Primera Línea de Defensa en las Relaciones entre los Estados

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EL AUTOR es diplomático de carrera y consultor internacional- Reside en Santo Domingo.

Definida a menudo como la técnica y el arte de establecer entre los Estados “relaciones fecundas y pacíficas”, la diplomacia también está “enfocada” al
esencial servicio de los intereses de la nación, que incluyen preminentemente su fiel defensa y debida promoción, pero igualmente es necesaria para la
consecución de sus legítimas aspiraciones.

En los actuales niveles de superación de la “Comunidad Internacional” la guerra “no tiene encaje” en el ordenamiento jurídico internacional -es más, el recurso a la misma está expresamente prohibido en el artículo 2.4 de la Carta de la ONU- de manera que la utilización de las armas solo está permitida -en el marco del Capítulo VII de la Carta- para la legítima defensa, de modo individual o colectivo. Y esto, en los términos estrictos que establece el artículo 51 de la Carta: ataque previo armado y “hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y seguridad internacionales”. Asimismo, las medidas tomadas por los Miembros en el ejercicio del derecho de legítima defensa “serán comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad”.

De acuerdo al artículo 39 de la Carta, el Consejo de Seguridad es el órgano encargado de adoptar las medidas conducentes a eliminar las amenazas a la paz y seguridad internacionales, el quebrantamiento de las mismas, o calificar un acto de agresión.

Acciones que se enmarcan en la primera línea de defensa de los Estados.

Las ejecutorias de carácter diplomático que los Estados emprenden a través de sus representantes, inequívocamente deben ser “la primera línea de defensa” de los Estados soberanos.

El procedimiento por antonomasia de la diplomacia es la negociación. Esta última, como instrumento de acción, ha resultado ser el medio diferenciador que caracteriza a la diplomacia como distinto de otros medios (posibles) de acción exterior, como podría ser el uso de la fuerza (Martínez Morcillo).

En el mismo contexto, el Estado soberano se caracteriza por no depender de ningún otro orden jurídico estatal, ni de ningún otro sujeto de Derecho
internacional, “dependiendo solo del Derecho internacional” (J. Barberis). La soberanía, apunta Carrillo Salcedo, “se nos muestra como un principio del Derecho internacional, símbolo del hecho de que este último opera sobre la base de la coordinación entre los Estados y no de subordinación entre los mismos, y su esencia consiste en el derecho a ejercer las funciones de Estado en un plano de independencia e igualdad respecto de los otros Estados”. Recuérdese que “el principio de no intervención” es uno de los principios derivados de la noción de soberanía y, al mismo tiempo, un límite a la misma (como señala la Corte Internacional de Justicia en su Sentencia del 27 de julio de 1986, recaída en el asunto de las actividades militares y paramilitares en contra de Nicaragua).

Sin embargo, “el ejercicio de las competencias del Estado respecto de todas aquellas personas (nacionales y extranjeros) que se encuentran bajo su
jurisdicción, aun perteneciendo en principio al ámbito reservado de actividad estatal, debe respetar las reglas del Derecho internacional…” (Díez de Velasco). Debe resaltarse, siguiendo el enfoque central de este trabajo que en la primera línea de defensa de un Estado es fundamental el rol que juega la denominada diplomacia preventiva, tal como se explica a continuación.

Desafíos en la diplomacia preventiva.

El ejercicio de la diplomacia preventiva ha resultado ser conveniente en todo tipo de situaciones de carácter conflictivo. Al respecto, se tendrá presente que, como necesario preámbulo para el inicio de las estrategias de la diplomacia preventiva, debe irse creando, metódicamente, la conciencia de que “deben evitarse las actuaciones precipitadas y agresivas”, lo que resulta consonante con la implementación de la necesaria “cultura de prevención” en el marco de la efectiva implementación de esta modalidad de ejecución de la diplomacia”.

Para alcanzar el objetivo de la diplomacia preventiva, que consiste en esencia en “evitar una crisis”, suele ser necesario tener en cuenta tres acciones
específicas: tratar de establecer un clima de confianza mutua entre las partes en controversia (potenciales, actuales o pasadas), mejorar los sistemas de investigación y reforzar los mecanismos de alerta temprana encargados de determinar la existencia, o no, de una amenaza a la paz y seguridad
internacionales. En casos extremos, si la situación lo requiriera, se actuará conforme a la Carta de las Naciones Unidas que prevé otras diversas formas de proceder.

Para H. Schneider, la solución de conflictos implica algo más que ejecutar efectivas acciones diplomáticas, es imprescindible una consistente tarea que
cuestiona a “toda la organización”, las formas de trabajo, la ética y la indelegable eficacia de la cooperación internacional e igualmente el fortalecimiento de las instituciones que garanticen la justicia y equidad, tanto en el orden interno como en el internacional.

Procede precisar , que existen dos temas que determinados tratadistas vinculan, de algún modo, a la diplomacia preventiva, como son: las denominadas “acciones preventivas” y el llamado “derecho de injerencia”. Este último, de decisión colectiva, en los casos de vulneración de la paz y seguridad internacionales, violaciones a derechos humanos y atentados contra la democracia. Ambos temas, por sus diferencias esenciales con la diplomacia preventiva serán tratados en artículos posteriores.

Debe recordarse como referencia histórica, que el término diplomacia preventiva fue acuñado por Dag Hammarskjöld, segundo en ocupar la Secretaría General de la ONU. No obstante, fue mediante el “Programa de Paz” propuesto en 1992 por el entonces Secretario General de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, cuando el concepto adquirió importancia a escala global.

En el orden práctico, cabe insistir que la Carta de la ONU, establece que uno de los propósitos y principios de la misma es el compromiso de resolver las controversias por medios pacíficos y la determinación de que las generaciones venideras salgan del flagelo de la guerra. A tal fin, dedica el Capítulo VI al “Arreglo Pacífico de Controversias”, enumerando en el artículo 33 una serie de medios que podemos clasificar en políticos (la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección) y jurídicos (el arbitraje y el arreglo judicial). Los Miembros son libres de elegir el que consideren más oportuno, no obstante, el Consejo de Seguridad podrá instar a las partes a que arreglen sus controversias por dichos medios. El Consejo de Seguridad desempeña un papel esencial en el apoyo a las medidas preventivas y se ha centrado históricamente en la gestión de crisis inmediatas y conflictos a gran escala.

La coyuntura mundial actual demuestra inequívocamente que los países no pueden gestionar los riesgos por sí solos. Únicamente se puede tener éxito si se trabaja al unísono. El multilateralismo no es, por tanto, opcional. Es el vehículo más eficaz, ya sea regional o global, para lograr los objetivos de paz, desarrollo sostenible inclusivo y derechos humanos para todos.

El papel de la diplomacia debe ser el de aliviar las tensiones antes de que desemboquen en conflicto o, si el conflicto estalla, actuar rápidamente para
contenerlo y resolver sus causas subyacentes. Por este motivo, la diplomacia preventiva es fundamental para respaldar los esfuerzos de la ONU en ayudar a solucionar las controversias. Conviene resaltar que el 12 de diciembre de 2018, la Asamblea General aprobó el establecimiento del 24 de abril de cada año como el Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz. En ese contexto, la Asamblea General invitó a todos los Estados Miembros, observadores y organizaciones de las Naciones Unidas a difundir las ventajas del desarrollo sostenible, la paz y la seguridad y los derechos humanos, así como de defender y preservar los valores del multilateralismo y la cooperación internacional, que son la base de la Carta de
las Naciones Unidas y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Es oportuno destacar que al referirse al uso de armas nucleares António Guterres, actual Secretario General de la ONU, ha afirmado que: "Se ha formado una red de acuerdos e instrumentos para prevenir el uso de estas armas singularmente destructivas y, en última instancia, para eliminarlas. No obstante, ese marco ha permanecido inactivo durante décadas y está empezando a erosionarse. El potencial de que se lleguen a utilizar las armas nucleares, ya sea de forma intencionada, por accidente o como resultado de un error de cálculo, es peligrosamente alto". “Temas mundiales como el cambio climático, las tensiones geopolíticas, las crisis humanitarias y migratorias son cuestiones transversales que, por tanto, involucran
a las naciones, sus valores e intereses y requieren atención y acción colectiva; así como los avances tecnológicos que también tienen un impacto en el panorama político y socioeconómico y en las relaciones entre los Estados”, sin perjuicio del imprescindible rol que juega el multilateralismo en las crisis sanitarias y pandemias como se ha comprobado en los tiempos actuales caracterizados por la profunda incidencia de los efectos negativos y medidas nacionales y colectivas contra el COVID-19.

NOTAS FINALES.-/

En la dinámica actual de la política internacional la diplomacia se considera un instrumento insustituible, por “la validez y necesidad de observar el Derecho internacional, por sus recursos para alcanzar el entendimiento y la coexistencia entre los pueblos y naciones, por sus esfuerzos y contribuciones a la paz y su clara identidad como símbolo y ejemplo del avance de la civilización” (Quintana Aranguren/Borda/Guiron).

Constituyendo todo lo precedentemente señalado factores imprescindibles en el propósito de crear el ambiente propicio para la consecución, entre otros esenciales asuntos, de los objetivos de desarrollo de las naciones.

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El Hidalgo
El Hidalgo
3 Años hace

Manuel no hay duda como diplomático de carrera que es, sabe muy bien de la materia. Sin embargo, falla al no señalar que el Consejo de Seguridad de la ONU es y ha sido históricamente un desastre. Venezuela no me deja mentir. Maduro se ha echado a ese rico país en un bolsillo. Lo ha secuestrado de manera vil y la ONU, como inservible que son, solo reciben sus lujosos sueldos y permiten que la población se despedaze en una miseria despiadada.

José A. Ramírez M
José A. Ramírez M
Responder a  El Hidalgo
3 Años hace

¿Solo Venezuela? ¿Por qué tú no vociferas la destrucción de Afganistán, Irak, Libia y algunas zonas de Siria? ¿Qué hizo la ONU con los países citados? ¿Contribuyó la ONU con la destrucción de esos países mencionados? No te pareces que tu memoria, te estás fallando, cuando no eres capaz de mencionar el papel que por encima de la ONU, ha jugado EE.UU de invadir y destruir cualquier (Sigue)

José A. Ramírez M
José A. Ramírez M
Responder a  José A. Ramírez M
3 Años hace

país que no acepta su visión imperial contra los pueblos indefensos. La Organización de Naciones (ONU), hace tiempo que perdió su rumbo de imponer o de poner a rayas a naciones que no toman el derecho de respetar la integridad de los pueblos independientes, tal es el caso de EE.UU que su papel, es no respetar ningún acuerdo internacional que se pueda escenificar en el seno de la ONU, porque para EE.UU, (Sigue)

José A. Ramírez M
José A. Ramírez M
Responder a  José A. Ramírez M
3 Años hace

la ONU, no representa ni un ápice para las autoridades imperiales de EE.UU. Hay muchos hechos que se podrían describir por aquí, donde la ONU, no representa absolutamente confianza para muchos pueblos independientes y libres que no aceptan las intromisiones imperiales de EE.UU y de algunos países europeos que actúan al margen de la ONU, (Sigue)

José A. Ramírez M
José A. Ramírez M
Responder a  El Hidalgo
3 Años hace

¿Dime un país que Nicolás Maduro Moros, le ha hecho daños? , sin embargo, a Venezuela, sí muchos países, han contribuido con destruir a Venezuela, inmiscuyéndose en sus asuntos internos con el padrinazgo de EE.UU y la entelequia Organización de Estados Americanos (OEA), en la dirección de un tal Almagro y los países del llamado Grupo de Lima, brazo armando de la política imperial con sello de USA.