Ritmo económico o hecatombe social

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El autor es abogado. Reside en San Juan de la Maguana

En medio de una pandemia que sacude al mundo y que gravita sobre la República Dominicana a partir de 2021, nuestro gobierno tiene una gran disyuntiva en dar respuestas a problemas ancestrales que se presentan y es la capacidad para producir bienes y servicios. La diferencia en el nivel de vida, la brecha entre ricos y pobres que existe entre los dominicanos cada día es muy asombrosa.

En 2020, por ejemplo, el dominicano promedio ha tenido un ingreso anual de RD$137,196.00, pesos dominicano, o sea menos de $3 mil dólar al año, en cambio el ingreso promedio de un estadounidense es de $48, mil dólar, es decir, que teniendo un consumo de $14,000 pesos consumen RD$3,387 más de lo ganado en un hogar donde hay cerca de 3.2 miembros. Esto por encima de sus ingresos promedio, los cuales son de RD$11,433, de acuerdo a datos presentados por el Banco Central.

Como es de esperar, esta variación tan grande en el ingreso promedio se refleja en diferentes indicadores de la calidad de vida. Los dominicanos con mayor ingreso tienen más televisores, más automóviles, mejor alimentación, mejor sistema de salud y mayor esperanza de vida que los ciudadanos de más bajos ingresos.

Si bien es cierto que los cambios en el nivel de vida son importantes, dependerá de una buena política económica que tenga a bien implementar el gobierno de turno a través del tiempo. En nuestro país el ingreso va tomando un descrecimiento inusitado, entre ellos la poca producción, agotamiento de los productos que producimos, la reducción de los pilares de la economía: turismo, zona franca minería y algo que va a impactar el aumento del desempleo debido a la cancelación masiva de empleados de carreras de las instituciones públicas

No sería tan nocivo a la economía si el gobierno garantiza el empleo del servidor público conforme a la ley No.41-08 sobre función pública e incentiva el crédito blando a las empresas, el aumento de la construcción, incremento a la producción agrícola de producto de ciclo corto, la creación de manos de obras técnicas en contraste de lo que se está realizando en estos momentos.

Que ocurrirá en un corto tiempo y ¿Cómo se explican estas grandes diferencias entre los niveles de vida de los dominicanos antes de la pandemia y luego de ésta y con la instauración de un nuevo cambio en el tren gubernamental? La respuesta es sorprendentemente y simple. Casi todas las variaciones de los niveles de vida pueden atribuirse a las diferencias existentes entre los niveles de productividad del país y los factores esgrimidos anteriormente lo que evidentemente traerá una hecatombe social.

En cambio por lo que vemos a futuro inmediato, se evidencia que en nuestro país los trabajadores son menos productivos, la mayoría de la población con empleo y desempleo lleva una existencia más precaria, debido a la reducción de la tasa de crecimiento de la productividad que es lo que determina la tasa de crecimiento del ingreso promedio y que en la realidad es diametralmente opuesto y la inflación ocasionada por los continuos prestamos de un gobierno recién instalado.

La relación fundamental entre productividad y nivel de vida es simple, pero sus repercusiones son de gran trascendencia. Si la productividad es el principal determinante del nivel de vida, otras explicaciones deben tener importancia secundaria. El nivel de vida del trabajador dominicano en los últimos diez años, sin lugar a duda todo obedece a que hubo aumento de la productividad, el empleo, la producción y la dinamización de la economía a tal punto que he escuchado decir a figuras del actual partido en el Poder que no quieren empleo.

Sin embargo, el verdadero héroe es unas sinergia entre los empresarios, los productores, gobierno y  la garantía de mercados en la producción que se ha venido observando en  los últimos tiempos a tal punto que no se observó a ningún sector hacer huelga para que el gobierno le pague, y todos experimentaron un notable crecimiento económico y ello hizo que el índice de desempleo disminuyera grandemente, todo debido al incremento de su productividad y la dinamización de la economía.

Otro factor por ejemplo: Algunos observadores han afirmado que la relaciones comerciales del país con varios socios comerciales el Gigante Asiático y Estados Unidos. En contraste a todo esto, sin embargo a partir del próximo año se avecina una hecatombe social, el verdadero culpable no es la competencia externa, muy por el contrario ello contribuye positivamente, pero el crecimiento cada vez menor de la productividad, la pandemia y el desempleo en la Republica Dominicana podría ocasionar otras pobladas como la ocurrida en tiempos atrás.

Nuestro país tiende a tener una inflación tan grande como la que se vivió en 1984, cuando la poblada. En la que en la década de 1970, el entonces presidente de Estados Unidos, Gerald Ford, denominó a la inflación “el enemigo público número uno de la economía de los pueblos”. Esto significa que en la Republica Dominicana en un periodo de uno o dos años, varias de las políticas económicas influyen en la inflación y el desempleo en sentido contrario.

Los problemas del sistema financiero, ocasionados por malas política de nuestro gobierno da un aviso de que nuestra economía a partir de los próximos meses no irá por buen camino, se propagaron el hecho de que el ingreso disminuyera y el desempleo aumentara de manera exorbitante. Frente a la incapacidad de los diseñadores de políticas económicas del actual gobierno y la poca demanda de bienes y servicios, unido a la falta de estímulos

Al mismo tiempo, el incremento de la corrupción y la falta de respuestas de los tribunales permiten que el objetivo que demanda la sociedad sobre el castigo a la corrupción, un nuevo rumbo de la economía por senderos de atraso en el desarrollo vendrá donde ya algunos expresan su temor de que estas políticas pudieran provocar con el tiempo un nivel excesivo de inflación y una hecatombe social.

leandroortizdelarosa@gmail.com

JPM

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