Momento ideal para la contraofensiva dominicana

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Precisamente ahora es el momento ideal para una contra-ofensiva mayúscula en múltiples frentes en respuesta al asalto mediático y legislativo a base de insultos injustos, tergiversaciones, y descaradas calumnias que por casi un año busca que nuestros enemigos ancestrales nos avasallen a través de nuestras propias urnas electorales, y eventualmente nos desplacen y reemplacen, dejando a nuestra cultura e identidad exterminadas de la faz de la tierra para siempre. Es precisamente ahora ese momento por la precaria y desesperada posición del principal sostén de los enemigos del pueblo dominicano. En proceso de ser sometido a la acción de la justicia por la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, y amenazado de destitución, un impopular y tambaleante Presidente Obama se arrastra al que puede ser un asalto definitori las elecciones congresuales del 5 de Noviembre, donde estará en juego el control del Senado. El Senado es crucial para su supervivencia política porque mientras los representantes actúan como “fiscales” en un juicio de destitución, son los senadores quienes “sentencian” al presidente. Por eso, durante los próximos dos meses, la prioridad de la administración Obama será tratar contra viento y marea de realizar el milagro de retener el control del Senado. Sin embargo, históricamente, las elecciones congresuales de medio término han sido devastadoras para el partido de gobierno cuando el presidente tiene una tasa de aprobación por debajo del 50%, y así resultaron cuando el mismo Obama se presentó la vez anterior con una aprobación de un 45%, y terminó perdiendo nada menos que sesenta y tres (63) escaños de representantes más 6 senadurías, y con ello el control de la Cámara de Representantes. Hoy en día su aprobación ha descendido aun más, por debajo del 40%. Para colmo, Obama es ahora un presidente que agota su último período sin opción de continuar, lo que llaman en EEUU un “pato lisiado”, que en este contexto significa algo así como un “muerto en vida” político. Por todo lo anterior, los analistas y sus modelos estadísticos auguran que en Noviembre Obama recibirá una segunda paliza electoral, en la que – además de perder nueva vez docenas de escaños congresuales – también perderá el control del Senado. En este cuadro, la contraofensiva dominicana debe empezar precisamente ahora, en tres frentes simultáneos: (1) judicial, (2) legislativo y (3) mediático/político. Frente Judicial Es perentorio que el Tribunal Constitucional (TC) – con la misma valentía que demostró al reafirmar con claridad meridiana los criterios que definen la nacionalidad dominicana a través de la sentencia 0168/13 – tome al más breve plazo, las siguientes medidas: (a) Desmantelar de arriba a abajo todo lo que se desprende del prepóstero Art. 151 de la Ley General de Migración No. 285-04 incluyendo al Decreto No. 327-13, del 29 de noviembre de 2013, que instituye el “Plan Nacional de Regularización de extranjeros en situación migratoria irregular en la República Dominicana”. Dicho artículo, y el decreto que en él se sustenta, otorgan beneficios jurídicos a un extranjero (una visa de trabajo o quizás una residencia permanente) como consecuencia directa de un hecho ilícito en progres su permanencia ilegal en el país. Además, le da puntos adicionales por la repetición o magnitud del ilícit mientras mayor el delito menor el castigo (o mayor la probabilidad de recibir un premio, que es peor aun). Mientras que les niega los mismos beneficios a quien habitando en el extranjero nunca ha violado las leyes dominicanas. Por tanto, el artículo es prepóstero, viola el principio universal de la proporcionalidad de la ley, y rompe el ordenamiento jurídico nacional. ¡Tiene que ser anulado! (b) Desmantelar por completo de arriba a abajo todo lo referente a la Ley 169-14 de naturalización en masa, por múltiples razones, incluyendo que modifica de hecho el régimen de nacionalidad, ciudadanía y extranjería de la República Dominicana, o sea, “seudo-enmienda” de hecho el Artículo 18 de la Constitución, lo cuál viola fragantemente el espíritu, si no la letra, del artículo 272 de la Constitución que para tales fines requiere una Asamblea Nacional Revisora seguida de un referendo aprobatorio. c) Declarar prima facie “nulas de pleno derecho” por violar frontal, fragante e indiscutiblemente uno o más artículos de la constitución de la República Dominicana la firma y ratificación sin las constitucionalmente necesarias reservas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y posterior reconocimiento – sin ratificación y sin las constitucionalmente necesarias reservas – de la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La Convención Americana sobre Derechos Humanos incluye en su artículo 20: “2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra.” Ese texto contradice frontal e indiscutiblemente al artículo 18 de la constitución dominicana, que no tiene excepción para los “que no tienen derecho a otra nacionalidad” cuando sus padres están “de tránsito”. Un simple tratado no puede agregar a la constitución condiciones o excepciones que esta no tiene. Si se quiere firmar un tratado en tal situación, hay primero que enmendar la constitución siguiendo el proceso que ella misma especifica, para hacerla compatible con el tratado en cuestión. Alternativamente, se podría firmar el tratado, pero con las reservas necesarias para que el texto constitucional siempre prevalezca sobre el tratado. En caso contrario, la firma del tratado es “nula de pleno derecho” como lo es “toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto” contrario a la Constitución de la República Dominicana (Art. 6, Constitución 2010). El razonamiento anterior aplica a cualquier otro tratado con texto similar. Frente Legislativo. El Congreso de la República Dominicana debe pasar una ley con efecto inmediato contra los ataques insidiosos y alevosos disfrazados de ayuda para el desarrollo. El mercenariato debe terminar de una vez y para siempre! Ningún país tiene por qué permitir a extranjeros que financien actividades contrarias al interés nacional. Otros países similares al nuestro ya han puesto en vigor regulaciones en ese sentido, que nos pueden servir de modelo. Los que abusaban de seudo-fondos de desarrollo para fines perniciosos y alevosos se han visto obligados a obedecer la ley, o fueron deshonrosamente expulsados, o han optado ellos mismos por llevarse su cacofonía de alevosía a otro lado. Igual tiene que ocurrir en la República Dominicana. Frente mediático/político Los enemigos del pueblo dominicano nos han atacado no solo con reiterados insultos, y con perniciosa desinformación y tergiversación, sino también con calumnias que ellos han seguido repitiendo incesantemente con fines coercitivos, mucho después de que sus falsedades han sido públicamente demostradas. Estas acciones premeditadas, coordinadas y colectivas violan códigos penales y/o civiles en múltiples jurisdicciones. Peor aun, solo se requiere una iota de decencia humana para entender que un país con el 40% de su población en la pobreza, incluyendo a un 10% en extra pobreza, con una tasa de desempleo de un 15% en general y 30% entre los jóvenes (y con altísimos déficit fiscal y deuda pública acumulada) no está en condiciones de absorber cientos de miles o millones de braceros inmigrantes y mucho menos hacerlos forzosamente ciudadanos. Esos in migrantes tiene que buscar otros destinos entre los casi doscientos países del mundo. Parece que algunos han olvidado que la decencia humana es prerrequisito implícito de las posiciones importantes en la mayoría de las naciones civilizadas y en sus organismos multinacionales. Ningún funcionario libremente elegido por un país u organización internacional es lo suficientemente poderoso para sobrevivir la participación en esta depravada campaña de linchamiento colectivo contra el pueblo dominicano. El pueblo dominicano es un gigante dormido. Los dominicanos somos la raíz de la hispanidad en Las Américas. Santo Domingo es la capital ancestral del mundo hispano-americano. Es también la puerta de entrada del cristianismo a las Américas, y una muralla contra el oscurantismo del vudú. Hay mucho más hispano-americanos, por todo el mundo, y todos tienen algo de dominicanos.Desplazar y reemplazar a los hispanos (o sea, a los dominicanos) de esta isla es como expulsar a los judíos de Jerusalén o a los musulmanes de La Meca. Cabe señalar que además de su herencia hispana, la República Dominicana debe su existencia al trabajo mancomunado de personas de varias etnias y razas que se unieron bajo el lema de Dios, Patria y Libertad a nuestros padres de la patria, Duarte — de ascendencia hispana europea –, Mella – de ascendencia hispana criolla – , y Sánchez, un mulato de piel oscura.Cabe destacar al italiano Giovanni Battista Cambiaso, fundador de la Armada dominicana, junto a su compatriota Giovanni Battista Maggiolo, quienes donaron a la causa dominicana sus propios navíos y su desinteresado y muy valioso servicio por muchos años, con gran efectividad. De igual manera, merece mención Joseph Marie Imbert, un militar francés quien, junto a sus compatriotas militares Pierre E. Pelletier y Achilles Michel, se encargó de organizar la defensa de la ciudad de Santiago ante el primer intento haitiano de extinguir la independencia dominicana, y continuó defendiendo la causa dominicana por muchos años. Y cómo no mencionar al héroe de innúmeras batallas Antonio Duvergé, nacido en Puerto Rico de padres franceses. Tenemos potencia más que suficiente para obligar a la impopular, tambaleante y moribunda administración Obama a utilizar sus maltrechas fuerzas para defender su retaguardia política. No solo tenemos embajadores. Tenemos también artistas y atletas reconocidísimos. Tenemos millones de dominicanos. Muchos más millones de hispanos. Y contamos con millones de estadounidenses de todos los grupos que nos han visitado, y nos siguen visitando, lo que evidencia que los hemos tratado correctamente, y ellos seguramente esperan que su gobierno nos trate de igual manera. Al mismo tiempo hay millones de estadounidenses preocupados por los problemas migratorios es su propio país, quienes verían con simpatía y empatía la posición del pueblo dominicano. Y el Pres. Obama debe por todos los medios evitar la percepción de que gobierna para el cónclave negro del congreso estadounidense, del cuál fue miembro, y no para todos los estadounidenses. En definitiva, si la Casa Blanca, en la persona del asesor presidencial Dan Pfeiffer, toma en serio la posible destitución del Presidente Obama, debería tomar con no menor seriedad el posible despertar de un gigante dormid el pueblo dominicano.

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