Roberto Marcallé Abreu y el Premio Nacional de Literatura

Para cualquier observador independiente que asistió a la entrega del Premio Nacional de Literatura correspondiente al 2015 al escritor Roberto Marcallé Abreu, la sorpresa sufrida debe haber sido mayúscula.

La ceremonia estaba pautada para comenzar a las 7 de la noche del 17 de enero en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional. Pero se inició casi una hora más tarde porque pasadas las 6:30 una avalancha de personas, además de  fotógrafos y periodistas que  formaban una multitud, prácticamente secuestraron al narrador hasta que este pudo liberarse y casi correr al asiento asignado para darle inicio a la ceremonia.

Lo que resulta evidente es que esta entrega del Premio Nacional no tiene precedentes. Su popularidad y aceptación supera todos los límites previstos. El mismo Marcallé, al ser cuestionado en un aparte por nosotros, hizo la siguiente observación:

“Bueno”, dijo, “desde el momento en que se anunció el Premio, poco después de las 9 de la mañana del 26 de enero, no he disfrutado ni de un minuto de respiro. He recibido cientos de llamadas y no utilizo la palabra “miles” porque no quiero parecer exagerado”.

El escritor galardonado nos dijo que ha recibido felicitaciones numerosas por correo electrónico y cerca de quince empresas establecidas le han enviado cartas manifestándole su agrado por el galardón obtenido. La primera carta que recibió fue la del presidente de la República, Danilo  Medina. A seguidas, el secretario de la Presidencia, Montalvo, le hizo llegar otra misiva con términos parecidos. Otra carta está suscrita por el Ministro de Relaciones Exteriores y hay que mencionar otras tantas de funcionarios de diferentes niveles, dirigentes políticos de todos los partidos, dirigentes empresariales, ministros religiosos de diferentes iglesias, maestros y alumnos de colegios, escuelas y universidades.

Este Premio Nacional de Literatura 2015 se orienta a transformarse en un Premio Popular de gran significación como se evidenció en la ceremonia del 17 de febrero.

Las razones parecen encaminarse en varios sentidos. El escritor Nino Peña, admirador de Marcallé, afirma que desde hace varios años esperaba este acontecimiento.  Marcallé, declaró, posee  una obra de una solidez tremenda. Es un escritor nato y en ninguna de sus novelas y cuentos hay desperdicio. La crítica  verdadera ha sido unánime en calificarlo como un escritor que desde hace muchos años es un consagrado al oficio y que “nunca se da tregua a sí mismo”.

La evidencia es que este autor, nacido en un barrio de Santo Domingo  hace seis décadas, ha obtenido incontables premios literarios. Entre ellos tres veces el premio anual de novela, otra vez el premio novela de la Universidad Central del Este. Iguales condecoraciones ha recibido de la Sociedad Cultural Renovación, la agrupación cultural La Máscara y el Movimiento Cultural Universitario.

A estas alturas, Marcallé alcanza casi las treinta obras escritas entre novelas, cuentos y ensayos. Sus temas se refieren a la ambivalencia social, al enmascaramiento de la verdad, a la mentira y la manipulación como métodos de embrutecimiento colectivo que impiden al común de las personas acceder a la verdad.

En ese orden, Marcallé es un defensor de las clases medias y bajas, se apiada de sus sufrimientos y muchos de sus personajes pertenecen a esos estratos sociales. Incursiona en las letras desde hace unos cuarenta años, pero se ha destacado como un periodista que redacta trabajos en profundidad y perfiles humanos.

Es un adversario no declarado de la clase política a la que acusa de ser responsable del descalabro económico y social de la mayoría de los dominicanos. El expresa que defiende a los débiles y a las víctimas de un ejercicio inhumano del poder. Y no deja de señalar los cómplices en estas ejecutorias que han transformado a la nación en uno de los países más endeudados del continente y con una deuda social gigantesca, donde reina la  inseguridad, los servicios son de pésima calidad y no hay control sobre los precios de los artículos de consumo masivo.

A pesar del fondo social de sus escritos, Marcallé ha sido elogiado como un escritor poco común por su entrega a las letras y por la calidad de las mismas tal y como lo expresa el crítico literario más importante de la literatura dominicana, el italo canadiense Giovanni di Pietro.

“Cuando hablamos de Marcallé no hablamos de un escritor de tantos. Se trata de un verdadero maestro. Es el mejor novelista de la República Dominicana y cada uno de sus libros es una lección de buena literatura, de trabajo sin descanso, de belleza, de profundidad”, dice.

A su vez, el experto en literatura inglesa comparada, Alex Ferreras, graduado en Ahmerst y en universidades europeas, afirma que las novelas e historias de Marcallé son excepcionales.  “No hay ningún escritor nacional que haya enfrentado el tema de la degradación social como lo ha hecho Marcallé Abreu”, afirma.

“Los escritores más notables de la historia literaria dominicana  que tratan el tema  del descalabro social  son conocidos  por una obra o dos a lo máximo. Hablamos de Galván, de Cestero, de Moscoso Puello, de Marrero Aristy. Marcallé ha sido el único que ha tratado el tema desde los ángulos más imprevistos, arrojando luz sobre una realidad inhumana e hiriente para los más débiles  y para la correcta marcha de las instituciones”.

“Ha escrito catorce novelas la mayoría de ellas muy voluminosas y bien logradas.  Todas ellas son obras de  calidad en el sentido literario, en el de la sapiencia, en el manejo de los personajes y las tramas. Es un virtuoso como puede comprobarlo cualquier persona que acceda a  sus libros…”.

Esa es la razón por la cual este  Premio Nacional de Literatura se ha transformado en un verdadero fenómeno. Marcallé Abreu, al decir de personas conocedoras del tema, reúne las condiciones que lo han transformado en uno de los más importantes escritores de la República Dominicana.

Roberto Marcallé Abréu.
Roberto Marcallé Abréu.

 

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