Periodismo, academia y realidad (2 de 2)
El periodismo, como lo proclamó el laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez (Premio Nobel de Literatura 1982), «es el mejor oficio». ¿El mejor oficio? La respuesta no hay que darla en este momento.
Pero sí quiero dejar claro en esta segunda entrega, que mi caro amigo y colega Rafael Peralta Romero, en su florido discurso con ocasión de ser asentado en la Academia Dominicana de la Lengua, debió dedicarle unas «especiales líneas», bien ponderadas -con precisas explicaciones académicas- , al importante segmento del periodismo. En concreto, al periodismo que se trabaja en República Dominicana.
En varios de mis libros insisto que en nuestro país contamos con periodistas talentosos y de capacidad incuestionable. ¡Ahí está la viva historia, en positivo, del periodismo local!
Reconozcamos que ahora estamos en el tiempo de la alta tecnología. En la etapa de la llamada modernidad en la que el periodista, además de dominar los básicos elementos de la redacción, tiene que ponerse acorde con los imparables avances tecnológicos y de la digitación. Evitar “perderse” en el camino del conocimiento del nuevo periodismo.
Dominar la principal herramienta -se trata de una redacción límpida- es indispensable para el éxito de todo profesional del periodismo.
Hay que redoblar el esfuerzo profesional. Seguir por el sendero correcto del buen escribir y del buen hablar. Del buen hablar que deben dominar quienes trabajan en programas de radio y televisión.
Los periodistas -y este es un aspecto que hay que asimilar al ciento por ciento- deben dejar atrás el «mecanicismo». Porque el periodista tiene que escribir y hablar aplicando las normas que rigen el rico idioma castellano.
No ser mecánicos al escribir y hablar. Hagámoslo en función de la normativa que traza la elemental gramática española. Es simple cumplir con esos deberes.
Las manidas frases.
Quedo anonadado con las frases manidas que con asiduidad utilizan algunos periodistas dominicanos. Son frases manidas -innecesarias, por demás- cuando escriben sus noticias.
Frases como estas: «De hecho, en todo caso, se recuerda, dicho organismo, la misma”. Estas incorrecciones no solo se deslizan en crónicas, reportajes y análisis que publican los periódicos dominicanos. También las observamos en los periodistas que trabajan en noticiarios de televisión y en programas de radio.
El espacio no alcanza para más anotaciones. Por ejemplo, señalar los errores que se comenten en la acentuación de las palabras, entre otras barrabasadas periodísticas.
JPM

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