Presentan documental sobre tensión en frontera de Haití-RD
MIAMI — El cineasta colombiano Juan Mejía Botero se sumergió en el tráfico del carbón vegetal en la frontera haitiano-dominicana y se encontró con otros conflictos que tienen mucho que ver con la línea de denuncia social que ha seguido en sus más de 15 años de trayectoria como documentalista.
El director de “Muerte por mil cortes”, que se presentará el sábado 11 de marzo en la trigésimo cuarta edición del Festival de Cine de Miami, dijo en una entrevista con Efe que este largometraje, el primero de tema medioambiental que hace, le enseñó la “complejidad” de estas problemáticas.
“Se debe lidiar con la situación económica de la población que vive del tráfico de carbón vegetal, con las políticas de ambos países y la voluntad de buscar en realidad una alternativa”, explicó.
Este antropólogo bogotano, que ha tratado en sus producciones el desplazamiento forzado, conflictos étnicos y violencia a cargo del Estado en Latinoamérica y el Caribe, precisó que los temas ambientales “no se pueden separar de los económicos y políticos”.
Mejía Botero dijo que el largometraje, ideado por el ambientalista estadounidense Jake Kheel y producido por Ben Selkow, comenzó como un tema ecológico al que se fueron sumando sin pensar problemáticas económicas y de tensión racial y migratoria propias de las fronteras.
El documental parte del asesinato a machetazos de Eligio Eloy Vargas, un guardabosques dominicano del Parque Nacional Sierra de Bahoruco, un crimen que desentraña la deforestación masiva de esta reserva para la producción ilegal de carbón vegetal y evidencia también la xenofobia en la frontera.
Mejía Botero precisó que tanto haitianos como dominicanos están involucrados en la explotación ilegal del combustible, algunos de ellos haciendo el trabajo arduo y mal recompensado de la producción, y otros a cargo del tráfico, con más dinero y poder, que se llevan el grueso de las ganancias.
Como codirector, Kheel aportó su experiencia de más de diez años como directivo de dos organizaciones ecológicas en República Dominicana, donde ha sido testigo de los retos sociales y ambientales en este país caribeño y el riesgo de irse a un conflicto con Haití.
Ambos directores señalaron que durante la realización del documental fueron constantemente confrontados por las tensiones y diferencias entre ambos países, pero también fueron testigos de los profundos lazos que comparten.
“Son también lugares de similitudes, un país se mezcla con el otro en la frontera, y aunque hay tensión hay sinergia también”, manifestó Mejía Botero.
Puso como ejemplo que en los pueblo haitianos de la frontera escuchan la bachata, y en los dominicanos consultan a los brujos y siguen ceremonias y tradiciones haitianas.
El colombiano, quien trabaja en la productora Human Pictures, enfocada en temas de derechos humanos y justicia social en la región, destacó el trabajo de investigación y producción que realizaron en la frontera de Haití y República Dominicana durante más de cinco años.
“Todo lo que hacemos tiene que llevar a una transformación personal y social, a un cambio”, explicó Mejía Botero.
El director, que estudió antropología, estudios latinoamericanos y cine documental en EE.UU., contó que comenzó a interesarse en la cine tras un viaje a Perú, Brasil, Chille y Ecuador en el que realizó vídeos sobre talleres comunitarios como parte de una beca.
Ese año Mejía Botero sintió que tenía que hacer la “antropología más palpable y más abierta al público en general” y comenzó a trabajar en documentales sobre derechos humanos y temática sociales.
Tras su ópera prima, “Desterrados” (2008), sobre el desplazamiento forzado de comunidades negras en Colombia, Mejía Botero ha realizado “¿Independencia para quién?”, “La lucha por la tierra”, y “La toma”, esta dirigida por Paola Mendoza, entre muchas otras producciones.
“Muerte por mil cortes”, su más reciente producción, a cargo de Participant Media y documentales Univisión, fue galardonada en 2016 con el Gran Premio del Jurado del Festival Internacional de Cine de Seattle (EE.UU.) y el Premio de la Audiencia del DOC NYC, festival de documentales de Nueva York.
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