OPINION: Diputados de ultramar para qué?
Un estudio del Instituto Nacional de Migración (INM) señala que solo en EE.UU. residen al menos 1.8 millones de dominicanos y sus descendientes, de la que el 43 por ciento nació en ese territorio.
Una población de más de dos millones de dominicanos vive en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, según los resultados de un estudio del INM después de varios años de investigación. Por otro lado, la comunidad dominicana tiene presencia en otros países latinoamericanos como Puerto Rico, Venezuela, Panamá y Colombia.
En la actualidad, se considera la Republica Dominicana como el quinto país con más presencia en Estados Unidos, después de México, Puerto, Rico, El salvador y Cuba. Por otro lado, nuestra presencia también existes en diversos países europeos, mayormente en España con más de 160,000 dominicanos.
La población dominicana en el exterior, siendo una quinta parte de la población del país y aporte de más de US$5,200 millones de dólares anuales a la economía de la nación, carecía de representación en el Congreso dominicano y por años exigió que esta representación se hiciera realidad.
En la Constitución de la República Dominicana, proclamada el 26 de enero y publicada en la Gaceta Oficial No. 10561, del mismo día de 2010, es que surge el pronunciamiento de los diputados de ultramar. Allí, en el Titulo III “Del Poder Legislativo”; Capítulo I “De Su Conformación”; Sección 2 “De la Cámara de Diputados”; Articulo 81 “Representación y Composición”; 3) Siete diputadas o diputados elegidos en representación de la comunidad dominicana en el exterior. La ley determinará su forma de elección y distribución.
Producto de la nueva Constitución del 2010, en el 2012 los dominicanos residentes fuera del país tienen siete de esos flamantes funcionarios congresuales, llamados diputados de ultramar: Rubén Luna (PRD), Aldelis Olivares (PRD), José Morel (PRD), Aurelio Moscat (PRD), Alfredo Rodríguez (PLD), Marcos Cross (PLD) y Levis Suriel Gómez (PLD), distribuidos entre Estados Unidos, Puerto Rico, Canadá y España.
Entre las propuestas de estos seudodiputados de ultramar tenemos desde cuando fueron elegidos hasta el presente han hablado de defender los intereses a sus compueblanos radicados en el exterior, de legislar para que estos no sean engañados por las compañías de bienes raíces establecidas en la isla, de cambiar la ley que prohíbe a los dominicanos llevar al país vehículos con más de cinco años de uso, de la creación del Instituto de Bienestar del Dominicano en el Exterior, el cual velaría porque los criollos tengan un retorno digno al país, asistencia jurídica, repatriación de personas de escasos recursos económicos fallecidas, así como orientación para la reinserción de los regresados al mercado laboral. Sin embargo, todo ha sido un “aguaje”, como se dice en el argot dominicano, han sido más de lo mismo, cobrar a costilla del erario público y abandonar a los dominicanos residentes en el extranjero.
Cuánto cuesta al pueblo dominicano la presencia decorativa de estos siete «come cheques» en el Congreso?, quienes desconocen cuántos artículos tiene nuestra Constitución.
El salario de un diputado de ultramar es de 330,974 pesos mensuales. Una simple operación matemática nos dice que en los 72 meses que llevan los siete diputados de ultramar ejerciendo tal función han recibido RD$23 millones 830 mil 128 cada uno, tan solo de salario. Es decir, 166 millones 818 mil 896 pesos por su “servicio” a la diáspora dominicana.
Eso no se queda ahí, los legisladores reciben RD$3 500 por asistir a las asambleas legislativas y RD$2 000 mil al acudir a las reuniones de sus comisiones, pudiendo recibir más si visitan otros espacios.
Lo irónico de las elecciones del 2012 para la escogencia de los diputados de la circunscripción numero 1 es que siendo Nueva York la región con mayor número de electores: 103, 337 para la fecha, no alcanzara uno solo de estos diputados. En cambio, Nueva Jersey, con solo 35,359 votantes se quedó con los tres diputados.
La presencia de estos congresistas en el área metropolitana ha sido nula, y en realidad nuestra comunidad no se merece que estos mercenarios de la política (Alfredo Rodríguez, Rubén Luna y José Morel) sean elegidos de nuevo, pués nuestra trabajadora comunidad necesita de representantes dignos, diáfanos y versados en las leyes dominicanas (nínguno de los diputados de ultramar es abogado) que luchen arduamente por el bienestar del dominicano en el exterior.
Diputados de ultramar ¿para qué?: para legislar en beneficio del pueblo dominicano, y en particular, para los dominicanos de la diáspora.
En mi próximo artículo presentaré mi propuesta (PDI) para que nuestra comunidad en el exterior alcance los beneficios que por años ha ansiado y que se merece.