OPINION: Alcalde Abel Martínez luce político atípico

SANTIAGO.- El alcalde de Santiago, Abel Martínez, desde que asumió las riendas del Gobierno Municipal viene aplicando un concepto que a la mayoría de políticos no le gusta, de que gobernar es “no temer tomar decisiones impopulares”.

Algunos dicen y razonan que “es una actitud arrogante (asumiendo que el representante sabe mejor que los representados que es mejor para ellos) sino también una insensibilidad democrática (pues el representante es la voz de los representados y si hay un conflicto entre el primero y los segundos, es el representante el que debe cambiar de opinión)”.

Abel Martínez gobierna para desarrollar los programas y los deseos de los gobernados, “no temiendo tomar decisiones impopulares” entre una parte de la población y grupos poderosos.

El alcalde enfrenta a quien se entrometa y dificulte el desarrollo de los programas en bases a los cuales él fue elegido.

Ordenar la ciudad, desalojar buhoneros, chiriperos, exigir y hacer que se cumpla con los tributos al municipio, quitar de las aceras los tarantines y negocios, limpiar la ciudad, no permitir que se tire basura en las calles, no es una atarea fácil, son medidas, entre otras no menos odiosas, que están siendo, como es lógico, altamente impopulares entre las bases electorales del pueblo e incluso de su partido.

Sí, es una actitud arrogante, yo diría que enormemente arrogante, que por la aparatosidad y la utilización de la fuerza policial se ve como carente de sensibilidad democrática. Pero, hay otra manera de hacerlo, al parecer no la hay dentro de este esquema social y económico que vivimos.

La mayor debilidad de este sistema nuestro es que hemos estado carente de líderes y gobernantes que apliquen el imperio, la dictadura de la ley… para todos…

Y es verdad que la función primordial de un representante político es representar a sus electores, pues es la voz de aquellos que le han elegido, pero a veces se abusa, y en nombre de esa soberanía del pueblo dejamos hacer, dejamos pasar y el caos y el desorden nos arropa.

“Ahora llegó Abel y mando a parar” … Y parece que no les importan las consecuencias impopulares de sus medidas.

Pienso que es mejor que el alcalde de Santiago busque consenso, sus medidas afectan a familias, sectores económicos formales e informales, que repercuten no solo en él, sino en el gobierno central.

Debe recordar Abel Martínez que su poder como gobernante de Santiago deriva única y exclusivamente de la soberanía otorgada a él por la población a la cual representa.

Pero, aquí no hay excusa que valga, ni quejas de ningún tipo, la población vota a un programa con el cual el representante está comprometido. Las medidas que está tomando Abel Martínez están en sus propuestas del gobierno municipal, estaban en la lista de políticas públicas en cuyas bases el gobierno local fue elegido.

Los santiagueros votaron masivamente por él. Toca quedarse quieto, fue su elección soberana.

 

Guste o no, Abel Martinez no está siendo incoherente al tomar posturas, acciones y proyectos de orden y limpieza para Santiago, aunque estén contrarias a su electorado…, porque eso fue lo que el prometió…

Pero pienso que impopularidad de las medidas se debe a la falta de comunicación entre el Gobierno Municipal, entre el alcalde, los diferentes sectores afectados y su electorado.

Las masas no entienden a las élites gobernantes, no entienden a Abel, y ha tenido que cargar en sus hombros la responsabilidad de tomar decisiones impopulares e incomprendidas.

Pero debe cuidarse Abel Martínez, por su futuro, por su imagen, ojalá que el pueblo no vea su actitud de no consenso y diálogos como un dejo de menosprecia de la inteligencia y madurez del pueblo y sus organizaciones municipales.

Cuidado si sobreestima sus dotes, creyéndose que sabe más lo que beneficia e interesa a su electorado.

Lo que se ve, lo que se ha vendido, lo que muestra la realidad de los videos en las redes sociales, lo que se dice en la calle es que Abel Martínez está tomando medidas impopulares entres los débiles, y muy populares entre los fuertes.

Medidas que éstos últimos han estado deseando tomar desde hace muchos años, y ahora, Abel Martínez la toma y beneficia al comercio local, al empresariado local, en detrimento del pueblo llano, del chiripero, del comerciante informal, que en definitiva son los más, y de la cual ha dependido esta sociedad de Santiago.

El coraje del alcalde de Santiago al tomar esas medidas, en alguna manera, disminuye los beneficios sociales, económicos de una gran franja de la población y en nada toca a los grupos poderosos de la ciudad.

 

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