OPINION: ¿Qué se oculta detrás de la campaña mediática de las ARS?

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EL AUTOR es cardiólogo. Reside en Santo Domingo.

Llama mucho la atención la denuncia en los medios de comunicación del uso “indebido y desproporcionado” de un método de diagnóstico invasivo cardiovascular: el cateterismo cardiaco y de la “excesiva cantidad de implantes de dispositivos intra – coronarios (stents)” realizados en el país en los últimos 4-5 años, según datos suministrados por la Asociación Dominicana de ARS (ADARS) y la SILSARIL y reseñados por un periódico local.

La forma cómo se han implementado las publicaciones parece obedecer a una planificación fríamente calculada con la intención deliberada de provocar un escándalo, dónde aparezcan como culpables los cardiólogos intervencionistas y los centros cardiovasculares privados con salas de cateterismos cardiacos que, en su afán por ganar dinero, ejercen su oficio sin apego a las normas de ética y de protocolización profesional, sacando del debate a instituciones públicas y a patronatos licenciados en el buen ejercicio: nada más alejado a la verdad.

Lo que se oculta tras esta supuesta preocupación por la calidad del ejercicio profesional, sustentada por personas y grupos sin calidad ni incumbencia para cuestionamientos éticos, escondiendo sus verdaderos propósitos de tratar de denigrar el ejercicio profesional arguyendo razones económicas que atentan con la integridad financiera de sus empresas y grupos. La habilitación establecida por ley claramente establece las regulaciones y normativas a cumplir por todos los laboratorios cardio -vasculares del país y no hay forma de que crezcan como la verdolaga. El Vice – Ministerio de Control de Calidad es la única instancia para realizar esta función, no hay competencia para ninguna otra injerencia particular.

No existe el mínimo interés de analizar seriamente el incremento en el número de procedimientos e intervenciones cardiovasculares: ¿a qué obedece?, ¿en qué nivel estamos cuando nos comparamos a otros países del área?, ¿son apropiados y justificados los procedimientos?, ¿han sido sometidos los cardiólogos intervencionistas a los tribunales de justicia por mala práctica?, estas son las preguntas que hay que responder.

El incremento del número de procedimientos se ha debido a la entrada del sistema subsidiado que ha permitido el acceso a 4 millones de personas que anteriormente no disponían de estas facilidades, la primera respuesta a la pregunta inicial.

La frecuencia de los procedimientos cardiovasculares más comunes: cateterismos cardiacos, angioplastias coronarias e implantes de stents, implantes de sistemas de marcapasos de estimulación cardiaca, cirugías de revascularización coronaria, de reemplazo valvular con prótesis valvulares, cirugía de defectos congénitos, implantes de válvulas percutáneas, implantes de dispositivos para corrección de defectos congénitos, etc., están muy por debajo de la media, por ejemplo, el número de implantes de marcapasos es más de seis veces inferior a la frecuencia  de los países del área.  De igual manera, el costo de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos en República Dominicana es menor al promedio, esencialmente debido a que los honorarios médicos son sensiblemente más bajos.

El Sistema Nacional de Salud no tiene la capacidad ni las estructuras necesarias para dar respuesta a las emergencias cardiovasculares, cerebrovasculares, ni metabólicas las 24 horas del día: ningún hospital público de la red sanitaria nacional está preparado para tales afines. El sistema 911 conecta los servicios de emergencia a los centros privados y patronatos con capacidad resolutiva. El sistema subsidiado a través de la ARS del estado, con una matrícula de mas de 4 millones de afiliados, ha recurrido a los servicios privados y de patronatos en dos ocasiones y en dos ocasiones han suspendido los servicios por la falta de fondos provenientes del gobierno. El aporte per cápita que subsidia el gobierno no alcanza a cubrir los costos, por lo que la rentabilidad no puede ser mantenida.  Las razones que impulsaron a la ARS estatal a suspender los servicios a los centros privados responden a motivos netamente económicos, no a razones éticas ni de mala práctica como se argumentó, muy diferentes a las ARS privadas que, sólo perciben que el negocio debe dar mejores dividendos por su labor de intermediación, no porque procure un ejercicio prístino. Exhortamos a la ARS SenaSa subsidiado reanudar los servicios de emergencia a sus afiliados como forma de garantizar su derecho a la salud.

No hay cuestionamientos razonables, lo que existe es el interés de tratar de demostrar de que las ARS “gastan mucho dinero” en los procedimientos cardiovasculares, cuando las razones reales son de ganar lo más posible. El negocio de los intermediarios de la salud no debe ser a costa de limitar el acceso de los pacientes a cobertura completa de medicamentos, a los procedimientos diagnósticos y terapéuticos, ni de coartar el libre ejercicio profesional, para seguir obteniendo pingues beneficios.

Tratar de “pescar en río revuelto”, práctica común en este país, debe cambiar y debe procurar hacer propuestas que contribuyan a mejorar la calidad de la atención médica y garantizar la salud de los ciudadanos.

of-am

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