¡Qué periodismo es ése!

Definitivamente al códigoTrujillo-Balaguer, habrá que sumarle –para que sus adversarios políticos estén contentos- otro Leonel Fernández. Y aunque Leonel Fernández, en mi opinión, ha sido el Presidente más democrático y plural post-dictadura trujillista, ello no ha sido óbice para que una “camada” de intelectuales, periodistas y sociólogos-astrólogos hayan encontrado en él el karma en donde purgar las laceraciones y meas culpas que el bonapartismo balaguerista (1966-78) dejó en su martirologio “revolucionario” de sobaco y tira cómica. Lo digo, porque esa saña-fijación en contra de Leonel no puede ser ideológica (¡es política-electoral!, dejémonos de pendejadas), pues para ello Andrés L. Mateo y Juan Bolívar Díaz tendrían que tener a Fidel Castro como su líder y guía, y no a Hipólito Mejía. Por supuesto que yo también condeno enérgicamente cualquier tipo de agresión a la prensa en sentido general en su sagrado postulado de informar, o en particular, al de cualquier periodista o ciudadano que se quiera expresar libremente (a favor o en contra de lo que le de su gana); pero tampoco es periodismo serio-ético y profesional aquel que condiciona, incita y predispone a repudiar o maldecir a una determinada figura pública como ya es costumbre de algunos libelos periodísticos pagado por agencias extranjeras para defender y enarbolar intereses estratégicos-políticos supranacionales. Vale también, lo escrito por el veterano periodista Rafael G. Santana en el sentido de que “Los actos de barbarie propios de la caverna política cometidos por una turba de bandoleros disfrazados de activistas políticos, en los que fueron agredidos periodistas, fotógrafos, camarógrafos e indefensas damas, merecen el repudio del pueblo y los culpables deben ser sometidos a la justicia”, (…) “Los videos tomados y los testimonios de las víctimas pueden servir para identificar a los autores de esta masacre cuidadosamente planificada para aterrorizar y silenciar a la prensa”,(…) “…Corresponde a la Procuraduría General de la República iniciar una minuciosa investigación para establecer responsabilidades y sentar en el banquillo de los acusados a los que actuaron de una manera descarada en ese lugar” (periódico digital ALMOMENTO.NET 8/11/2014). Todo el preámbulo viene a cuento, a propósito de la celebración de un almuerzo y entrevista -al costo de mil dólares por asiento, según trascendió- con empresarios bajo la coordinación del Grupo Estratégico Empresarial (GEE) cuyo entrevistado sería el ex presidente Leonel Fernández. Actividad ésta que, en honor a la verdad, tuvo una curiosa y cronométrica promoción –antes y durante- por parte de “ciertos medios periodísticos” en una mezcla de amplia “cobertura”, repudio solapado e incitación subliminal-mediática. Eso estuvo muy a la vista. Pero habría que preguntarse, más allá de los hechos y de su investigación –y como para cultura general-: ¿cuánto cobran –por qué cobran-Bill Clinton, Carter, Soros o Felipe González, entre otros reconocidos líderes, por sus conferencias o presencia en actividades? Entonces, ¿Por qué la bulla? ¿Por qué el espanto? ¿Por qué la cobertura “periodística” -antes y durante- de “ciertos medios periodísticos” detractores declarados del entrevistado y ex presidente? O de más interés para los lectores, la ciudadanía y la transparencia pública: ¿a quién se le puso una pistola en la cabeza o en el pecho para que fuera y pagara? Lo pregunto y lo digo, porque la bulla y el interés “periodístico” empezaron llamando la atención sobre el costo por asiento a dicha actividad privada. Eso fue titular de primera plana de algunos medios (mas bien, de dos libelos digitales) que, dicho sea de paso, dejaron su interés propagandístico- “periodístico” mas rentable: las decisiones o sentencias de laCIDH-IDH en contra de la soberanía nacional, y con ellas, la degradación de nuestra constitución; y todavía son voceros de algo más: la de ser caja de resonancia sistemática de cuantas campañas de descrédito se fabrican en el exterior en contra del país. Por ello, tengo la sospecha, o mas bien la casi certeza, de que no todo lo acontecido allí – en las afueras del hotel donde se celebró la conferencia-entrevista- fue al azar o fortuito, sino, teledirigido –como la caricatura de primavera árabe de estiércol y bajeza que le montaron cuando salió del poder en el 2012 (y que pocos medios condenaron a sabiendas de que se trataba de un montaje-mediático)-, sencillamente, porque para nadie es un secreto que en el imaginario político-periodístico-literario y dizque “ideológico” de ciertos “hacedores de opinión pública”, el conferencista o entrevistado, es el culpable del rezago político de una generación (la de ellos) seudo intelectual-política que Balaguer malogró, pero que se ceba en él para disipar y purgar sus frustraciones y fracasos políticos-electorales (¿o acaso, ellos, no son también la periferia intelectual-mediática del PRD-PPH, ahora venido en PRM o H16?). Pero, ¿de quién es la culpa que Leonel Fernández sea –o fuera, para que no les vaya a dar un patatús- un fenómeno político-electoral? En consecuencia, ignoran –a propósito- que cada proceso o coyuntura histórica, trae consigo la ola-atmósfera del momento y, de paso, a los lideres-protagonistas que la conducirán, sin obviar lo que escribió el apóstol José Martí: “Los hombres políticos de estos tiempos han de tener dos épocas: la una, de derrumbe valeroso de la innecesaria; la otra, de elaboración paciente de la sociedad futura con los residuos del derrumbe”. En conclusión, solo un tonto o despistado de la historia, no se dio cuenta que desde 1996 la sociedad dominicana entró en una etapa de relevo de sus grandes liderazgos hegemónicos (a la sazón,Bosch, Balaguer y Peña-Gómez), y queLeonel Fernández y Danilo Medina (ambos del PLD), a partir de estilos diferentes en el ejercicio del poder, se han colocado –refrendados en elecciones libérrimas- en el epicentro político-electoral de ese relevo político-histórico. Repito: ¿de quién es la culpa? Pendejo sea el PLD si actúa de espalda a ese signo histórico. Y ése es el basamento-predicamento político-mediático-electoral tras bambalinas, que orienta a esa claque intelectual-periodística que no reconoce en Leonel ni en el PLD logro alguno, a pesar de que Leonel Fernández le cambió el rostro al país y de que Danilo Medinale está cambiando el rostro a la gente. ¡Como si fuera poco! Finalmente, para el PLD la coyuntura política actual es la más difícil que se le haya presentado, pues enfrenta una encrucijada de varios nudos gordianos: a) un proceso de balotaje interno –a destiempo y protagonizado por una parte de su cúpula- tras la candidatura presidencial mayo-2016; b) unmatchpúblico de forcejeo (fáctico-político) que tiene un matiz de lucha anti-corrupción (¡muy válida!, y necesario que se extienda a variopintos corruptos), pero también, el enchinche político-mediático de la periferia intelectual-periodística-sociológica del binomio-candidato Hipólito Mejía-Luis Abinader(con su perorata anticorrupción de hojalata) y “sociedad civil” pagada; y c) el saber, a ciencia cierta, lo que conviene al país bajo el prisma de las reformas pendientes y del referente de la escuela política de Bosch aunque no en toda su ortodoxia, pero sí en aquello esencial como la unidad, el buen gobierno y la transparencia pública. Y si no resultase así (por ambiciones mas que por aspiraciones), entonces, mejor recojamos…

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