Para contar, no contemos con esa Junta

La conducta de la Junta Central Electoral (JCE)  se ha hecho acreedora de la desconfianza pública producto de su accionar sospechoso  y actitudes prejuiciadas que la descartan en primera instancia para arbitrar un proceso comicial justo y equilibrado, como todos aspiramos que sea el próximo torneo electoral a celebrarse en el 2020.

Por lo mismo, mueve a interrogantes sobre la idoneidad del organismo electoral la extrema complacencia, contubernio y sometimiento a la voluntad del gobierno, la parcialidad y obediencia ciega a los dictados del danilismo, y su nuevo PLD,quienes no ocultan los niveles de complicidad existente entre Junta-Gobierno.

La actitud reactiva y negacionistaen vez de preventiva y correctiva frente a las demandas de que atienda oportunamente las denuncias, impugnaciones y recursos  que se le interponen a la JCE para salvaguardar la pureza del sufragio y combatir el fraude electoral, descalifican a este organismo para llevar a feliz término las próximas elecciones del año venidero.

Todos hemos visto que la JCE solo actúa en base a hechos consumados conforme a la línea de que ‘el palo dao ni Dios lo quita’.

A juzgar por sus acciones, tal parece que dicha institución electoral se ha convertido en un Comité Político del nuevo PLD, donde solo falta que se pongan sus gorras moradas y enarbolen una bandera del mismo color. Pero es obvio que mejor prefieren disimularpara disfrazar las apariencias.

El pueblo, que no es tonto, ya ha comenzado a ver con ojeriza y a cuestionar el comportamiento de la entidad organizadora de las elecciones, o más bien, desorganizadora, en virtud de que no se rige por un orden lógico y legal que garantice la pureza y la transparencia de los resultados de las votaciones.

Frente a la cuestionable sumisión y prosternación de la Junta Central Electoral, hay quienes, como el Partido Revolucionario Moderno (PRM), juegan a la política del avestruz, escondiendo la cabeza en la arena para no ver la realidad ni el peligro que se avecina. Creen que como la maniobra gubernamental, en complicidad con la Junta, no se focalizó en contra de ellos durante el pasado proceso del 6 de Octobre, pero sí en Leonel Fernández, están a salvo de la “guillotina” que le espera ante la evidente determinación del gobierno de imponerse contra viento y marea para retener el poder.

Para  los perremeístas que piensan que a ellos les irá mejor que como le fue a Leonel, a manera de reflexión vamos a citar las palabras del poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brech: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas/guardé silencio/ porque yo no era comunista./ Cuando encarcelaron a los socialdemócratas/ guardé silencio/ porque yo no era socialdemócrata./ Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas/ no protesté/ porque yo no era sindicalista. /Cuando vinieron a llevarse a los judíos/ no protesté/ porque yo no era judío. Cuando vinieron por mí/ no había nadie más que pudiera protestar.”

Si para muestra basta un botón, de hasta dónde están dispuesto a llegar el oficialismo del nuevo PLD con tal de no soltar sus privilegios, observen la amenaza velada e intimidatoria del ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, cuando dijo este lunes que cualquier situación que se dé en las elecciones municipales y congresuales será responsabilidad de aquellos que exigieron que se vuelva al formato del voto manual en el país.

“Si sucedieran los desórdenes y los problemas que pueden suceder, las vidas que puede costar eso, serán los responsables, porque ha sido una tozudez por querer manchar un proceso, por desacreditar una Junta Central Electoral”, amenazó Peralta. A buen entendedor, pocas palabras. Todos estamos advertidos, y debemos ponernos en sobre aviso para que esas palabras siniestras no se conviertan en profecías autocumplidas.

En tanto, La Fuerza del Pueblo no abandonará la lucha por hacer de la Junta Central Electoral una entidad diáfana y confiable, donde la voluntad del ciudadano no sea burlada, y que los votos bien contados sea los que decidan el ganador, y no los manejos truculentos, irregulares y antidemocráticos que tengan el concurso del árbitro del proceso.

Y además, ya hay que pasar de las palabras a los hechos. Hay que empoderar a la comunidad internacional sobre la situación político electoral que vive la República Dominicana, dada la ausencia de árbitros imparciales debido a la visible genuflexión de nuestras autoridades electorales y del sistema de justicia al poder de turno y que pone en juego la institucionalidad del país. Quizás la combinación de la presión internacional con la presión nacional consiga que la Junta rectifique su errático camino que conduce a la ilegitimidad de sus actos.

La pasividad e inacción de la autoridad electoral ante muchas situaciones que constituyen malas prácticas electorales,  que  minan la integridad,la equidad y la transparencia del proceso electoral, solo fortalecen la idea de que existe una clara parcialización en sus actuaciones que la incapacitan para administrar las elecciones del 2020 en todos los niveles. Y eso, no se puede permitir. La democracia o puede perecer!

JPM

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