal no necesita maquillajes, necesita un modelo de desarrollo integral que haga sentir orgullo a sus ciudadanos. La gestión de los desechos no es un tema menor ni un lujo; es una urgencia que define la dignidad y el porvenir de la ciudad.
El reto es enorme, pero ineludible: convertir la basura en oportunidad, y la confianza ciudadana en resultados tangibles.
jpm-am

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