Renuncia, división y elecciones

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EL AUTOR es politólogo y catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

La salida del expresidente Leonel Fernández del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la formación de un nuevo partido político a partir del Partido de Los Trabajadores Dominicanos (PTD), afectará inevitablemente el escenario político y electoral de República Dominicana.

De manera, que la renuncia del presidente del PLD y sus leales seguidores, provoca una enorme grieta en esta organización política, cuyas consecuencias impactarán en el sistema de partidos y en las probabilidades de éxito del partido de gobierno en las elecciones del próximo ano.

El sistema de partidos en nuestro país ha tenido a través del tiempo un bipartidismo predominante. De 1966 a 1982, prevalecieron los partidos mayoritarios Partido Reformista y Partido Revolucionario Dominicano (PRD) , aunque luego de las elecciones de ese mismo año, el PLD emergente se convirtió en una fuerza política importante.

Con la división del PRD después de la derrota electoral en 1986, el PLD pasó de un tercer plano a un segundo plano y para las elecciones generales de 1990, ya competía de tú a tú con el PRSC y su caudillo Joaquín Balaguer.

Al no alcanzar el poder en 1990, el PLD se debilitó mucho volviendo a ser en las elecciones de 1994 la tercera opción que fue antes de 1986. Sin embargo, en la coyuntura electoral de 1996, este partido teniendo el apoyo del caudillo Balaguer, consiguió vencer al PRD y a su gran líder de masas José Francisco Peña Gómez.

Peo posteriormente, con la ruptura de la alianza con el PRSC, el PLD se redujo de nuevo en las elecciones del 2000, perdiendo del PRD y su candidato Hipólito Mejía. Ya en el 2004, el PLD con Leonel Fernández retorna al poder para constituirse en el principal partido político del país hasta el presente.

Con el empequeñecimiento del PRSC y el fracaso del PRD en las elecciones del 2004, el PLD se fortaleció considerablemente, más aún energizado por el ejercicio del poder dese la fecha indicada.

Se observa con claridad, por tanto, que la fortaleza del PLD ha tenido como combustible las divisiones del PRSC y del PRD, principalmente la de este último.

Empero, la división por un lado y la salida del poder por el otro lado, podrían reducir al PLD a una fuerza de tercera categoría, como lo fue en la época que era liderado por su fundador Juan Bosch.

La suerte del PLD está echada. Con una división y un candidato  cuestionado y con escasas cualidades para ser un líder político, no será una buena oferta electoral para un partido con vocación de poder comprobada.

De ahí que su mentor, el presidente Danilo Medina, entienda que él deba asumir la campaña peledeista personalmente, con la finalidad de no exponer al ridículo al precandidato que impuso con el uso y abuso de los recursos del Estado en las primarias de octubre pasado.

En este último sentido, con la renuncia del expresidente Leonel Fernández y la creación de una nueva opción electoral de cara al 2020, son muchas las posibilidades de que este PLD dividido y debilitado, salga del poder para siempre.

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