Nombres que el tiempo quiere olvidar pero la historia lo impide (4)

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El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

Osvaldo Bazil: Nació en Santo Domingo, en el año 1884, hijo de un comerciante de procedencia y descendencia Holandesa, llamado Isidoro Bazil y la señora Mercedes Leiva,  quienes se establecieron  en la ciudad de San Cristóbal, donde se gestó la familia Bazil.  Nunca fue atraído por los negocios, tuvo la libertad de ser inducido por el soplo de la poesía, para colocarlo entre los ilustres liróforos de su época.

Ya a los 17 años da a conocer su primera obra “Rosales en Flor”, primacía poética que lo presenta ante el mundo lírico, en franca comunión y misión hermosa. Se dice que fue el amor imposible de la poeta Altagracia Saviñon.

Conoció en la Habana estrechando profunda amistad a Rubén Darío, a quien admiro hondamente, siendo Bazil quien compartió con el ilustre poeta de Nicaragua los momentos de mayor intimidad y más deleitable licenciosa bohemia. A este respecto escribió las obras: “Biografía de Rubén Darío” y “Las mujeres de Rubén Darío”.  

Entre los muchos escritos de admiración hacia el bardo Darío, se haya sus poemas “Los  cisnes de Rubén Darío”, “Canto a Rubén Darío” y “Rubén Darío, muerto”, publicados los dos primeros en 1907 y el último, probablemente, en 1916, año del fallecimiento de Darío.

 Bazil recibió cálidos enlentecimientos de su maestro. “Paladín de ensueños” lo llama en una presentación a Campana de la tarde. Es considerado como el gran representante del modernismo en nuestro país. Sus poemas modernistas germinaron en el poemario “Rosales en flor” en 1906, pero el libro que ciertamente lo catapultó en dicha tendencia fue “Arcos votivos” (1907).

Osvaldo Bazil viajó por todas partes; conoció el mundo de América y Europa, se involucró con la intelectualidad de la época y dio a conocer con su obra antológica “Parnaso Dominicano”, la república dominicana. Colaboró habitualmente con el periódico La Nación, de Buenos Aires.

Osvaldo Bazil

Dentro de su creación poética sobresalen las formas, becquerianas, como su “Pequeño nocturno”, sacado de un poema suyo más amplio titulado “Cadencias interiores”, escrito en 1908 y publicado en La Cuna de América en mayo de 1915, compuesto por siete cuartetas endecasílabas, asonantadas en romance, de las que ha extraído con increíble tacto los versos más acertados, tocándolo  en el “Pequeño nocturno” que es conocido.

 “En La Habana, país de su inclinación, pasó por  la honda pena de ver morir, angustiante impelido por una Enfermedad Pulmonar a su amigo y laureado aedo Fabio Fiallo”.

A pesar de sus vivencias mundanas, sus delicias y su labor literaria, su vida fue una tragedia, la soledad anidó en él hasta el soplo de su muerte. Cuando llegó el otoño a su existencia, las habitaciones de los hoteles donde solía vivir, eran el santo refugio de su cuerpo cansado. El alcohol fue el arma que minó lentamente sus entrañas, hasta causarle la muerte.

El juglar estaba hacía tiempo desengañado de la vida, en su poema “Balada de la Vida Inútil”, expresa: “y yo busco la muerte como un desprendimiento que no puede alcanzar”.

En 1946 enfermó gravemente y fue sacado del Hotel Habana por el Dr. Moscoso Puello y donde ocurre consterna su muerte. Fue enterrado en el cementerio Máximo Gómez. Posteriormente se creó el Instituto de la poesía “Osvaldo Bazil”, en la ciudad de San Cristóbal. Una calle de la ciudad capital lleva su nombre.

Fueron sus obras: Rosales en flor (1906), Arcos votivos (1907), Parnaso dominicano (1915), Parnaso antillano  (1916), Campanas de la tarde (1922), Movimiento intelectual dominicano (1924), Huerto de inquietud (1926), La apoteosis de las Lágrimas (1926), Vidas de iluminación (1932), Cabezas de América (1933), Relicario del alma (1936), Una conferencia del señor Osvaldo Bazil (1938), La cruz transparente (1939), Tarea literaria y patricia (1943), Santo Domingo y su Jefe, Remos en la sombra (1946).

JPM

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Jose
Jose
1 Año hace

Excelente.