Margarita: otro deplorable legado de Leonel

La corrupción en las políticas públicas en República Dominicana ha dado paso a rémoras que, con ostensibles indolencias, no sólo abusan de los contribuyentes con derroches y boatos; en ocasiones, han dado muestras fehacientes de que sus activos socio-políticos, responden a pasmosas y dañinas sensiblerías. Es lamentable que las ambiciones políticas de algunos que han dirigido la cosa pública, hasta en las filiaciones de simples afectos y lazos sentimentales, nos hayan atiborrado de acciones nefandas y diversas corruptelas. Y no sólo la corrupción es “ornamento” del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo son también los desplantes e incontinencias verbales que trascienden lo ofensivo, de quienes pretenden ser nuestros mentores. La vicepresidenta, Margarita Cedeño de Fernández, encaja perfectamente en estas afrentas. Cuando habla al pueblo, demuestra que sus amagos de obras sociales, son sinecuras con etiquetas eminentemente clientelares. La dama vicepresidencial osó casi carcajear burlonamente luego de referirse a la tragedia del hospital Robert Read Cabral, y el penoso saldo de la muerte de once infantes procedentes de diversas barriadas de la capital. Como dice la tonada, en este caso, podría decirse que “esa risa no es de loco, se están riendo de mí”. Realmente en Nueva York persisten confidencias que son ciertas y valederas. Hasta el ser más despreciable de la República Dominicana, hubo de lamentarse ante la tragedia acontecida en el referido establecimiento de salud; no así, la peripatética vicepresidenta de los dominicanos. Hay que tener cuidado en la elección política de gente que parecen provenir de un entorno cuyo hontanar es arrogante, petulante, y ambicioso; con violencia de género basado en presiones económicas que, por demás, exhiben ciertos desgaire y mordacidad ante los desamparados. Si la señora de Fernández, quiso enfrentar las ejecutorias presidenciales de Danilo Medina al decir que ella hubiera “resuelto” esa desgracia, nunca, de manera torpe e imprudente, debió terminar sus pronunciamientos con un histrionismo burlón, cuando el tema principal era, por las razones o negligencias que fuesen, la muerte de once empobrecidos niños de nuestros barrios. Margarita bien pudo manifestarse como lo hizo, en otro escenario y momento, sin tomar como catapulta la muerte de once infantes, hijos de padres enclavados en nuestros cinturones de miseria. El hecho de que, en su aventurerismo político se la hayan impuesto como compañera a Medina, no es para tanto. Esa actitud la tomamos como una ofensa para con nosotros. Cuando Margarita asumió esa desafortunada pose, tal vez propia de un ser bipolar y con ciertas ligerezas; sentimos que también ofendía a nuestras madres. Era en ese hospital, desde hace mucho llamado Angelita, donde, tras cualquier dolencia, acudía nuestra madre con nosotros de manos o en su regazo. Impotente ante una burla más en perjuicio de los pobres, no podemos ser indiferentes. Y que nos perdonen sus adláteres, pero queremos decir una vez más, que Margarita es, en resumidas cuentas; otro funesto y deplorable legado de Leonel Fernández Reyna.

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios