Relatos banilejos: El bar Hollywood, ícono en la década del 50
En Bani existía desde 1920 un emblemático edificio de majestuosa fachada victoriana, de altas columnas circulares coronadas con hermosos capiteles que fue la sede del Casino de Peravia hasta 1948. En ese año el casino se trasladó a un flamante edificio de concreto armado de dos plantas construid por ordenes del dictador Rafael L. Trujillo a una cuadra más hacia el Norte del local original y frente a la Iglesia Parroquial.
El Casino de Peravia se había conformado por los años de 1920 por un grupo de banilejos disgustados con su club original, el Centro Banilejo, que siguió funcionando en dirección diagonal al nuevo club, atravesando el parque central.
Ambos compartían la atracción de la sociedad banileja, que en esa época de la ocupación americana, pudo disfrutar de dos orquestas integradas por marinos norteamericanos miembros de las bandas de música. Esas entretenciones bailables sobresalían durante la celebración de las fiestas patronales del pueblo.
La estructura victoriana del Casino de Peravia estaba en el lado Este del parque central Marco A. Cabral. En su lado Norte estaba ubicada la Iglesia parroquial, en el lado Oeste el palacio del Ayuntamiento y en el lado Ssur el Centro Banilejo. A la plaza central convergían todas las actividades cívicas y sociales. Allí era donde la banda de música municipal que se conocería luego por su calidad y larga duración al servicio de la comunidad, ofrecía sus conciertos dominicales de grata recordación por todos los banilejos.
SE ESTABLECE EL HOLLYWOOD

Al mudarse el Casino de Peravia a su moderna sede, quedó vacío el edificio victoriano, que para suerte de la juventud y la sociedad fue ocupado por el señor Bienvenido Báez (Niño), para establecer lo que sería el ícono social de Bani por muchos años, el Bar Hollywood.
El señor Báez poseía en aquel entonces un pequeño quiosco para expendio de jugos naturales, batidas, refrescos, dulces variados y picaderas en el mercado público en la esquina sureste del mismo. Esto era al lado del pozo artesiano utilizado para extraer el agua que se necesitaba para las operaciones del mercado público, ya que Bani hasta 1947 no tuvo acueducto. Colindaba el quiosco con el patio de la residencia de su hermana Guillermina Báez.
La apertura del Bar Hollywood en lo que fue la sede del Casino de Peravia marcó el inicio de una era social del pueblo. De la misma se beneficiaron todas las generaciones que gravitaron en el pueblo para la década del 50 del siglo XX.
Desde las que ya tenían sus cabezas llenas de canas, pasando por la más inquieta formada a la sombra de lo que había sido la II Guerra Mundial.
También estaba la generación a la cual yo pertenecía y que asomábamos a esa década de 1950 con bríos en la adolescencia para formar parte de una sociedad muy igualitaria y familiar.Era lo que ya una vez había expresado el insigne educador portorriqueño Eugenio María de Hostos en 1886 de que Baní era una familia.
UNA ESTRUCTURA SEÑORIAL
La planta física del local era la de un club social tal lo que había sido. Tenía su majestuosa entrada conformada por una escalera de ocho escalones escoltadas en ambos lados por sendas terrazas de unos 40 metros cuadrados cada una.
Desde allí se podía disfrutar de los eventos que se escenificaban en el parque central o en la calle tales como las populares corridas de sortijas en bicicleta o en burros. También las de patines fueron muy populares.
El salón principal del local ocupaba toda la extensión del edificio con unos 15 metros de fondo por 25 metros de frente. Del lado Norte estaba reservado para colocar la orquesta, del lado Sureste estaba el bar y el control que Niño Báez ejercía sobre la concurrencia para evitar que por el entusiasmo de la juventud nos pasáramos de sabrosos unos y otros en los bailes, en especial de los boleros, que tan populares eran en esa década de 1950.
Luego del salón principal existía otros salones más pequeños que estaba preparados para bailar con la música de vellonera, reservando el gran salón para los grandes bailes con orquestas. Allí se bailaba todos los días y el salón principal estaba ocupado en su totalidad por mesas para disfrute de los parroquianos. Para salir al patio existía otra terraza descubierta que formaba parte de la estructura del edificio principal que se ocupaba en ocasión de las grandes fiestas.
LOS SARAOS BAILABLES DE FIN DE SEMANA
La principal novedad para los jóvenes de Bani era disfrutar cada domingo del concierto de la banda de música. Después de finalizado este, que se ofrecía en la glorieta del parque central, la tendencia era subir al Hollywood con amigos y amigas para disfrutar de la música de moda que se escuchaba en la vellonera y paladear algunas cervezas bien frías. Las enamoradas subían al salón principal acompañadas de las chaperonas que por lo general era una hermanita o prima de la enamorada.
Cerca de las once la noche del domingo se iniciaba la retirada de las parejas, ya que los padres habían fijado la hora límite para estar fuera de sus casas.
El señor Niño Báez era muy estricto en la conducta y vestimenta de los usuarios del bar. Ocurría que en algunos bailes de gala exigía que los caballeros utilizaran chaqueta en su vestimenta y prohibía la entrada en cuerpo de camisa. Sin embargo el aportaba la solución a ese percance teniendo disponibles en un ropero varias chaquetas o sacos que se los ofrecía a los jóvenes que inadvertidos llegaban sin lo requerido para entrar y poder disfrutar de la fiesta.
Tengo muy gratos recuerdos del bar Hollywood. Durante la despedida que un grupo les organizamos a otro amigo, Píndaro Peña, que como miembro de la Academia Batalla de Las Carreras partía hacia España a realizar un diplomado en artillería, formalicé mis relaciones románticas con la que sería mi esposa, Gladys Montero. Esa noche del 26 de agosto de 1957, con la sublime cadencia de los boleros en la suave voz de Lucho Gatica y el ritmo pegajoso del merengue Caña Brava, formalicé un noviazgo que sería matrimonio el 28 de abril de 1962. Luego de 54 años después, nos mantenemos firmes en unas relaciones que a través de numerosos vendavales, los hemos sabido sortear para la solidez de la familia y de la unión matrimonial.
EL FINAL
La existencia del Bar Hollywood se extendió hasta después de concluida la Revolución de Abril de 1965. Sus instalaciones fueron utilizadas por una popular emisora banileja por poco tiempo. Su cierre marcó el fin de una época romántica que todos los banilejos guardamos hermosas vivencias.
Al ver lo que existe donde estuvo ese magnífica estructura, uno se apena. Los banilejos no hemos sabido preservar las edificaciones de valor histórico y emblemático para la comunidad. Varias han sido demolidas para dar paso a modernas estructuras demandadas por el progreso.
jpm

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