Plan en el PRM para ganar después del 7 de Octubre 

«No hay que pelear, hay que incluir a los distintos aliados y compañeros, porque es mejor 50 por ciento del todo, que 100 por ciento de nada, el 50 por ciento de todo, que es bastante, es lo que el país necesita, para progresar sin peleas. HIPÓLITO Mejía, Sept 2019.

Espero oír esto el día 7: “Todos ganamos en el PRM.  Luis e Hipólito, se repartirán las responsabilidades del gobierno de unidad nacional, asignando sus equipos a los ministerios donde tienen mayor experiencia y eficiencia, además gobernaremos con aliados haremos un equipo de Gobierno cohesionado, que dará estabilidad, fuerza y el impulso que necesita R.D.

“Necesitamos que cada uno en PRM se sintiera cómodo en su área para que pudiera dar lo mejor de sí mismo, y acordamos plan, estamos muy unidos el viejo y el joven del PRM y la base de cada tendencia tendrá que vivir aceptando que no será un gobierno, ni de Luis, ni de Papá, excluyente, será de todos, junto a los aliados y uno que otro de la oposición”

Ahora, qué debemos definir antes de felicitarnos, todos.

1ro que la confianza no se negocia, la confianza se construye… o se destruye.
Un gobierno de coalición –o la versión sucedánea de gobierno de cooperación– no es, estrictamente, un contrato como conocemos en la vida cotidiana. Aunque es indudable que ponerse de acuerdo en el qué, para qué, para quién, cuánto, cuándo y dónde ayuda a definir el quién y cómo. Una coalición es una cuestión de confianza política y personal.

Mis humildes ideas que quiero compartir:

«Si los líderes que negocian el acuerdo no trabajan para construir confianza interpersonal, es evidente que el gobierno de coalición no será posible. Nadie mira hacia delante si está, en todo momento, pendiente de la traición o deslealtad que, por detrás, amenaza y que, de alguna manera, anticipa, espera y sospecha.
La coalición no necesita afecto, pero sí empatía.
No necesita uniformidad, pero sí coherencia.
No necesita disciplina, pero sí respeto.
No necesita sumisión, pero sí corresponsabilidad.
Salomónicamente, sugerir H20 primeros dos años y por enfermedad, cansancio, o acuerdo, Hipólito traspasar a su vice Luis, los restantes dos años, no es inconstitucional, pero la base quiere el todo y no comparte la idea. Qué pena.
Ahora, un gobierno de coalición entre el PRM y PLD es la opción favorita de los ciudadanos, para Mayo 2020, pues temen a una aplanadora con cancelaciones masivas y eso no sucederá. Se revisarán sueldos y dobles funciones, pero dejar sin empleo a la gente, no debe ser la solución.

No hay alternativa a esta fórmula y la repetición de las elecciones no alteraría –probablemente– el resultado en 1ra, o 2da vuelta.

Además de suponer un grave descrédito político para sus principales protagonistas, con un escenario indeseado para la mayoría de los ciudadanos y que conllevará a un seguro aumento de la abstención electoral.
Entonces, ¿por qué resulta tan difícil formar un gobierno de coalición?

1. La CULTURA POLÍTICA
La coalición es una cultura política. En cuarenta años de vida democrática no hemos tenido ningún gobierno de coalición. Esta fórmula, muy extendida en el ámbito autonómico y municipal, por no hablar del europeo, no ha dado el salto a la política nacional.
Los líderes políticos se han educado en una cultura donde pactar significa doblegarse ante el rival, en vez de encontrar un equilibrio que permita representar la pluralidad de opiniones y opciones políticas que ha escogido la ciudadanía y que se expresan en un programa compartido y una sólida y solvente mayoría parlamentaria.
Así, aunque la ciudadanía parece reticente a volver a conceder las holgadas mayorías del pasado impuestas por EPD Joaquín Balaguer, y se muestra abierta a las coaliciones, creo que aun, los líderes todavía no están dispuestos a compartir el gobierno.

2. El COMPROMISO
La coalición es compromiso. La legislatura ha de ser necesariamente una legislatura de negociaciones y compromisos continuos.
Los números obligan a geometrías variables, amplias y múltiples, además de no pocos asuntos de Estado que exigirían mayorías reforzadas, más allá de la investidura o de la coalición de gobierno o parlamentaria.
Un gobierno de coalición es, precisamente, un compromiso al más alto nivel, en el que sus miembros se comprometen a unirse en la diferencia para garantizar el funcionamiento de un proyecto acordado.
Ninguna fuerza política puede aspirar, en estos momentos, a aplicar unilateralmente su programa (la aritmética no lo permite). En este contexto, el compromiso no debe verse como un fracaso, sino como un paso necesario para un gobierno eficaz y estable.
Compromiso solidario y mancomunado. Es decir, los errores no son del socio político, y los aciertos de mi facción.
Un gobierno es solidario, o no es gobierno.

3. RESPETO.

La coalición es respeto. No hay relación más cercana entre fuerzas políticas que con un gobierno de coalición, y no hay relación sana, duradera y estable que no se base en el respeto. En las últimas semanas se han cruzado descalificaciones y acusaciones entre ambos bandos, y los líderes parecen no ser conscientes de que el período del desgaste negociador tiene consecuencias a largo plazo.
Sin respeto, no hay gobierno de coalición.
Pero aún más, sin respeto puede no haber ni apoyos puntuales.
El posible pacto no restaurará la desconfianza que está germinando entre líderes, equipo, partidos y proyectos.
Si se quiere una coalición hay que parar las acusaciones públicas.

4. CONFIANZA

La coalición es confianza. Un presidente debe confiar en su equipo, en sus ministros, para que el gobierno funcione correctamente.
El PLD teme que una coalición con PRM termine siendo un gobierno de la división, y no quiere tener que hacer frente a disputas internas provocadas por los intereses políticos de sus miembros, por legítimos que sean.
PLD sospecha que el PRM aprovechará el difícil escenario parlamentario para desviarse del proyecto acordado y quiere garantizar la influencia en el gobierno mediante algún cargo relevante.
Eso debe negociarse.
Un gobierno de coalición no es un contrato, es, ante todo, un pacto basado en un entendimiento de la cultura política, el compromiso, el respeto y la confianza. Solamente después de lograr establecer esto será posible hablar de un programa y unas responsabilidades compartidas.
Dime cómo negocias y te diré cómo gobernarás. Esto es lo que está en juego tanto si acuerdan, como si no.
Puede haber acuerdo, pero, de seguir así, nacerá ya con la semilla de la ruptura germinando aceleradamente.
Los líderes deben explicar qué ruta tomaran, si unidad, o yo aplasto al otro y quítate tú, que vengo yo.
Creo, al final del día, que ganará Luis, compartirá todo con papá y los otros y hará una coalición para negociar con PLD y aunar esfuerzos congresionales para el bien del país. johnnysanchez1147@yahoo.com

JPM
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