No al sobre endeudamiento
Preocupante y negativo son los actuales niveles de endeudamiento interno y externo, consumiendo una amplia parte del Producto Interno Bruto de RD, así como la carencia de empleos formales y la falta de un plan específico del gobierno para lo que es el incremento de la inversión extranjera y nacional. Consejos y ejemplos sobre lo malo de seguir ese curso, se dan a diario y es el reto nacional que todos debemos afrontar desde hoy. Por ejemplo, si analizamos el caso argentino con los default y la reestructuración de su deuda, se nos pone de manifiesto, el rumbo que podemos tomar en RD, si seguimos el ejemplo de sobre endeudarnos. Hoy debemos sólo de los Soberanos, US$5,175 millones, sin contar a PetroCaribe, ni las deudas, eléctricas, bi y multilaterales, 90% heredadas del genio de Villa Juana. Es que a dos líderes de partidos mayoritarios, apellidos Fernández, explícitamente, Leonel y Cristina, aspirantes a volver y mantenerse, les gusta endeudarse y gastar, y más si es con dinero prestado, o ajeno. Poder usar una estrategia como la usada en RD, cuando la deuda dominicana, en un movimiento poco publicitado, fue comprada por grupos financieros y el Gobierno Dominicano, por el 10% de su valor en la renegociación con el Club de Paris, donde la deuda bilateral y soberana se reconoció al 25% de su valor, representando una ganancia de 150% para oportunistas, podría ser un plan a largo plazo, para los países atrasados en pagos. Dudo, eso se vuelva a repetir. Miré la historia imparcial de Argentina. Contado por argentinos. «Las conversaciones entre dos bancos norteamericanos (J.P. Morgan y Citigroup) y los fondos buitre para comprar la deuda, es lo último para buscar una salida, autorizado por el juez Griesa de USA. Esos bancos tienen en su cartera muchos bonos argentinos. El default podría afectar sus carteras, como afectará las tenencias de la Anses, (Administración Nacional de la Seguridad Social) que también tiene gran cantidad de bonos argentinos. No es un problema sólo de los bancos, sino hasta de los jubilados argentinos. Nadie discute un cambio del lugar de pago. Por eso, son impracticables las teorías que proponen cambiar el lugar de pago de USA a la Argentina, sin modificar la jurisdicción judicial. Y ningún acreedor aceptará, desde ya, cambiar la jurisdicción de Nueva York sólo porque hay una sentencia que beneficia a los acreedores. Con todo, el discurso de Cristina Kirchner había manchado de escepticismo aquellas conversaciones de los bancos. La Presidenta parece entrar en guerra con bonistas hasta el final de su mandato». ¿Será así? Creo que, Cristina Kirchner encontró en el juez Thomas Griesa al enemigo que estaba necesitando para una guerra en serio. Bueno para ella, pésimo para el país. En verdad, Griesa esperó durante seis años que la Argentina arreglara sus deudas y aceptó en el camino muchos pedidos del gobierno de Cristina Kirchner. Declaró inembargables, por ejemplo, los fondos de la Anses, aun después de la estatización de las AFJPensional, e interpretó que no se podían embargar las reservas del Banco Central luego de que se cambiara la ley orgánica de la entidad para convertirla en una agencia del poder político. El Gobierno llegó a la sentencia de Griesa empujado, en verdad, por sus propios errores. Ya en el prospecto del canje de 2005 se aclaraba que el gobierno de Néstor Kirchner usaría tantos recursos para pagar los intereses de la deuda como para comprar los bonos que no habían entrado al canje. Nunca lo hicieron. El Gobierno repite que los fondos buitre compraron los bonos «a precio vil». ¿Por qué, entonces, no los compró el Estado argentino a ese mismo precio? ¿En qué batallas culturales o épicas andaba distraído, mientras los buitres compraban a bajo precio los bonos que luego llevarían a juicio? En 2008, el país pudo comprar toda la deuda en default por menos de 5000 millones de dólares. Es la deuda que el Gobierno dice ahora que podría costar entre 15.000 y 20.000 millones de dólares. En septiembre de 2008 se produjo la caída del banco Lehman Brothers y, dos meses después, Cristina Kirchner estatizó todo el dinero de las AFJ Pensiones. Los bonos argentinos defaulteados no valían nada y el Estado tenía los recursos suficientes. Aún antes, la administración kirchnerista prefirió pagarle el total de la deuda al Fondo Monetario Internacional que no estaba en default. La tasa de interés del Fondo era de sólo el 4% anual. La ideología y la necesidad política de huir de los controles del FMI relegó lo que estaba primer el Club de París, cuya deuda estaba en default y es exclusivamente con Estados, y con los bonistas que no habían entrado al primer canje. Un gusto político que terminó costando con el tiempo el juicio perdido en el despacho de Griesa. Cristina y Kicillof se enfurecieron contra Griesa porque éste no les concedió el stay, una suspensión de la sentencia que habría permitido el pago de los intereses a los bonistas que aceptaron los canjes. ¿Qué caminos les abrieron ellos a Griesa para que el juez pudiera dictar la suspensión? Ninguno. El Banco Central pudo, con recursos propios y sin pedirle nada a nadie, colocar una caución en el juzgado de Griesa, como garantía de buena fe, y abrir una negociación hasta el año próximo. No lo hizo. O hicieron algo peor: tanto la Presidenta como su ministro vapulearon a Griesa y, encima, anunciaron públicamente que no pagarían lo que ordena su sentencia. Arrinconaron a Griesa en la única decisión que judicialmente podía tomar: negar la suspensión de la sentencia. La sentencia de fondo de Griesa provocó muchas críticas en el mundo. ¿Cómo es posible que casi el 93 por ciento de los acreedores que aceptó los canjes resulte seriamente afectado por el 7 por ciento restante? El debate está abierto hacia el futuro”. El propio Fondo Monetario está trabajando en una nueva regulación para la reestructuración de las deudas soberanas. El problema de Cristina es que ese futuro no la comprende. La sentencia de Griesa ya es firme y fue confirmada por dos instancias superiores, que incluyó a la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Los fondos especulativos son antipáticos desde que Gordon Brown los llamó «buitres». Pero tienen en su poder aquella sentencia definitiva que los beneficia. Griesa evitó el viernes ordenar la ejecución de la sentencia, autorizó el pago de bonos en Europa y llamó a seguir negociando. Son las puertas de salida que el juez suele dejar abiertas, aunque estaba visiblemente molesto por el maltrato de los gobernantes argentinos. Después de todo, ¿no interviene él porque esos mismos gobernantes eligieron la jurisdicción judicial de Nueva York? Hay algo de hipocresía cuando los Cristinistas echan leña en el fuego del nacionalismo. Fue este gobierno, entre otros, el que prefirió la justicia de Nueva York para dirimir cualquier pleito con sus acreedores. Era la manera de seducir a los acreedores. Cristina Kirchner se convirtió en el segundo presidente peronista que declara, tácita o explícitamente, un default de la deuda pública. Fue también el peronismo de Carlos Menem el que endeudó al país de una manera insoportable. La dictadura militar cuadruplicó la deuda pública (de 10.000 millones de dólares en 1976 a 41.000 millones en 1983). Menem la aumentó en un 90 por ciento. Recibió una deuda de 64.000 millones de dólares en 1989 y la entregó por un valor de 123.000 millones diez años después, luego de vender todos los activos del Estado. Lo mismo hizo Leonel, en sus 12 años. Argentina a fines de 1999, necesitaba créditos a un ritmo de vértig 2000 millones de dólares mensuales para pagar los intereses de la deuda y financiar su déficit estatal. Todos los países se financian con deuda, pero ninguno vive sobre endeudado sin pasar por una crisis. La peor decisión es endeudarse sólo para pagar gastos corrientes, boroneando sin control para que no te llamen come solo o para financiar el sobreendeudamiento. El populismo es siempre una receta cara, porque sólo el dinero fácil explica la razón populista. El populismo sin chequera no existe. Pero siempre tiene una alternativa ante la adversidad: culpar a los otros (y sobre todo a los extranjeros, por ej. El FMI) de los errores que comete el propio populismo. El miedo a los efectos de una cesación de pagos de cualquier país, disparará los precios del dólar. Esa es la trampa de la deuda que no vemos. Johnnysanchez1147@yahoo.com