OPINION: Exportaciones personales

El potencial económico que tienen las relaciones diplomáticas con la República Popular China, es, como dice nuestro eslogan turístico, inagotable.

Una economía china con casi 1400 millones de consumidores, o sea, la quinta parte de la población mundial, es algo que no se podía seguir ignorando.

Ante esta increíble oportunidad comercial que se nos presenta,  tenemos que enfocarnos en lo que somos más eficientes y comenzar nuestras relaciones en ese segmento de la economía, en el ínterin,  seguir preparándonos para insertarnos en otras áreas.

Es innegable que el crecimiento económico de nuestro país en los últimos años ha sido constante.  Una de la más importante patas de la mesa económica ha sido el turismo.

En consecuencia, por ahí debemos comenzar nuestras nuevas relaciones con el gigante asiático.

Que los chinos se lleven nuestros productos “puestos”. Que exportemos, a través de esos amigos orientales que nos visitarán, tostones y mangú, y no plátanos.

Muchos jugos de frutas antes que mangos, lechosas o naranjas (chinas).

En vez de exportar, ron blanco, hierbabuena, zumo de limón y azúcar, que se “abotonen” unos cuantos mojitos.

Una botella de ron, un coco y una piña, pesan mucho.  Pero se aligeran bastante cuanto usted se los lleva convertidos en varias “Piñas Coladas”

Estamos listos para exportar mucho maíz en forma de majaretes y arepas.

Las papas y las yucas podemos enviarlas con nuestros nuevos amigos sirviéndoselas como puré o fritas.

Un saco de arroz y uno de habichuelas se maneja y sabe mucho mejor cuando se troca en un sabroso moro.

Para qué complicarse la vida exportando miles de quintales de pollos, utilizando los tradicionales métodos,  si podemos hacerlo camuflados en un buen locrio.

Nuestra incipiente industria pesquera tendrían la oportunidad de crecer y expandirse si utilizamos esos turista chinos como contenedores humanos de pescados y mariscos.

Los ñames, las yautías, el mapuey,  el pecho de vaca y las costillitas de cerdo, se ven y saben mejor cuando flotan en un delicioso sancocho de siete carnes.

Son muchas las cosas que podemos exportar de forma  inmediata si utilizamos estos recipientes, llamados turistas, que comenzarán a visitarnos.

Como ñapa, comencemos a utilizar de manera eficiente a la diáspora dominicana.  Los jóvenes criollos que han vivido, nacido o se han criado en China o en Taiwán, hablan perfectamente,  mandarín, cantonés o ambos idiomas.

Entrenémoslos como guías turísticos, para que  los ciudadanos chinos que nos honrarán con sus visitas, conozcan un poco de nuestra historia, nuestras costumbres, nuestra cultura. A la vez que convertimos a nuestros guías en bilingües o poliglotas en esos idiomas.

Es hora de terminar o llevarlo a su mínima expresión,  el turismo de todo incluido.   Al cual llaman los expertos, “Turismo Chatarra”.

Como colofón podemos añadir que, a la par con el turismo, se desarrolle simultáneamente la industria aérea. En ese renglón tenemos una infraestructura que es la envidia de la región.  Solo nos falta una línea bandera.

Tocúmen, en Panamá, se ha convertido en el HUB latinoamericano.  Nosotros muy bien podríamos pasar a ser el HUB chino en Latinoamérica.

No tenemos que inventar absolutamente nada,  Solo seguir expandiéndonos en esas áreas. Si lo hacemos así, nos vamos a reír con la muela de atrás cuando en par de años comentemos:

¡Y pensar que nosotros estábamos apostando a diez millones de turistas!

CarlosMcCoyGuzman@gmail.com

jpm

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