Resultados de la política fiscal en RD (OPINION)
POR MARCELINO LARA
En el presente artículo vamos a presentar los efectos de la política fiscal aplicada por los dos partidos políticos que han dirigido el Estado dominicano en últimos 16 años, en las finanzas públicas de la economía dominicana.
Para dicho análisis vamos a usar los resultados de una investigación realizada por la experimentada economista Rosa Cañete Alonso para la Fundación Frederich Ebert Stiftung en República Dominicana.
Según dicha investigación, el resultado fiscal en el período 2008-2019 fue el siguiente:
Los ingresos ascendieron al 14.2% del PIB, mientras los gastos fueron el 16.5% del PIB, generando un déficit del 2.4% del PIB. Obviamente, para financiar dicho déficit tuvimos que endeudarnos, y por tanto, la deuda ascendió al 43.2% del PIB. Luego para pagar los intereses de la deuda tuvimos que hacer uso del 2.3% del PIB.
Como se observa, del año 2008 al 2019, nos mantuvimos aplicando una prudente política fiscal que nos permitió un déficit de apenas el 2.4% del PIB, muy por debajo del límite del 3% del PIB tolerado por el FMI.

Además, la calidad del gasto público impactó favorablemente a la población a través de la construcción de escuelas por todo el país, la reconstrucción de hospitales, fuerte apoyo a la producción de alimentos en el campo, construcción de viviendas de bajo costo, mantenimiento permanente a las obras públicas, programas de pavimentación de calles, avenidas y carreteras, construcción de la Nueva Barquita y construcción de avenidas de circunvalación, de nuevas líneas para el metro y para el teleférico.
Por otra parte, el resultado de la política fiscal aplicada en el período 2021-2025, no se incluye 2020 por pandemia, nos presenta una situación muy distinta de las finanzas públicas dominicanas.
Los ingresos ascendieron al 15.8% del PIB, pero el gasto público se dispara al 19% del PIB, dando como resultado un déficit del 3.1% del PIB, pero para cubrir dicho déficit debimos aumentar la deuda a la extraordinaria cifra del 59.1% del PIB y como consecuencia de ello los intereses para pagar la deuda se dispararon al 3.2% del PIB.
Detrás de esos resultados se esconde un abultado gasto corriente, el déficit se convirtió en estructural y pasó a ser financiado con deudas, y el gasto de capital ha caído a niveles históricos. Al mismo tiempo han aumentado los subsidios, las exoneraciones, el gasto social sin ningún control y el de publicidad gubernamental.
Cambio
El gran cambio es que desde 2020 los ingresos corrientes ya no alcanzan a cubrir los gastos corrientes, es decir, hay un déficit primario que el país nunca había tenido, y que no ha conseguido revertir tras el COVID-19. Actualmente, el Estado dominicano no sólo se endeuda para invertir, sino que se endeuda para cubrir gastos recurrentes. Dice la destacada economista investigadora Rosa Cañete Alonso.
Se observa entonces un profundo deterioro en la calidad del gasto público, y en un escenario como este, ni los empresarios ni los trabajadores darían apoyo a una nueva reforma fiscal.
Lo primero debería ser reorganizar las finanzas públicas proyectando una sustancial mejoría en la calidad del gasto público, y después hablamos de la necesidad o no de una reforma fiscal y tributaria.
jpm-am

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Interesante análisis de Marcelino. Considero al respecto que no se debe hablar de reforma fiscal sino disminuir la evasión y elusión fiscal, puesto que la evasión representa unos 600 mil millones al año, los cuales se quedan en unos cuantos bolsillos.